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“Una bronca de Terry da miedo”

César Azpilicueta, lateral del Chelsea, estrena llamada de Del Bosque tras demostrar su fútbol en Stamford Bridge

Azpilicueta, en un partido con el Chelsea.
Azpilicueta, en un partido con el Chelsea.ANDREW BOYERS (CORDON)

César Azpilicueta (Pamplona, 1989) tiene cara de buena persona, sonríe con facilidad, habla pausado y se le ve contento. Como para no estarlo. Llamado a ser capitán de Osasuna, a los 20 años fichó por el Olympique de Marsella. Se rompió el ligamento externo de la rodilla derecha y estuvo seis meses fuera de los campos. El verano pasado, el Chelsea se lo llevó a Stamford Bridge y ayer llegó a Catar con la selección absoluta, que mañana jugará (19.00, Telecinco) un amistoso contra el campeón de América, Uruguay.

Pregunta. Dicen que se ha ganado a pulso lo que tiene. La suya no ha sido una carrera muy convencional, ¿es cierto?

Respuesta. Llegar a la selección siempre es difícil y más ahora, después de los éxitos obtenidos. Nunca es fácil y la verdad es que tengo la sensación de haberme esforzado, sí. Voy día a día, estoy aprendiendo mucho en el Chelsea. Todos queremos estar aquí, pero hay que hacer las cosas bien. Ahora miras atrás, te acuerdas de Pamplona, del tiempo que pasé lesionado en Marsella, y te das cuenta de que, al final, el esfuerzo siempre tiene recompensa. Me pasé tres meses en Barcelona trabajando ocho horas al día para recuperar mi rodilla.

P. Iba para capitán de Osasuna y a los 20 años le vendieron. ¿Se fue o le echaron?

R. Fue una decisión consensuada con el club. Yo tenía muchas ganas de crecer como futbolista y también como persona. Me fui con 20 años porque llegó una oferta que le interesó al club y me interesó a mí. Encontré lo que buscaba, un lugar donde crecer. Aunque no fue fácil, me costó adaptarme y además me lesioné. Pasé de un club muy familiar, de estar en casa muy arropado, a vivir solo en Marsella y, quieras o no, esa lección es para siempre. Salía del vestuario de Osasuna, que estaba lleno de gente joven, que nos conocíamos del fútbol y de la vida. En el Marsella, había mucho africanos, culturas muy distintas, un vestuario de Champions…

En Inglaterra te dan por todos lados.Hay jugadores que van a la guerra”

P. ¿Y el del Chelsea?

R. El del Chelsea es otra galaxia, es un campeón de Europa, con gente súper competitiva. En Marsella estaba bien, no quería irme por irme. Ganamos títulos, llegamos a los cuartos… no me quería ir por ir, pero llegó la oferta y era dar un paso adelante. Acerté otra vez.

P. Mata cantó La Macarena para superar la novatada en el vestuario. ¿Y usted?

R. La raja de tu falda, de los Estopa.

P. ¿Ya le han puesto mote?

R. A la fuerza, nadie sabía decir Azpilicueta, demasiado complicado. Me llaman Dave porque dicen que me parezco a uno de no sé qué serie. Y con Dave me he quedado.

P. ¿Da miedo Terry?

R. Hombre, al principio un poco sí, la verdad. Una bronca suya en el campo asusta, pero es muy buena persona. A los nuevos nos ayuda mucho y a mí, en particular, en el campo, me corrige, me avisa... Tiene galones. Y se le tiene mucho respeto. Con David Luiz hay más bromas, es el más divertido.

P. Ha mencionado dos veces la lesión, da la sensación de que la tiene muy presente.

R. A veces todavía me vuelve la imagen. Salté y me rompí al caer. Sabía que me había hecho mucho daño desde el primer momento. Aprendí mucho de aquella situación, ahora me cuido mucho más. Recuerdo, al principio sobre todo, la impotencia de no poder disfrutar de lo que tenía. Me cambió el valor de las cosas. Antes me daba pereza levantarme algunas mañanas para ir a entrenarme y ahora disfruto de cada minuto del trabajo, cada entrenamiento es un regalo.

P. ¿Es tan duro el fútbol inglés como parece?

R. Sí, te dan por todos lados. Son jugadores muy fuertes, los hay que van a la guerra. Pero es bonito. Es súper intenso. Muy exigente, me gusta. Además, es un futbol súper organizado, da gusto. Sabes siempre a qué hora juegas con mucho tiempo, los clubes están saneados económicamente, hay muy buenas estructuras, los campos son preciosos… está muy bien. Yo de pequeño veía la Champions y ni me lo planteaba. Yo quería jugar en Osasuna. Cuando estuvieron a punto de bajar a Segunda B no me perdía un partido.

P. ¿Y quién era su ídolo?

R. Figo. Ahora me fijo siempre en el lateral derecho, pero de pequeño me gustaba Figo porque yo jugaba de extremo. De lateral me puso el Cuco, aunque de cadete alguna vez David García, y Martín Monreal, en el promesas, también en algún partido. Pero fue Ziganda el que me dio la confianza de jugar de lateral en Primera.

P. En la izquierda jugaba Monreal y en la derecha usted. Hoy están juntos en la selección.

R. Estamos muy contentos, el día antes le felicité por el fichaje por el Arsenal y al día siguiente me llamo él para felicitarme. Con 18 años, en Osasuna, pensar que nos encontraríamos en la selección es difícil de imaginar. Creo que es un motivo de orgullo para la cantera de Osasuna.

P. Les entrenó a los dos Camacho. ¿Hasta qué punto se nota su influencia?

R. Nos vino muy bien. Cuco nos hizo debutar y cuando estábamos creciendo llegó él, con su experiencia. Aprendimos mucho. No es que nos diera ningún consejo en particular, pero aprendimos mucho, nos hizo madurar en el campo porque éramos muy jóvenes y él nos avisaba de cosas que podían pasar en los partidos.

P. Usted es lateral de largo recorrido. ¿Le tiene que frenar Benítez?

R. Yo, básicamente, hago lo que me pide el entrenador. Hay veces que tienes un extremo al que marcar, un referente claro y otros, como el día de Santi [Cazorla], que se va al medio… Hay que interpretar los partidos.

P. ¿Qué le pide Benítez?

R. Es un entrenador que le gusta mucho el orden, pero en mi caso quiere que participe mucho en ataque, que suba por la banda y me encuentre cómodo. La relación es muy buena, me pide algo diferente. Cada entrenador tiene su sistema, pero me ha dado la continuidad que todo jugador desea, me encuentro muy bien.

P. ¿Qué echa de menos en Londres?

R. El sol de Marsella.

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