El toque del Rayo chafa al Málaga
Valiente y decidido, el equipo de Jémez sorprende a un conjunto andaluz sin chispa
La Rosaleda, atónita, asistió a la demostración de personalidad del Rayo. El mejor Málaga de la historia claudicó ante el toque y la valentía del equipo madrileño, tan débil atrás como descarado y eficiente del centro del campo en adelante. Jamás aprovechó el equipo andaluz la ingenuidad de un Rayo que se la jugaba cada vez que sacaba el balón jugado de atrás y que colocaba su defensa en el centro del campo. La osada apuesta de Paco Jémez, sin embargo, fulminó a un Málaga en el que no hubo noticias de Joaquín ni de Isco, oscurecidos, sin chispa, donde el duende se escapó por la ventana en espera de mejores ocasiones, como la del martes en San Siro, ante el Milan.
MÁLAGA, 1–RAYO VALLECANO, 2
Málaga: Caballero; Gámez, Demichelis, Weligton, Eliseu; Camacho, Iturra (Santa Cruz, m. 46); Portillo (Duda, m. 72), Joaquín, Isco; y Saviola (Buonanotte, m. 72). No utilizados: Kameni; Onyewu, Sergio Sánchez y Recio.
Rayo Vallecano: Cobeño; Tito, Labaka, Rodri (Gálvez, m. 46), Casado; Javi Fuego; José Carlos, Trashorras, Chori Domínguez, Piti (Lass, m. 72); y Leo (Delibasic, m. 83). No utilizados: Dani; Nacho, Vázquez y Adrián.
Goles: 0-1. M. 9. 11. Piti. 1-1. M. 49. Demichelis. 1-2. M. 60. Piti.
Árbitro: Teixeira Vitienes. Amonestó a Demichelis (conlleva suspensión), Piti, Cobeño, Camacho, Labaka, Leo, Duda y Trashorras.
Unos 25.000 espectadores en La Rosaleda.
La fragancia futbolística la destiló el Rayo, punzante al inicio, con arrestos para subirse a las barbas del Málaga cuando Demichelis empató el partido a balón parado a poco del inicio de la segunda mitad. Cualquier otro se hubiera atrincherado. El Rayo, que venía de recibir cinco del Barcelona, soltó amarras mientras tocaba y tocaba en su rondo infinito. Los malos pensados encontrarán excusas al partido del Málaga en el nuevo impago del jeque, sofocado el motín por el temple de Pellegrini. Resultará más práctico para el equipo andaluz encontrar las razones de la derrota en el buen partido del Rayo, una nota de aire fresco en esta Liga en la que casi todos juegan de la misma forma. Puede que la fórmula de Jémez le cueste al Rayo la derrota en algunos partidos, pero cuando gana es una auténtica gozada.
Como si se tratara de un calco del duelo ante el Valladolid, el Málaga, despersonalizado y frío, no se enteró de la película. El Rayo se soltó rápido con un despliegue tan habitual como a veces imprudente de su entrenador, Paco Jémez. Tuvo la virtud de quitarle el balón al Málaga, que se pegó una siesta demasiado larga. Trashorras, Chori Domínguez y Javi Fuego le formaron un lío al doble pivote formado por Iturra y Camacho, al que le faltaba un punto de imaginación para dominar la situación y aire para acudir a tapar tanto boquete. Leo, habilitado como único delantero, se inventó una fantástica jugada para internarse en el área. El brasileño, una de las sensaciones de este Rayo, está en un gran momento. Lo demuestra el hecho de que su disparo a puerta con la cabeza agachada se convirtiera en un pase de gol a Piti. Su compañero, siempre atento, colocó bien el pie para batir bajo palos a Caballero. La desconexión le duró al Málaga un cuarto de hora. Joaquín e Isco, los de siempre, empezaron a asomarse a un partido al que le habían cogido algo de asco. Una jugada del portuense habilitó a Isco al borde del área. Su disparo, previo toque de Casado, no entró de milagro en la meta defendida por el veterano Cobeño. El tercer portero del Rayo se reivindicó con un paradón a Joaquín en posición ventajosa para el extremo.
El Rayo, con las maneras de un grande y la zaga de un pequeño, ganó con arte y con justicia al Málaga de Champions
A ráfagas, el Málaga había tenido ocasiones para empatar, pero su juego no era el de las grandes ocasiones. Pellegrini varió el dibujo, apostó por simplificar las cosas con la entrada de Santa Cruz. Se encontró el Málaga con un gol de Demichelis a los cuatro minutos de la reanudación. El escenario se antojó entonces propicio para la remontada. Lejos de rajarse, el Rayo salió respondón. En tres minutos, le creó tres ocasiones de gol al rival, sorprendido al no tener el balón. Trashorras, José Carlos y Chori tocaban y tocaban, hasta que Piti y Leo convertían en peligro tanta posesión. El brasileño la volvió a liar. Se giró tan rápido que Demichelis se quedó clavado. Asistió de nuevo a Piti, quien utilizó el recurso de la puntera para batir de nuevo a Caballero. Luego, llegó más toque y, como no sabe defender, salir airoso del presumible acoso final del Málaga. Los de Pellegrini no tenían su día y ni siquiera apretaron. El Rayo, con las maneras de un grande y la zaga de un pequeño, ganó con arte y con justicia al Málaga de Champions.
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