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FÚTBOL INTERNACIONAL | M. united, 2 - Liverpool, 1
Crónica
Texto informativo con interpretación

Van Persie es demasiado

El delantero, acompañado por el juego coral del Manchester United, destroza a un Liverpool que se atasca con el balón

J. QUIXANO
Van Persie, en el remate de su gol.
Van Persie, en el remate de su gol.ANDREW YATES (AFP)

La recuperación de futbolistas como Vidic y Carrick, además de la participación en el juego colectivo de Kagawa y Cleverley, han dado alas al Manchester United, que acumula recursos y destila un juego incisivo, repleto de automatismos y puntería. Líder de la Premier con siete puntos de ventaja sobre el Manchester City –que venció al Arsenal 0-2 con goles de Milner y Dzeko-, Ferguson ha dado con la tecla para madurar a un equipo desfasado en el curso anterior. La muestra a la evolución, por más que Sir Alex hiciera antes del duelo su habitual guerra subterránea –aseguró desde la trinchera que Luis Suárez convive con la polémica-, se dio ante el Liverpool, equipo que pretende más la pelota que el triunfo, si bien no se rinde ni a la de tres.

MANCHESTER UNITED, 2 – LIVERPOOL, 1

Manchester United: De Gea; Rafael, Ferdinand, Vidic, Evra; Kagawa (Jones, m. 77), Cleverly, Carrick, Young (Valencia, m. 46); Welbeck y Van Persie. No utilizados: Amos; Anderson, Giggs, Smalling y Chicharito.

Liverpool: Reina; Wisdom, Skrtel, Agger, Johnson; Gerrard, Lucas (Sturridge, m. 46), Allen (Henderson, m. 80); Sterling (Borini, m. 62), Luis Suárez y Downing. No utilizados: Jones; Carragher, Shelvey y Robinson.

Goles: 1-0. M. 18. Van Persie pone el pie para rematar el centro Evra. 2-0. M. 54. Evra remata de cabeza una falta lanzada por Van Persie y Vidic la peina a gol. 2-1. M. 57. Sturridge resuelve una parada de De Gea a disparo de Gerrard.

Árbitro: Howard Webb. Mostró la cartulina amarilla a Lucas, Evra.

Old Trafford. 75.000 espectadores.

Obsesionado en adaptar los jugadores a su libreta y no al contrario, alza Brendan Rodgers la bandera del toque y del pase reiterado para sacar el cuero jugado. Es una ofuscación que le define y le otorga medallas en el escaparate internacional, pero que le castiga como mánager del Liverpool puesto que su persistencia por mezclar, por urdir un juego de salón, adquiere ya tintes quijotescos, con el equipo fuera de Europa. Los reds no tienen pie para conjugar la pelota, atascados en el primer y segundo pase, sin timones en el eje porque el dispendio de los últimos años fue tan exagerado como terrible (Sahin, Allen, Aquilani, Charlie Adam, Spearing, Henderson, Meireles…). Solo Luis Suárez, con carreras titánicas, se cobra ocasiones de gol, jugadas individuales para despellejar a los contrarios. Pero eso no le bastó al Liverpool ante el MUFC, que contó con un juego versionado de hace dos décadas, con un aspersor de pases en el eje, con repetidos centros desde los costados y con dos delanteros prestos a rematar (Welbeck y Van Persie) como hicieran Beckham y Giggs desde las alas y como definieran Cole y Yorke. Lejos de la realidad del vecino, del eterno rival.

La insistencia por rasear el cuero desde atrás incomoda a la zaga del Liverpool, acostumbrada a eludir responsabilidades y, como tal, complicaciones. No aciertan a enlazar los pases y menos a descontar líneas de presión, quizá porque con Gerrard de mediocentro no hay circulación, aunque sí se presente puntual para firmar de vez en cuando el pase definitivo. Y, frente al Manchester, que adelantó las líneas y persistió en la posesión, quedó un Liverpool resquebrajado. Buena parte de culpa la tienen Carrick y Cleverley, que no dan asistencias verticales soberbias, pero que sí actúan de crupieres al ampliar el juego a las bandas y mantener al equipo junto, además de las apariciones irreverentes de Kagawa por donde nadie se lo espera. El resto, el gol, corre por parte de Van Persie, futbolista superior.

La insistencia por rasear el cuero desde atrás incomoda a la zaga del Liverpool, acostumbrada a eludir responsabilidades y, como tal, complicaciones

Sin el lesionado Rooney, sorprendió Ferguson al sentar a Chicharito, capital en los últimos triunfos del Manchester, para dar paso a Welbeck. Una matización que también repercute en Van Persie, puesto que con Wazza en el campo, el holandés actúa de punto final del juego, pero que con el kilométrico Welbeck retrasa un poco su posición para alimentar el juego y llegar desde la segunda línea al remate. Lo mismo le da al superdotado RVP, que a base de goles parece haber difuminado su pasado, puesto que su paso por el Arsenal parece ya una historia olvidada tan solo un año después. Así lo volvió a demostrar ante el Liverpool en el primer remate que engatilló. Fue tras una jugada bien trenzada por Cleverley, impulsada por Evra desde la banda y rematada por Van Persie a gol de primeras; un remate seco con la zurda cruzado a la red.

Mourinho acudió a Old Trafford para ver al Manchester United, próximo rival en la Champions del Madrid.
Mourinho acudió a Old Trafford para ver al Manchester United, próximo rival en la Champions del Madrid.ANDREW YATES (AFP)

No se espabiló el Liverpool, que ni siquiera saludó a De Gea en el primer acto, bien detenido por la pareja de centrales que tanto ansiaba The Boss recuperar, a Vidic y Ferdinand, por más que Evans haya hecho un curso excepcional y Jones tenga pinta de comerse el futuro a bocados. Por lo que prosiguió con su soliloquio el Manchester, catapultado por Cleverley, que erró en una volea preciosa con la zurda, y por el propio Van Persie, que se inventó una frivolidad, un taconazo, que solo Wisdom pudo desconectar en línea de gol. Pero el 9 no se rinde, omnipresente; lanzó una falta con rosca, a tierra envenenada porque Reina se quedó a la sombra del larguero, y Evra apareció desde atrás para cabecear a gol, solo confirmado por el tupé de Vidic, que peinó el cuero hasta las mallas. Acicate, en cualquier caso, para el Liverpool, que estiró un pelo las líneas y que liberó de ciertos corsés tácticos a Gerrard, al fin en la zona de tres cuartos. El lugar donde se desenvuelve con holgura, donde cogió el cuero y soltó un zapatazo sensacional que solo De Gea escupió con una gran estirada. Pero el nuevo fichaje Sturridge, animal competitivo, atento al rechazo, dilató la jugada hasta su remate, hasta su primer gol como red.

Apretó el equipo de Rodgers entonces la salida rival, perdió cierto ritmo y punch el Manchester, y el duelo dio alas al Liverpool, que contó con un disparo perverso de Borini que le cuchicheó al palo y con dos latigazos de Sturridge que se estamparon en la red, pero por fuera. Era el último cuarto de hora, el momento de que el United replegara líneas porque, al contrario que muchos grandes, no le irrita jugar como pequeño, abrochado atrás, con el candado puesto. Nada se supo de Suárez, desconectado del equipo, lejos de recibir en el balcón del área. Una penalidad gigantesca. Sobre todo porque el en la casa contraria se coló Van Persie. Y eso, en esta Premier, resulta definitivo.

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