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El central velocista

Vilanova se arriesgó con Adriano en el eje de la defensa del Barça tras convencer al futbolista

Adriano observa un remate fallido de Cristiano Ronaldo
Adriano observa un remate fallido de Cristiano RonaldoJosep Lago (AFP)

Tito Vilanova creció soñando que jugaría en el Barcelona. Así que, llegada la hora de sentarse en el banquillo del Camp Nou, parece tener la imaginación entrenada. En eso también comparte libro de estilo con su antecesor. Durante cuatro años ayudó a Pep Guardiola a estrujar la idea conceptual del juego del Barça. A tal fin, retocaron el sistema, que no la idea, y no pocas veces reconvirtieron a varios futbolistas. En el clásico se inventó a otro: Adriano, un lateral de vuelo largo y potente disparo, tan ofensivo que en el Sevilla jugó de interior y en el Barça de extremo, antes que de central. “Adriano se marcó un partidazo. Estuvo sólido en la defensa y ayudó mucho en la salida de balón”, le elogió Xavi. “Estuvo espectacular”, ahondó Messi. “Es la primera vez que juego como central en una línea de cuatro. Desde que me enteré de mi posición, Mascherano y otros compañeros me animaron, me tranquilizaron y me aconsejaron. Estoy satisfecho con mi actuación”, aseguró el propio Adriano (Curitiba, Brasil; 1984).

“Se lo dije el viernes. Pensé en él porque es rápido como un velocista”, explicó Vilanova; “había hablado con gente de mi equipo sobre esa posibilidad y también con él. Necesitaba que me dijera si lo veía factible. Todos sabemos que el Madrid pone el balón a la espalda de la defensa y, por su velocidad en carrera, pensaba que él podía hacerlo bien, pero la decisión era suya”. El técnico necesitaba saber que el futbolista se sentía seguro. Así que trabajaron el viernes y el sábado y Adriano, que había sido expulsado del Bernabéu en la vuelta de la Supercopa española (m. 32), completó un buen partido pese a que no tiró del todo bien el fuera de juego en el segundo gol de Cristiano Ronaldo.

El puesto de central es un laboratorio para los técnicos del Barça. Por ahí han pasado algunos que ni se lo imaginaban, como Abidal, Touré, Mascherano, Keita y Busquets, muchos canteranos y también muchos especialistas —Cáceres, Chigrinski y, forzado por las lesiones, Milito— que fracasaron en el intento. “Jugar de central en el Barça es una de las tareas más difíciles”, sostiene Vilanova, que ha preferido dar tiempo a Song para que se aclimate, liberar de responsabilidad al canterano Bartra y jugársela con el brasileño porque si las cosas salían mal la crítica la tomaría con él como técnico. A la espera de Puyol y Piqué, la idea de jugar con Adriano estaba avalada por su fiabilidad, su velocidad y su capacidad defensiva.

“Es el mejor momento de mi vida en todo”, resalta tras ser de nuevo internacional con Brasil

“Siempre da un siete”, coinciden los técnicos del club, convencidos de que Adriano es mejor jugador de lo que él mismo piensa. “Ataca bien, pero defiende igual de bien”, subrayan. “Tiene un golpeo de balón espectacular”, resalta Iniesta. Tipo tranquilo y afable, risueño, ejerce de acompañante dentro del campo y fuera de él. “Una buena persona”, resume Alves. A Adriano, que encara su tercera temporada en el Barça —lleva 77 partidos— le están respetando las lesiones y acumula minutos. En una entrevista en Catalunya Radio dijo: “Es el mejor momento de mi vida en todo. Esto va conjunto. Si fuera estás bien, dentro estás mejor”. Incluso ha vuelto a la selección de Brasil y aspira a jugar la Copa del Mundo de 2014, que organizará su país.

Adriano procede de una familia muy humilde de Curitiba —“una ciudad que no se parece en nada a Brasil”, dice— que le educó en los valores evangélicos. Vive en Barcelona con sus padres, su esposa —la única novia que ha tenido— y sus dos hijos. Muy integrado —su mujer tiene una tienda de ropa infantil— reconoce que llegó a Barcelona tras cinco años en Sevilla con una imagen preconcebida de los catalanes que ha modificado: “No son cerrados... Nos han recibido muy bien y el pensamiento es quedarnos a vivir aquí, sobre todo por los niños. Mi hijo pequeño es catalán. Hemos echado raíces”.

Campeón mundial sub-20 en 2003 y de la Copa América en 2004 con Brasil, forma parte de la mejor historia del Sevilla, la del equipo glorioso en el que coincidieron Alves, Renato, Baptista y Luis Fabiano. El día que le fue a buscar el Barça no se lo creía. El viernes, cuando Tito le dijo si se veía jugando de central, tampoco.

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