Viñales: “He sabido rectificar”

“He dado dos vueltas y he empezado a pilotar como siempre”, concedía Maverick Viñales tras concluir los segundos entrenamientos libres en tercera posición y a solo dos décimas de Jonas Folger. Ni siquiera se escudó en el cansancio o el desarreglo horario que puede estar acusando su cuerpo después de tres largos vuelos intercontinentales: el que le trajo de Barcelona a Japón hace un par de semanas, el que le llevó de vuelta a casa tras pasar por Malasia, y, por último, el que le ha traído a Australia para arreglar el desaguisado de hace unos días y terminar el año de la mejor manera posible: “Me ha dado mucho tiempo a dormir en los aviones”, reía.

Pero nada es normal en este penúltimo gran premio: el chico tiene un contacto mínimo con su equipo, el justo y necesario en el taller, para poder rodar y hacerlo lo mejor posible; el resto del día evita los roces con quien fue su gente en los últimos años: “He sabido rectificar. Y me he sentido muy bien con la moto. Es un difícil para las dos partes, pero tratamos de hacerlo lo más fácil posible. Estamos haciendo un esfuerzo porque todos tenemos el mismo objetivo y lucharemos juntos por ello”, afirmó. El objetivo es terminar el año de la mejor manera posible, eso es, como subcampeón.

Viñales llegó a Melbourne la noche del jueves en un vuelo que aterrizó a las 22.25 horas. Iba a acompañado de su padre, Ángel, y su abogado, Paco Sánchez, de los que no se separa en todo el día. Tras, aproximadamente dos horas de coche hasta Phillip Island, el joven piloto, de 17 años, llegó a su destino, ese desde donde tratará de enderezar su futuro. La mañana del viernes, primer día de entrenamientos en el circuito australiano, Viñales, que había abandonado a su equipo exactamente una semana antes, durante el gran premio de Malasia, se sentó en la sala de prensa del circuito con un micrófono delante y un documento escrito en las manos. Tenía que pedir perdón públicamente antes de intentar siquiera volver a entrar al taller de su equipo, que había exigido una disculpa previa si osaba volver a subirse a su moto. Por eso lo hizo a las nueve, una hora antes de que arrancara la primera sesión de entrenamientos libres del fin de semana, y sin apenas público. Tampoco se aceptaron preguntas.

Tiene un contacto mínimo con su equipo

“En primer lugar, me gustaría pedir disculpas, públicas y sinceras a todos aquellos a los que mi comportamiento en Sepang haya podido perjudicar. Como dije en el comunicado del pasado martes estoy aquí para dar la cara y pedir perdón públicamente. Cometí un error porque no debería haber abandonado el circuito de Sepang ni hacer ciertas declaraciones y por ello quiero pedir disculpas por el daño que haya podido causar”. Así arrancó la lectura del comunicado. La lista de damnificados, que enumeró sin prisa pero sin pausa, era extensa: “Pido disculpas a los miembros de mi equipo Blusens Avintia, a los patrocinadores del equipo, entre los que también están Repsol y Pachá, y al resto de empresas colaboradoras; a mi representante, a los patrocinadores personales: Alpinestars, Airoh, Wild Wolf, JCosta, a Honda, a los promotores del campeonato y a todos los aficionados que me han apoyado”, siguió.

"Aún no sé si este es un matrimonio irreconciliable. El objetivo es que el asunto se resuelva de forma amistosa", dice su abogado

Y concluyó: “Deseo manifestar mi firme voluntad de solventar de forma amistosa todos los problemas surgidos con el equipo pudiendo concentrarme de esa forma en pilotar mi moto de carreras, que es lo que realmente me gusta y sé hacer”. Y a ello se puso. El piloto de Roses (Girona) volvió a enfundarse el mono y en pocas vueltas ya aparecía entre los primeros clasificados. Terminó la primera sesión con el cuarto mejor tiempo, eso sí, a más de un segundo del primero, el campeón del mundo Sandro Cortese, y tras una caída sin consecuencias a falta de cinco minutos para que finalizara la sesión.

Cuando Viñales dejó Malasia lo hizo argumentando que había acusado en su lucha por el Mundial de Moto3 la poca profesionalidad de su equipo y, también, por la falta de confianza en este, dirigido por sus propios representantes, que, supuestamente, le habían engañado con algunas ofertas para la temporada próxima llegadas desde otros equipos. Quiso romper el contrato que le vincula al Blusens Avintia hasta 2014, pero no se atendieron sus exigencias. Hoy, aunque la ruptura a final de temporada parece irrevocable, su abogado trabaja con todas las opciones sobre la mesa: “Aún no sé si este es un matrimonio irreconciliable. El objetivo es, que ocurra lo que ocurre, el asunto se resuelva de forma amistosa. Problemas ha habido; y se trata de problemas que el piloto consideró de gravedad, si no, uno que se está jugando el título no deja el campeonato así como así”, explicaba Sánchez.

El abogado, también representante de pilotos, entre ellos de los hermanos Espargaró, afirma que cuando Viñales solicitó su ayuda lo primero que intentó fue que volviera al Mundial: “Los problemas se resuelven aquí. El chico tuvo un calentón, existe una relación de muchos años con su equipo y han surgido una serie de problemas que intentaremos solucionar”.