A falta de delanteros, centrales
A veces se diría que no está en la cancha y cuando aparece se discute si no ha ido a parar al equipo equivocado. Aunque tiene gestos técnicos desequilibrantes, no participa mucho del juego asociativo y combinativo, ni tampoco es muy fiable en el juego posicional, uno de los signos de indentidad del Barcelona. Ocurre que Cesc Fàbregas calla, aguanta y espera simplemente a que llegue el gol. Hay pocos futbolistas que sean tan concretos y adivinen cuando hay que aparecer para dejar la pelota en la red. El individualista Cesc ha funcionado muchas veces como la mejor solución para los problemas colectivos del Barcelona, sobre todo en la definición, cuando perdona o se vuelve retórico. Ante el Madrid Cesc se presentó cuando parecía incluso que había sido sustituido por su Roura.
El gol retrató a Cesc y también a Callejón y Messi. El desorden de Callejón fue tremendo hasta que fue cambiado por Mourinho. Apareció por distintas zonas del campo sin venir a cuento y en el momento que jugó el balón en su área propició la voracidad de Messi. El 10 sabe cuando hay que atacar al contrario para sacar ventaja. Anoche no dudó en acometer la jugada manejada por Callejón y mal defendida por Varane y facilitó el tiro de Cesc. El tanto constató la facilidad de los azulgrana para jugar en cancha rival y también la dificultad para salir de la propia por la presión del Madrid.
El Barcelona fue al inicio un equipo discontinuo y excesivamente vertical, circunstancia que favoreció las transiciones del Madrid. Extrañaron los barcelonistas durante un tiempo la mejor versión de Busquets y penalizaron por su falta de control del juego y las pérdidas reiteradas del balón, apreciables en futbolistas como Xavi y Pedro. El partido se jugaba más a gusto del Madrid que del Barça. Nada beneficia más al equipo de Mourinho que el ir y venir, el intercambio de golpes, el juego en las áreas, la suya y la de Pinto, muy solvente, también en las jugadas de estrategia.
El partido se jugó más a gusto del Madrid que del Barça, en un intercambio de golpes
No acertó Benzema mientras se imponía el desorden y el Madrid dio tiempo a que se corrigiera el Barcelona. Aparecieron los medios y llegó el gol de Cesc. Los azulgrana no supieron cerrar entonces el partido. Tenían el mando y suyas eran las mejores ocasiones, especialmente por parte del propio Cesc y de Pedro. Alves era un tormento para el Madrid.
A falta de delanteros, los madridistas respondieron con un remate estupendo de su mejor futbolista, el francés Varane, imperial en las dos áreas, fallón, por otra parte, en el gol de Cesc. El central corrigió las disfunciones de Carvalho, atemperó la ofensiva azulgrana y coronó el arrebato de su equipo. Varane, poderoso y autoritario cabeceó un centro precioso de Özil y puso el 1-1.
El fútbol tiene cosas tan soprendentes como que los mejores del clásico fueran precisamente los centrales y no Messi y Cristiano Ronaldo. Fallaron quienes son los mejores goleadores del mundo y sobresarieron los zagueros cuando a ambos equipos se les suponía especialmente debilitados en defensa, los madridistas por las bajas de Casillas, Pepe y sobre todo Sergio Ramos. Varane valió por todos los madridistas de la misma manera que Piqué aguantó bien al Barça. No se habló de delanteros ni de porteros, como se presumía, y por el contrario destacaron los centrales.
A la espera de recuperar futbolistas, va ganando tiempo el Madrid, detalle que favorece sus opciones de cara a la vuelta dentro de un mes en el Camp Nou. Aunque no es un mal resultado, el empate dejó un sabor agridulce para el Barça, porque ayer disponía de más recursos, se adelantó en el marcador y era favorito.
La estadística asegura en cualquier caso que al Barcelona le cuesta últimamente resolver los mano a mano con el Madrid: los blancos empataron en el estadio azulgrana en la Liga y ganaron la Supercopa. Ahora aguarda un nuevo partido en el Camp Nou y puede que, como el último, se resuelva no por el juego sino por detalles insospechados como el gol de Varane.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.