“No tengo problemas para ir a tomar cervezas con mis jugadores”
Paco Jémez debutó en Primera en el Rayo, equipo del que hoy es entrenador. "Aquí saben que el que no corre y no pelea no tiene posibilidades de jugar"
Paco Jémez tiene 42 años. Es el entrenador del Rayo, equipo en el que debutó en Primera hace 20 años. “No teníamos ni ciudad deportiva, entrenábamos donde nos dejaban, un día en un campo, otro día en otro, era un desastre.”, dice. Es arrollador. Es viernes, aparece después del entrenamiento en pantalón corto, todavía con las botas de fútbol. Da gusto escuchar la energía con la que habla.
Pregunta. Su padre era cantaor de flamenco ¿había mucha juerga en casa?
Respuesta. Sí. Siempre ha habido mucho vaivén de gente porque muchas de las veces ensayaban en casa, guitarristas, cantaores… Los vecinos no estaban muy contentos.
P. ¿Le dejaban ver los ensayos?
R. Sí porque ensayaban en el salón. Muchas veces eran ellos los que tenían que echarme a mí, allí estaba jugando con la pelota y pegando pelotazos por todos lados.
P. ¿Se escuchaba en su casa otra música que no fuera flamenco?
R. No. Con 16 años empecé a poner música de aquella época, en inglés y mi padre me decía ‘¿por qué pones eso?’.
P. ¿Cómo veía a su padre?
R. Ahora, con perspectiva, valoro lo que han hecho mis padres por nosotros porque la vida de mi padre ha sido complicada… una vida de tener que estar mucho en la calle para llevar dinero a casa.
P. ¿No le dio por el flamenco?
“Me gusta la cercanía. Pero que los jugadores sepan que cuando lleguemos al trabajo yo soy su jefe y tienen que hacer lo que yo diga”
R. ¡Si me oyera cantar ya sabría porque me he dedicado al fútbol! Tengo poquita voz y desagradable, pero sí toco la guitarra. Es que como hay muchos entrenadores y la cosa está muy achuchada, hay que saber hacer de todo… Cada día salen más y 10 y 12 y 14, no hay tanto equipo para tanto entrenador.
P. Tiene 42 años ¿cómo hace para que los futbolistas le vean como un entrenador y no como un colega?
R. Es complicado porque cuando quieres tener cercanía, y a mí a me gusta tenerla, tienes que delimitar muy bien cual es el ámbito de cada uno. Yo no tengo ningún problema para ir a tomarme tres cervezas con mis jugadores, lo hago encantado, pero que sepan que ellos siguen siendo jugadores y yo sigo siendo entrenador y que cuando lleguemos al trabajo yo soy su jefe y ellos tienen que hacer lo que yo diga.
P. ¿Entonces sí se puede ser amigo de los futbolistas?
R. ¿Por qué no? El tema está en los intereses que se crean. Yo si tengo cierta amistad con un jugador intento ser lo suficientemente profesional como para que esa amistad no determine mis decisiones a la hora de hacer las convocatorias. Pero a mí me encanta tener esa relación, que los futbolistas que he tenido en pasado me den un abrazo cuando me ven. Es lo más bonito en una profesión muy ingrata como la de entrenador.
P. ¿Por qué es ingrata?
R. Porque estás solo siempre, estás ‘peleándote’ con todo el mundo, preocupándote porque todo esté bien, que todo vaya perfecto, que el campo esté en condiciones, que los jugadores estén en buen estado, que el preparador físico esté pendiente de su trabajo… son demasiadas preocupaciones, es lo que hace que a veces haya roces.
P. ¿Se ha ido ya de cañas con algún jugador del Rayo?
R. De cañas y de algo más que de cañas. El día después de ganarle al Betis di libre, salí y me encontré con algunos de ellos por ahí. Y lo pasamos fenomenal, dentro del respeto de ciertas normas.
P. ¿Echa muchas broncas?
R. Espero que solo las estrictamente necesarias. Pero a veces para transmitir algo a tanta gente tienes que ponerte un poco tieso porque si no, no le entra.
