Las Palmas sobrevive a Rubén Castro
El delantero marca nada más salir al campo y electrifica al Betis, pero Chrisantus replica al final para igualar el duelo
Gobernó más el Betis, pero el empate premió la valentía de Las Palmas, un equipo atrevido, de buen toque, que supo sobrevivir al golazo de Rubén Castro para encontrar la igualada en un tramo final donde el conjunto andaluz se miró demasiado al espejo. La igualada puso el final a un duelo entretenido, de mucha ida y vuelta, donde fue más constante el Betis, que tiene en Rubén Castro a un seguro de vida. El plan estuvo a punto de salirle bien a Pepe Mel, que lo reservó junto a Beñat y le dio luego carrete en la segunda parte. A la primera que tuvo, la mandó a la escuadra de Barbosa, confirmando que disfruta de una segunda juventud. Resulta extraño que Rubén, después de tantos tumbos, haya encontrado su paraíso en el Betis, donde lleva tres temporadas batiendo registros goleadores.
LAS PALMAS, 1 – BETIS, 1
Las Palmas: Barbosa; Pignol, David García, Murillo, Corrales; Momo (Pedro Vega, m. 85), Nauzet Alemán (Vicente Gómez, m. 60), Javi Castellano, Vitolo; Thievy y Javi Guerrero (Chrisantus, m. 46). No utilizados: Álex Martín; Deivid, Francis Suárez y Dani Castellano.
Betis: Casto; Ángel, Paulao, Mario (Amaya, m. 68), Nacho; Agra Beñat, m. 60), Rubén Pérez, Nosa, Campbell (Rubén Castro, m. 50); Pozuelo y Jorge Molina. No utilizados: Adrián; Chica, Nono y Vadillo.
Goles: 0-1. M. 66. Rubén Castro. 1-1. M. 84. Chrisantus.
Árbitro: Delgado Ferreiro. Amonestó a Nosa, Murillo, Corrales, Mario, Rubén Pérez y Nauzet.
14.640 espectadores en el Estadio Gran Canaria.
Venía el equipo de darse una buena paliza ante el Barcelona y Pepe Mel optó por dar descanso a la columna vertebral que tan bien se comportó ante el conjunto azulgrana. Adrián, Amaya, Beñat y Rubén Castro se quedaron en el banquillo, con lo que el equipo andaluz, favorito en la eliminatoria, no plasmó una puesta en escena apabullante en el estadio Gran Canaria, amplio, sin la presión atosigante del viejo Insular. Las Palmas, un equipo de buen pase, a imagen y semejanza del tradicional gusto futbolístico canario y bajo la mirada de Sergio Lobera, criado en la cantera del Barcelona, le disputó al Betis el balón desde el minuto uno. Un balón, curiosamente, extraño para los dos conjuntos, pues no era ni el de La Liga ni con el que se ha jugado la mayoría de los partidos de esta ronda de octavos.
Dominó a ratos el Betis, también lo hacía Las Palmas, con escarceos en ambas áreas. Momo, exverdiblanco, lanzó una falta que estuvo a punto se sorprender a Casto, mientras que el Betis avisó en un centro de Campbell que estuvo a punto de meterse en la portería de Barbosa. Tras el intercambio de golpes, fue el equipo sevillano el que se hizo con el mando. Bien sujetado por Rubén Pérez y ayudado por el extraño fútbol del nigeriano Nosa, que combina a partes iguales errores y aciertos, el Betis gozó de una magnífica ocasión de gol a los pies de Jorge Molina. Fue la única ocasión en la el dominio verdiblanco se tradujo en peligro. Pozuelo, potente, se internó en el área y dio el pase de la muerte. A Jorge Molina le sacaron el balón bajo palos y, en el rebote, resbaló con todo a favor. Le faltaba al Betis el aplomo y la calidad de sus mejores jugadores, aunque con oficio capeaba el temporal frente a un rival tan bonito como inocuo.
Pocos podían esperar el volcán en el que se convirtió el encuentro a la salida del descanso. El Betis, en dos arrancadas de carácter, gozó de dos opciones clarísimas en cinco minutos. Una bien resuelta por Barbosa, otra enviada fuera por Jorge Molina. Casi sin tiempo para respirar, fue Casto el que salvo al Betis. Mel quiso detener el tiroteo y dio entrada a Rubén Castro y Beñat. En una jugada de tiralíneas, Jorge Molina le dejó el balón en el área a Rubén Castro, que decidió de un toque perfecto a la escuadra de Barbosa. El plan le salió bien a Mel, pues el Betis, con ventaja en el marcador, gozó de un dominio absoluto y de más ocasiones para ampliar su renta, como en otra internada del propio Rubén Castro que salvó Barbosa. A los andaluces, sin embargo, les perdió una falta de tensión desconocida, a la que se agarró Las Palmas para encontrar el empate casi a la desesperada. Crujió la zaga bética y Chrisantus se aprovechó de un pase de Thievy para alimentar las esperanzas canarias.
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