El Málaga hunde más al Mallorca

Exigido hasta el límite en el duelo copero con el Barça, el Málaga se encontró con el partido casi resuelto apenas en el primer cuarto de hora. De una falta botada por Isco nació el primer gol. El rechace cayó en el centro del área pequeña, donde Saviola descargó una volea imposible para Calatayud. Poco después, Isco dio más vuelo al Málaga.

Incomprensiblemente, con todo a favor —un 0-2 ante un rival desquiciado—, los de Pellegrini no supieron anestesiar el encuentro. Destensados, como si dieran la misión por cumplida antes de tiempo, los jugadores blanquiazules se entregaron a un peloteo indolente y permitieron una insospechada resurrección local.

El partido se convirtió primero en un desordenado toma y daca, y luego en un carrusel de contragolpes que evidenciaron el desajuste de la defensa malaguista. En el día del debut de Lugano como central, la zaga se mostró por momentos incapaz de replegarse coordinadamente ante las embestidas del Mallorca. En una de ésas, Hemed pescó con la cabeza un balón bombeado al área y Víctor batió por bajo a Caballero.

Entreviendo la posibilidad de enderezar lo que tenía pinta de fiasco total, el conjunto de Caparrós dio un paso adelante. Fueron los mejores momentos de Giovani dos Santos, que se despegó de la banda izquierda para campar a sus anchas por las inmediaciones de la frontal.

Pero, como en otras ocasiones, el Mallorca tardó demasiado en ir a por el partido. El Málaga aceptó gustoso el intercambio de papeles y, con un adversario jugando mucho más adelantado de lo habitual, aguardó a que llegara su opción. Fue en una veloz incorporación de Monreal, que culminó con un potente disparo cruzado. Ni con el 1-3 acertó a cerrar el encuentro el Málaga: Giovani obtuvo premio a su persistencia con un soberbio gol de falta directa que, junto a la expulsión de Demichelis, permitió al Mallorca nadar hasta morir en la orilla con Caparrós en la cuerda floja.