Mourinho pierde a su vicario
Pepe, que será baja un mes, es uno de los pocos de los que se fía el mánager del Madrid
El día que el Madrid visitó Balaídos en la Copa, el mes pasado, el capitán del equipo fue Pepe. Hacía tiempo que José Mourinho acariciaba la idea de atar el brazalete al central y en el vestuario advirtieron que aquella jornada hizo todos los movimientos necesarios para preparar su institución. Dejó en el banquillo a Casillas, no convocó a Ramos, e impuso el mando a un futbolista que reúne dos condiciones esenciales, a su modo de ver: una lealtad inquebrantable hacia su causa y la simpatía de la hinchada. Dicen sus colegas que Mourinho arengó a Pepe personalmente. Y que el discurso fue tan inflamado que el capitán ocasional salió tan sobreexcitado al campo que acabó provocando el segundo gol del Celta (2-1) cuando acudió a sacar de banda él mismo un balón que se había ido fuera cerca de la portería de Adán.
El equipo blanco ha recibido más de un gol en cada uno de los últimos cuatro duelos
El Madrid informó ayer de que Pepe había sido sometido a una operación del tobillo derecho en Portugal, alegando que sufría “molestias”, según el parte médico oficial. Desde el club dijeron que el jugador estaría un mes de baja. Lo que no dijeron las fuentes institucionalmente establecidas es que Pepe llevaba un par de partidos jugando con un fuerte dolor. El hombre se sacrificaba por el equipo y por Mourinho. A sus 27 años, Pepe se había convertido en el vicario del mánager en el terreno de juego.
La crisis de resultados que ha colocado al Madrid a 16 puntos del Barça ha inculcado en Mourinho la fuerte sospecha de que hay jugadores que no se entregan como deberían. Dicen algunos futbolistas que la culpa de todo la tuvo el mánager por mostrarse incapaz de ofrecer nuevas soluciones tácticas en ataque. Pero Mourinho hizo oídos sordos a la crítica interna y prefirió pensar que le traicionaban. Que ya no podía confiar en casi nadie y que precisaba hombres fieles, sobre todo atrás, en defensa. Y que atrás nadie le profesaba más fidelidad que Pepe, a quien le une la nacionalidad portuguesa, la vecindad de la urbanización de La Finca, y la representación de su socio y amigo Jorge Mendes.
El objetivo es recuperar al central para medirse al Manchester United
Las lesiones de tobillo no son las más fáciles de curar y la escasez de información añade incertidumbre a la pérdida de un jugador capital para el Madrid. Ayer la directiva madridista especulaba con que el central estaría listo para enfrentarse al Manchester United el 12 de febrero, en la ida de los octavos de final de la Champions, en lo que creen que será el partido más importante de la temporada. El problema es la travesía de enero. Un mes largo con mucho que perder y poco que ganar en un club que tiene a la masa social inquieta, al presidente preocupado, y al entrenador tentado a claudicar. La visita de una Real cada vez más penetrante en ataque, el viaje a Pamplona, el viaje a Mestalla, la recepción del Getafe, el viaje a Granada y la visita del Sevilla al Bernabéu son ocasiones de zozobra más que de recaudación. En la Copa, la necesidad de remontar al Celta y, en caso de éxito, una posible eliminatoria con el Valencia, tampoco prometen gloria.
Después de airear sendos litigios con Ramos y Casillas, Mourinho sintió que necesitaba a Pepe más que nunca para vigilar los accesos a una portería cada vez más amenazada. El Madrid ha sufrido más de un gol en contra en cada uno de los cuatro últimos partidos que ha disputado y solo se ha podido imponer contra el Valladolid en Zorrilla.
Si el anuncio que hizo ayer el Madrid es cierto, Mourinho no podrá contar con Pepe al menos durante un mes. No le faltarán recursos para aliviar el problema. Albiol, Varane y Carvalho son internacionales en tres de las selecciones más potentes de Europa.
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