Corrección en la hierba
Tras su polémico derbi y su expulsión en Pilsen, Simeone invitó a Diego Costa a reivindicarse en el campo con hechos y no con palabras
Cuando Diego Costa fue expulsado en Plzen por su cabezazo a Limbersky, apenas tres días después de su pique a salivazos con Sergio Ramos, sus insultos a Pepe y sus encontronazos con Xabi Alonso en el derbi, un directivo del Atlético emparentaba las salidas de tono del delantero brasileño con las de una escena familiar: “Esto es como un hijo al que le dices que tiene que estar en casa a las 11 de la noche y siempre llega a las cuatro de la mañana”. La reiteración de sus meteduras de pata y las promesas de cambio incumplidas tantas veces llevaron a Diego Pablo Simeone a una doble actuación. Públicamente, defendió a su futbolista -“Diego Costa me encanta. Es un jugador que necesitamos, creemos en él. Lo que digan los demás no me interesa”-, pero en privado el técnico no quiso buenas palabras, sino hechos.
Vino a decirle Simeone que todo lo que tuviera que demostrar que lo hiciera en el campo. “Como así ha sido”, reconocen en el entorno del técnico. El impacto de las palabras de El Cholo ha salido a la luz en los partidos ante el Deportivo y el Getafe, en juego y en conducta. En el primero, antes de que Falcao iniciara su legendaria noche de los cinco goles, abrió el marcador y contribuyó a la desestabilización de Roderick e Insua, los dos bisoños centrales que Oltra se vio obligado a alinear. El miércoles, en la ida de los octavos de la Copa, fue el gran protagonista de su equipo. Sin Falcao, reservado por Simeone por una sobrecarga muscular, ocupó el centro del ataque y firmó uno de sus partidos más completos con el Atlético. Hizo dos goles y triplicó su número de remates por partido, de dos a seis.
Ahora nadie le discute y en el club señalan que “solo de él depende” que todo siga igual
“Diego es valiente, nos desahoga y en un estado de concentración puro es muy difícil de marcarle. Es muy importante para nosotros”, reitera Simeone. La necesidad de sentirse importante, de ser considerado como una referencia para dar su mejor versión, ha sido una constante en la carrera de Costa, aunque esta temporada había aceptado desde la pretemporada que en el vestuario había jugadores más importantes que él. Sin embargo, atraviesa un momento en el que percibe que esa ascendencia que reclama es real. Sin el mejor Adrián, ahora, además lesionado y con pocas posibilidades de llegar al Camp Nou, Diego Costa nunca había tenido un apoyo tan rotundo de un entrenador del Atlético. Nadie le discute y en el club señalan que “solo de él depende” que todo siga igual.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.