El Getafe destruye a un Athletic errático
Carente de medio campo, el equipo de Bielsa cae ante el grupo azulón (1-2), bien dirigido por Juan Rodríguez
Se decía, la temporada pasada, que el Athletic se parecía al Barça en su control del balón, de los espacios y del ritmo del juego. Técnicamente no llegaba a la excelencia, pero se le parecía, se decía. Esta temporada también se parece al Barça en su infortunio defensivo. La ausencia de Javi Martínez y las lesiones de sus centrales y laterales le comen el alma y la cabeza. A los 11 minutos encajó un gol y perdió a Gurpegui cuando parecía que el navarro empezaba a dominar su posición de central. En partidos anteriores no pudo contar con Amorebieta y ayer tampoco con Ekiza, lesionado. Vamos, un cuadro abstracto de difícil autoría. Ni uno, ni uno solo, de los centros elevados del Getafe, ya fuera en jugada o a balón parado, lo despejaron los grandotes defensas rojiblancos, convirtiendo la defensa en un agujero negro de incalculables proporciones. Al segundo intento ya le había colado un gol el Getafe con un cabezazo a placer de Juan Rodríguez, el titán getafense del centro del campo, que peinó el balón como si se enfrentase a una defensa de cadetes.
ATHLETIC, 1 - GETAFE, 2
Athletic: Iraizoz; Iraola, Gurpegui (San José, m. 15(, Amorebieta, Aurtenetxe; Susaeta, Iturraspe (Llorente, m. 58), De Marcos, Ibai; Muniain (Ismael López, m. 74) y Aduriz. No utilizados: Raúl; Toquero, Castillo y Ramalho.
Getafe: Moyá; Valera, Xavi Torres, Rafa, Miguel Torres; Pedro León (Alexis, m. 81), Abraham, Juan Rodríguez, Castro (Lafita, m. 69); Barrada y Álvaro (Colunga, m. 76). No utilizados: Codina; Mané, Lacen y Gavilán.
Goles: 0-1. M. 11. Libre indirecto de Pedro León que cabecea Juan Rodríguez sin oposición. 0-2. M. 57. Saque de banda de Valera, De Marcos deja pasar y Álvaro marca de chilena. 1-2. M. 94. San José.
Árbitro: Gil Manzano. Amonestó a Muniain, De Marcos, Aurtenetxe, Valera, Aduriz, Colunga y Susaeta
Unos 34.000 espectadores en San Mamés.
El Athletic sin Herrera, sancionado, juega sin centro del campo. Iturraspe se centró en perseguir a Barrada en un marcaje al hombre que el marroquí aceptó de sumo gusto. Se aburría, es cierto, pero despoblaba de una manera absoluta el centro del campo rojiblanco porque ni Muniain ni De Marcos son jugadores de temple, más dados al tecnicismo, el primero, y al despliegue el segundo, con poco análisis de las necesidades globales del equipo.
Agujero negro por detrás, vacío por el medio, al Athletic solo le quedaba la sucesión de centros como único argumento. Y San Mamés se preguntaba: si el centro es el argumento ¿no sería Llorente el personaje? Pero Llorente salió tras el segundo gol del Getafe, que no solo se había hecho con el partido con dos goles, el segundo bellísimo, de chilena, del habilidoso Álvaro, congraciado con el despiste monumental de De Marcos tras un saque de banda. El Getafe era un edificio construido y el Athletic, un equipo en construcción, como el nuevo campo. Sostenido por Juan Rodríguez, intratable en el centro del campo y dueño del juego aéreo, y electrizado por el voltaje de Álvaro que sacaba de sitio y de quicio a la defensa rojblanca.
Con Llorente y Aduriz juntos el Athletic no ganó en fútbol pero al menos encendió la caldera del área de Moyá, que comenzó a sudar, frío como estaba por el olvido al que le condenó el Athletic, ninguneado por los delanteros, solo conocido por las broncas del público por sus pérdidas de tiempo. Tuvo entonces esa pizca de emoción que se produce cuando uno solo defiende y el otro solo ataca. Fue un espejismo que solo probó que con Llorente los centrales sufren y los porteros intervienen. Moyá lo hizo con éxito hasta que encajó un gol de San José en el minuto 94. Ni se sacó de centro.
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