Navarro pulveriza al Baskonia
El Barcelona revienta al anfitrión en cinco minutos de la mano de su estrella y se planta en su cuarta final seguida tras vencer 69-80
Las gestas de Navarro no acaban nunca. Los guiones varían, los rivales también, las canchas, las competiciones. Le da igual. En la Copa, en Vitoria, ante la afición probablemente más entusiasta e incondicional del baloncesto español y frente a un equipo que va a toda pastilla desde que lo cogió Zan Tabak, el capitán del Barcelona volvió a decidir. Sus 20 puntos, sus cuatro triples, su impronta, decidieron la semifinal y le dieron a su equipo el pase a su cuarta final consecutiva de Copa.
A sus 32 años, con esa espesa y negra barba de lobo marinero, machado por las lesiones, el objetivo preferente de las protestas y las chuflas de la mayoría de las aficiones, con ese grito que se ha generalizado, “Navarro, vete al teatro”, el capitán azulgrana se ha convertido en un jugador sublime, excepcional, que sabe casi siempre cuándo y cómo abanderar a su equipo al triunfo. Volvió loca a la defensa del Caja Laboral, que no acertó a echarle el lazo.
De la mano de Navarro, con el acierto tan poco habitual esta temporada de todo el equipo en los triples (11 de 18) y con el inesperado factor adicional de un Rabaseda desatado, el Barcelona rompió el partido en cinco minutos, los primeros del último cuarto (57-69). El Caja Laboral, que hasta entonces había estado en el partido, que incluso había estado por delante en bastantes ocasiones, se quedó paralizado, por completo. Se pasó esos cinco minutos sin anotar, superado en el rebote, derretido, desacertado, sin capacidad para frenar el desplome.
Caja Laboral, 69 - Barcelona, 80
Caja Laboral: Heurtel (11), Causeur (4), Nocioni (11), M. Bjelica (2) y Lampe (15) —quinteto inicial—; N. Bjelica (10), San Emeterio (5), Cook (0) y Pleiss (11).
Barcelona Regal: Sada (4), Navarro (20), Mickeal (5), Lorbek (12), Tomic (9) —quinteto inicial—; Oleson (9), Marcelinho Huertas (4), Jasikevicius (0), Rabaseda (7), Wallace (3) y Jawai (7).
Árbitro: Arteaga, Pérez Pizarro y Jiménez. Sin eliminados.
15.085 espectadores en el pabellón Fernando Buesa Arena de Vitoria.
El Caja Laboral añoró su salida en tromba en un partido en el que se exigía marcar el paso y lo hizo con una intensidad desbordante. Ese descorche abrumó al Barcelona. Nocioni se aplicó en el cuerpo a cuerpo con Mickeal. Lo defendió con un temple marmóreo y lo descuadró en cada transición ofensiva. Con más posesiones gracias al rebote y a los robos de balón —todo al revés de cómo terminó—, el Baskonia percutió también con Causeur y Heurtel. La matraca defensiva del equipo de Tabak se reflejó en el primer balance de faltas personales, con las cuatro primeras del partido en su haber. Un mal menor, corregible. Lo que contaba es que el diapasón lo manejaba el Baskonia (16-7).
La reacción del Barcelona llegó de la mano de Oleson. El jugador de Alaska, hace menos de dos semanas en las filas del Caja Laboral, llevó por la calle de la amargura a sus excompañeros. Relevó a Navarro, se emparejó con Causeur y metió los tres triples que lanzó. Ese alarde se vio acompañado por una bajada de tensión del Baskonia cuando Tabak relevó a su tripleta exterior y dio entrada a Cook, Jelinek y San Emeterio. El Barcelona sacó cabeza por primera vez en el encuentro (28-31).
El Baskonia replicó de la mano de Pleiss y Nemanja Bjelica (37-32). Fueron los peores momentos del Barcelona, al que se le acumularon los problemas: Lorbek no anotaba; Wallace, tampoco. Y, además, no lograba atar a Nemanja Bjelica, Mickeal seguía con el contador a cero y Jasikevicius hizo una fugaz aparición en la que perdió dos balones, sumó una falta y para de contar.
El Barcelona se relanzó de nuevo y, tras el descanso, decidió que eran dos hombres básicos los que debían percutir en ataque: Mickeal y Lorbek. El marcador onduló y de un 39-43 pasó a un 53-49 tras dos triples consecutivos de Heurtel y San Emeterio. Así transcurrió el asunto hasta que, en los primeros compases del último cuarto, Navarro, Lorbek y Rabaseda —con un recital en el que demostró ser tan capaz de robar balones, como de machacar al contraataque o acertar en un triple—, noquearon a un Caja Laboral que se vino abajo con estrépito.
El equipo que comparecerá en la final lo hará reforzado por sus dos partidos ante el Madrid y el Caja Laboral, dos batallas en las que ha recuperado el ascendente que perdió en bastantes partidos del inicio de la temporada. Definitivamente, el Barcelona, ha recuperado su mejor versión en Vitoria.
“Es el Ginóbili español”
R. A. Vitoria
“Pese a lo que mucha gente diga, lo estamos haciendo muy bien en los últimos años. Ahora hay que rematarlo en la final. Después de lo doloroso que fue perder el año pasado ante el Madrid en casa, debemos desquitarnos”, resumió Navarro a pie de pista tras firmar otra de sus memorables exhibiciones: 20 puntos, dos rebotes y dos asistencias para llevar a su equipo a la final. “Habíamos sufrido mucho en la primera parte, pero en la segunda hubo un cambio vital”, explicó La Bomba.
“He tenido un poco de suerte, pero también tenía muchas ganas”, apuntó el capitán azulgrana, que disputará su cuarta final copera de manera consecutiva, en la que el Barça opta a igualar los 23 títulos con los que el Madrid lidera el palmarés de trofeo. “Es el Manu Ginóbili español. Se las das y las mete todas”, le alabó Nocioni.
“En el último cuarto hemos podido darle una vuelta de tuerca al partido. Se ha recuperado un poquito, puede moverse más rápido sin balón, para luego conseguir esos tiros abiertos. Estando muy por debajo de su mejor condición física está jugando muy bien”, analizó Xavi Pascual sobre su estrella.
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