El gol del Cerro del Espino
Raúl García da la victoria al Atlético ante el Jaén (1-0) con una jugada ensayada el lunes y el Cebolla se lesiona antes del derbi
El lunes por la mañana, en el Cerro del Espino de Majadahonda, con el mismo frío que anoche azotaba al Calderón como testigo mayoritario, Diego Simeone ordenó a Adrián a Raúl García que se quedaran a ensayar devoluciones y disparos desde la frontal del área. Los que fueron titulares en el partido ante el Sevilla realizaron trabajo de recuperación y el resto del plantel, escogido para recibir al Jaén, concluyó la sesión antes. Uno dejaba de cara y el otro chutaba. Ya tenía en la cabeza el técnico argentino que ambos serían la punta de ataque en el trámite copero de anoche.
Atlético, 1 - Jaén, 0
Atlético: Asenjo; Silvio, Cata Díaz, Pulido, Cisma; Tiago, Emre: Manquillo (Oliver, m. 63), Raúl Garcia, Cebolla Rodríguez (Saúl, m. 85); y Adrián. No utilizados: Joel, Miranda y Pedro.
Jaén: Manu; Gaitán, Nino, Servando (Bolaños, m. 63), Adri; Fran Machado (Mariano, m. 77), Óscar Quesada: Israel, Mario, Juanma (Vidal, m. 81): y Cascón. No utilizados: Toni García, y Álvaro.
Gol: 1-0. M. 19 Raúl García.
Árbitro: Muñiz. Amonestó a Emre
Unos 5.000 espectadores en el Vicente Calderón
El ejercicio no resultó en vano. El gol con el que Raúl García acabó con cualquier esperanza jienense, si es que la había, se generó con ese movimiento ensayado. Robó el Atlético cerca del área del Jaén, cedió atrás Adrián y Raúl García colocó una rosca potente y a media altura, Al menos, el partido sirvió para colmar esa satisfacción tan exclusiva de los entrenadores de que lo que se ensaya se trasvasa con éxito a los partidos. Un hecho de esos que carga de razones a un técnico que vio como su equipo alcanzaba los octavos de final de la Copa donde le aguarda el Getafe. Al aire de entrenamiento competido contribuyeron tanto el desangelo de la grada como las imprecisiones en los pases en los metros finales. También algunas acciones como ese intento de gol olímpico desde la esquina derecha de Emre. Tuvo el Atlético ocasiones para ampliar el marcador desde la superioridad que se le suponía y el Jaén inquietó a Asenjo en un libre directo en el que se lució.
La alineación de Simeone dio la oportunidad de ver a Manquillo de inicio y no a Oliver, que sigue el ritmo precavido de entrada en el primer equipo que le ha impuesto el cuerpo técnico. Manquillo, ayer adelantado al centro del campo, enseñó tan buenas maneras como falta de descaro para atreverse con decisión en algunas ocasiones que pudo lucirse en el uno contra uno. Empezó bien con un autopase esperanzador para acabar a la misma altura de cumplidor que la mayoría de sus compañeros.
Oliver, por su parte, dejó esa sensación tan de jugador de clase que enseña en cada toque de balón, aunque fuera banal. Haya 40.000 o 4.000 espectadores, el Calderón tiene la sensación de que está ante uno de esos futbolistas de los que siempre se puede esperar algo distinto. Ahora mismo está en esa fase de aprendizaje en la que le están inculcando que esas conducciones con las que 'burreaba' juveniles ni en Segunda B ni en Primera División son tan factibles.
La nota negativa para el Atlético la puso la lesión del Cebolla Rodríguez, que sufrió un pinchazo en los isquiotibiales en una de sus carreras tan verticales como plenas de fe. Estuvo el uruguayo en esa línea de potencia en las arrancadas que cuando las dirige con buena trazada hacen daño, pero cuando no, todo resulta embarullado. Con su baja para el derbi, Simeone habrá perdido a uno de esos futbolistas que en las citas de alto voltaje los entrenadores agradecen que estén sentados a su lado por si el partido vira hacia el coraje. Para colmo, la gripe tiene a Courtois en duda.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.