Los sótanos de la NBA
Algunos de mis amigos de la infancia vivían en casas sin sótanos, algo de lo que nunca dejaba de burlarse mi padre. Un día, le pregunté a mi padre por qué una simple base de cemento era una idea tan mala. “Bueno, hijo”, dijo, “en Kansas, una casa sin un sótano es como un coche sin frenos. Funcionará durante un tiempo, pero al final habrá problemas”.
El sótano es donde vas cuando hay un tornado cerca. Y en Kansas, los tornados están a menudo cerca. Cuando tenía ocho años, uno arrasó nuestro patio trasero y derribó dos álamos de Virginia de 25 metros (Por algo El mago de OZ trata de una chica de Kansas). Sin embargo, si tienes un sótano, estarás seguro. Es posible que un tornado arranque el tejado de tu casa, pero al menos conservarás todas las partes de tu cuerpo.
Los entrenadores buenos de la NBA son como los sótanos en Kansas. Un equipo puede funcionar sin uno durante un tiempo. Pero al final habrá problemas. Un buen ejemplo: los Clippers de Los Ángeles y su base de cemento, Vinny Del Negro.
Del Negro irrumpió en la escena de los entrenadores de la NBA con los Bulls de Chicago, donde obtuvo unos resultados tan memorables como un registro de 41-41 durante la temporada 2008-2009 y un registro de 41-41 durante la temporada 2009-2010.
Los Clippers han encadenado hace poco una racha de 17 partidos ganados, la mejor de la historia de la franquicia. Por lo tanto, podría dar la impresión de que Vinny Del Negro ha dejado de ser mediocre y se ha convertido en un sótano seguro. A no ser que hayan visto un partido de los Clippers.
Vinny Del Negro no es ni seguro ni seco. Es una cuneta junto a la carretera
La opinión generalizada en la NBA es que los entrenadores no ganan partidos, sino que lo hacen los jugadores. A primera vista, esto es en gran parte verdad; los tiempos muertos durante los partidos muestran a jugadores aburridos mirando el JumboTron. Pero si lo analizamos detenidamente, los entrenadores tienen una influencia significativa; los buenos traen consigo una filosofía global que por lo general ofrece una mezcla de consistencia, responsabilidad y disciplina.
Con Del Negro, parece que la única filosofía global es una falta de fe en las filosofías globales: Blake Griffin lanza a veces buenos tiros, pero a menudo lanza tiros malos; DeAndre Jordan a veces juega duro, pero a menudo juega como un hombre que tiene garantizados 30 millones de dólares en los próximos tres años (y él lo es); Jamal Crawford juega a veces como si alguien fuera a cortarle la mano si no tira, pero a menudo... No, así es como juega siempre Jamal Crawford.
Naturalmente, no todo son malas noticias en la ciudad de los alley oops [un pase bombeado cerca de la canasta para que otro jugador machaque] – la tierra natal ficticia de estos Clippers, parecida a la de Oz – ya que el verdadero Mago del lugar es Chris Paul, que es lo más cercano que existe hoy en día en la NBA a un jugador-entrenador. Y está esa racha de 17 partidos ganados.
Pero hay una razón por la cual los equipos ya no tienen jugadores-entrenadores. Y los cometas tienen rachas, pero eso no significa que vayan a quedarse. Al igual que sucede con las casas de Kansas, en la NBA uno necesita a veces un lugar al que ir cuando se avecina una tormenta. Porque algo va a ir mal, tanto si es una racha de cuatro partidos perdidos como si es una reunión con Gregg Popovich.
Cuando sucede, está bien tener un lugar seguro y seco donde ir.
Vinny Del Negro no es ni seguro ni seco. Es una cuneta junto a la carretera. Y otra cosa que me enseñó mi padre es que cuando llega un tornado, tumbarse en la cuneta es una opción. Pero no muy buena.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.