Lendoiro juega la prórroga
El presidente del Deportivo se resiste a solicitar un procedimiento concursal que pondría en peligro su mandato
Decano de los presidentes españoles de los clubes de fútbol en la élite, experto en caminar siempre hacia delante incluso cuando semeja que el camino ya ha llegado a su fin, Augusto César Lendoiro ha comenzado a jugar la prórroga de un partido que comenzó hace casi un cuarto de siglo, cuando accedió a la presidencia del Real Club Deportivo. Entrar en un procedimiento concursal sería algo así como el cara o cruz de una tanda de penaltis de la que Lendoiro no quiere ni oír hablar, quizás porque no tiene los lanzadores adecuados. Según asegura él, por un concepto ético que le invita a hacer todo lo posible por abonar la deuda del club, que cifra en torno a los 100 millones de euros.
Pretende cubrirse de una eventual petición de concurso necesario que le apartaría inmediatamente del mando
Ayer presentó en un juzgado coruñés una comunicación para “iniciar negociaciones para obtener adhesiones a una propuesta anticipada de convenio y/o para alcanzar un acuerdo de refinanciación”, según el artículo 5bis de la Ley Concursal. Y ahí la terminología se enreda: para unos es un preconcurso, la antesala del acceso a ese procedimiento de suspensión de pagos y rebaja de la deuda, y con ello seguramente el principio del fin de Lendoiro en el Deportivo; para el veterano presidente lo que se abre es un plazo de tres meses para llegar a un acuerdo con los acreedores y al tiempo cubrirse de una eventual petición de concurso necesario que le apartaría inmediatamente del mando. Si en ese tiempo no hay pacto el club tendrá un mes para declararse en concurso de acreedores, justo pocos meses antes de que esta situación conlleve el descenso deportivo de categoría.
El foco del club coruñés está puesto sobre la Agencia Tributaria. O al revés: a día de hoy, Hacienda tiene embargado cada euro que entra en las cuentas de la entidad, hasta el punto de que el pasado día 11 le comunicó que se quedaba con el pago por derechos de televisión de este año y el anterior, unos 15 millones de euros. Atrás quedan calendarios de pagos que no se pudieron cumplir y actitudes laxas que en la actual coyuntura económica y social son complicadas de justificar. “Los clubes de fútbol van a pagar su deuda, el ministro de Hacienda tiene instrucciones mías”, apuntó Mariano Rajoy, socio y seguidor del Deportivo, esta misma semana. Y Lendoiro asegura que quiere hacerlo, pero pide facilidades y se ofrece a pagar en diez años todo lo que le debe a Hacienda, que no se atreve a cuantificar, pero que según los últimos datos filtrados desde el club hace un año no bajaba entonces de los 34 millones. “No lo sabemos con certeza, pero crece, crece y crece porque todo son tasas e intereses”, apunta.
Lendoiro tiene un caso cercano: una quita del 85% y una demora en el pago de cinco años en el concurso del Celta
Lendoiro, experto jugador, trata de esgrimir una baza para dar a entender que incluso con el agua al cuello tiene los triunfos en la mano. “Vamos a salir fortalecidos de esta situación, porque tendremos que hablar para llegar a acuerdos. Hay un principio de proporcionalidad y no se puede embargar todo porque matas a la empresa y cualquier acuerdo pasa por apoyarla. Por eso el Deportivo no corre riesgos”, estima. Y alude ante su principal acreedor a algo tan gallego como el sentidiño. La entrada en concurso propiciaría importantes restas en la deuda. Durante los últimos años el presidente blanquiazul ha estado muy atento a los procesos abiertos en otras entidades y tiene uno muy próximo y presente: Hacienda aceptó en el concurso del Celta una quita del 85% y una demora en el pago de cinco años, casi 12 millones de euros que se fueron al limbo. El club vigués se ahorró en total más de 30 millones de la deuda que había contraído en los años de vino y rosas. Pero Lendoiro alega una conciencia moral para abonar lo que debe. “La situación que se genera con los concursos es desde un punto de vista económico muy favorable para los clubs de fútbol, pero entendemos que si debes algo no es justo no pagarlo”, pregona.
Mientras el presidente juega su prórroga en los despachos, el equipo disputa sus partidos sobre el césped con técnicos y futbolistas que ya sufren retrasos en los pagos. “Habrá incomodidades”, asume Lendoiro, que siempre ha encontrado la comprensión de los diferentes vestuarios que han pasado por el Deportivo durante los últimos años, también de la Asociación de Futbolistas Españoles, cuyo presidente Luis Rubiales estuvo la semana pasada en A Coruña para estar al tanto de los acontecimientos. “Estamos acostumbrados a vivir en una economía de superguerra”, asegura Lendoiro, que insiste en que el Deportivo es viable y que esta temporada los ingresos superarán a los gastos. Mientras tanto la mitad del presupuesto del club, superior a los 40 millones, está destinado a amortizar deuda y el presidente cobra un 1% de ese total en concepto de sueldo, según aprobó hace 13 años la fragmentadísima masa accionarial de la entidad.
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