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El sindicato policial pone un abogado al agresor

"Tiene derecho a una defensa justa, aunque condenemos lo que ha hecho", explican fuentes sindicales

Desde las 4.11 de la madrugada del domingo, Héctor Giner, el árbitro de 17 años agredido en Burjassot (Valencia), no ha publicado nada en Twitter. Su último mensaje fue escueto: “nanit”, una abreviación del “bona nit”, el “buenas noches” valenciano. Acababa de volver de una famosa discoteca de Valencia, Acuarela, donde había estado bailando con sus amigos.

Alegre, buen estudiante según sus compañeros y los profesores del instituto público en el que estudia, Héctor Giner vive en Benicalap, un barrio obrero de las afueras de Valencia. Su agresor, Alberto M. M., de 27 años, es de Salamanca y según un agente de su entorno “no tiene ningún borrón en su hoja de servicios”. Vivía con sus padres en el barrio de San José, en la capital salmantina, hasta que, según cuenta Aitor, uno de sus amigos cercanos, se mudó a Valencia hace cuatro años para entrar en la academia de policía.

Comenzó jugando en 2002 de lateral zurdo en un pequeño equipo no federado llamado Bar Paco, por ser éste quien les patrocinaba. Ángel Sánchez, hijo del propietario del bar, explica que disolvió el equipo en 2010 porque no podía mantener el patrocinio. Todos aseguran que Alberto jamás hizo nada igual. Incluso el entrenador del Mislata, equipo en el que jugaba asegura que era "un jugador ejemplar". "Desde que llegó se erigió como el padre de sus compañeros, que tienen siete años menos que él y siempre estaba de mediador, separando cuando había algún problema", explica.

El Comité de Competición de la federación valenciana ha suspendido al jugador de manera indefinida

“Esta es una liga de bares, una liga popular, donde si hubiera pasado algo con él, se habría enterado todo el mundo rápidamente porque es una liga de la que se habla en los bares, de boca a boca”, contaba ayer uno de los vecinos del barrio de Pizarrales, donde vivía cuando era más joven. Su amigo Aitor, exportero y entrenador del equipo cuando Alberto M.M. jugaba allí, asegura que sus compañeros y él están “todos extrañadísimos”. Asegura que la prensa ha magnificado la noticia y que no habría sido así si la profesión de Alberto hubiera sido otra. "Los medios de comunicación se están ensañando con él. Parece que sea un asesino y eso creo que es porque es Policía Nacional", explica.

El Comité de Competición de Segunda Regional de la federación valenciana ha suspendido al jugador cautelarmente y "por tiempo indefinido" hasta que se esclarezca el caso.

El sindicato policial en el que milita ha puesto a disposición de su compañero un abogado para asistirle en el procedimiento sancionador que ha abierto la Policía Nacional contra él. “Alberto tiene derecho a una defensa justa aunque condenemos lo que ha hecho”, explican fuentes sindicales. ¿El objetivo? “Igual que en cualquier otro procedimiento, el abogado intentará que la sanción sea lo más benevolente posible o que sea absuelto”, dicen estas mismas fuentes.

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