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HISTORIAS DE UN TÍO ALTO
Columna
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Es hora de que Pau se vaya

El pívot necesita dejar los Lakers para seguir progresando en su carrera

Gasol, junto a Kobe Bryant.
Gasol, junto a Kobe Bryant.Michael Nelson (EFE)

Todos hemos pasado por ello. Vestidos con nuestras mejores galas en la boda de un amigo y pensando: “Es perfecto. Es el destino”.

Luego, tres años después, entre acusaciones de infidelidades y tras varios miles de dólares gastados en psicoterapia, todo se derrumba. Nuestro amigo está durmiendo en nuestro sofá y pidiéndonos consejo. Y nos preguntamos: ¿Cómo ha ocurrido esto? La mitad de lo que antes parecía indestructible es ahora una mole humana maloliente a la que no podemos convencer de que ponga sus platos en el fregadero.

Hace una semana, fui a un partido en casa de los Lakers. Después, cuando caminaba hacia mi coche en el centro de Los Ángeles, creí oír mi nombre. Pero los jóvenes al otro lado de la calle estaban diciendo “Pau”, no “Paul”. Un error comprensible; soy alto, tengo la cara pálida y casi nunca voy bien afeitado. Estaba lo suficientemente lejos, de modo que no era difícil dejarles que siguieran en su error colectivo. Por eso lo hice. Saludé con la mano y seguí caminando, enfrentándome a la noche sorprendentemente invernal de Los Ángeles.

Más tarde, caí en la cuenta: La relación está rota hasta tal punto que algunos de los aficionados de los Lakers pensaban de verdad que Pau Gasol estaría vagando por las calles de Los Ángeles, solo, después de una victoria en casa, con las manos metidas en los bolsillos, con una bufanda alrededor del cuello y con la cabeza agachada para defenderse del viento.

La temporada probablemente se haya acabado para los Lakers. Su experimento del Frankenequipo ha fracasado por completo o en su mayor parte. Esto no es bueno para los otros tres integrantes de los Cuatro Grandes, pero no es terrible. El legado de Kobe Bryant está asegurado. Lo mismo ocurre con Steve Nash, que posee no uno, sino dos premios de Jugador Más Valorado. Dwight Howard parece cada vez más estúpido y un cáncer del vestuario, pero Dwight Howard solo tiene 27 años. Su carrera volverá a despegar otra vez, probablemente.

Pero luego está nuestro amigo, Pau Gasol, que o bien tiene ‘solo’ 32 años o ‘ya’ tiene 32. En cualquier caso, Gasol es quien más tiene que perder con el actual desbarajuste de los Lakers. Es decir, los años buenos que le quedan en su carrera. Por no hablar de su propia cordura, mientras observa cómo Kobe Bryant y Dwight Howard luchan por ser los amos del lugar. Un lugar que resulta que es un volcán.

Gasol es quien más tiene que perder con el actual desbarajuste de los Lakers. Es decir, los años buenos que le quedan en su carrera

Y así, ha llegado el momento de que nuestro amigo se marche. Metafóricamente, por supuesto, porque Pau Gasol no se puede traspasar a sí mismo. Metafóricamente, hasta que deje de serlo, hasta que los Lakers admitan que es un matrimonio mal avenido y se desprendan de Gasol.

Cuando lo hagan, recuperaremos a nuestro amigo. Le cuidaremos hasta que recobre la salud, le daremos unas copas y le volveremos a poner las pilas. Y le diremos que, sí, que tiene razón, que él no era el problema, que ella era el problema. Estaremos mintiendo, por supuesto. No porque Pau fuese el problema, sino porque el matrimonio era el problema. A veces, lo que parece bueno en la iglesia no funciona en el salón. Y nunca sabremos con seguridad de quién es la culpa.

Lo que sí sabemos a ciencia cierta es que, al menos, recuperaremos a nuestro amigo. Y que, al menos, podrá seguir progresando en su carrera. En un lugar en el que le aprecien, en un matrimonio que funcione.

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