Que yo haya sido un defensa nada fino no significa que no se me cayera la baba viendo jugar a Bebeto, Mauro Silva, Martín Vázquez…”
P. ¿Qué es lo que más le cabrea?
R. Cuando los jugadores que creo que me pueden dar algo no me lo dan. Eso, y cuando caen en la mediocridad.
P. Le gusta mucho ver vídeos. ¿Para qué sirven?
R. Para que los jugadores vean cómo juegan los rivales, ónde se les puede hacer daño, cuáles son las cosas que hacen mejor o peor a un equipo. Me chupo tres horas de partido y saco videos cortitos de diez minutos para que no se me duerman.
P. ¿Qué video ha puesto esta mañana?
R. Diez minutos del Madrid en Sevilla.
P. ¿Qué defectos tiene este Madrid?
R. Es capaz de competir a un nivel espectacular como el otro día contra el City y luego sin embargo le he visto partidos contra Sevilla, Getafe y Granada en los que su nivel competitivo no ha sido ni por asomo el mismo.
No tenemos a Tamudo, Diego Costa y Michu. ¿Y qué hacemos? ¿Nos echamos a llorar todos?”
P. ¿Cuándo era jugador estudiaba a los rivales en vídeo?
R. Me ponían el partido entero y me dormía.
P. Era un defensa nada estilista ni fino y sin embargo ahora quiere que sus equipos jueguen bien al fútbol. ¿A qué se debe este cambio?
R. Que yo haya sido un tipo de jugador no quiere decir que no me haya gustado el buen fútbol o que no se me cayera la baba viendo jugar a gente como Bebeto, Mauro Silva, Martín Vázquez, Milosevic, Kily González, Fran… Yo me dedicaba a lo que me tenía que dedicar, en una orquesta no todo el mundo toca el piano y el violín, también hace falta la trompeta. Yo estaba encantado de tocar el instrumento que me tocaba y además era necesario para que el equipo ganara. Me gusta que mis equipos jueguen bien porque es la mejor manera de ganar partidos, no conozco ningún juego en el que se juegue mal y se gane. En el fútbol se puede jugar de distintas maneras y sacar resultados, eso sí, pero a como les he dicho hoy a los jugadores en la charla, a mí no me vale que le ganen el Madrid de cualquier manera, yo no quiero eso.
Lass es de esos que te dan ganas de cogerlo del cuello y estrangularlo. Desde pequeñito, como era un portento, se le ha permitido hacer lo que le daba la gana”
P. ¿Ha cambiado mucho la forma de defender respecto a cuando usted jugaba?
R. Cada año es más valiente. Entiendo que defender con mucha gente atrás no es sinónimo de garantía.
P. Este año ha empezado a jugar con una línea de tres atrás.
R. No lo había hecho casi nunca. Tengo que explotar las virtudes de mis defensas. Los laterales que tengo son los más rápidos del equipo y yo juego con mucha gente en el centro del campo porque me gusta apretar arriba y por ahí se crea superioridad numérica. Los jugadores prefieren jugar con cuatro porque se sienten mucho más seguros, pero es que si pusiera a siete defensas lo estarían aún más. Pero se trata de ocupar bien los espacios y eso requiere un trabajo, una motivación y un convencimiento.
P. Lendoiro le fichó por un marcaje que le hizo a Bebeto… ¿lo recuerda?
R. Me fichó además en contra de la opinión del entrenador… Aquí marcó por un despiste que tuve en el último minuto, en Riazor no nos jugábamos nada, ellos tampoco, estaban de fiesta por haberse clasificado para las competiciones europeas… Yo todavía no había firmado y ellos creían que nosotros también nos sumaríamos a la fiesta. ¡Las patadas que le pude dar a Bebeto ese día! Me decía ‘será posible, pesado, que no te juegas nada’. A los dos meses cuando me vio aparecer en Coruña me dijo: ‘no sabes la alegría que tengo de tenerte aquí’.
P. ¿Por qué Arsenio no le quería fichar?
R. Porque tenía ya a muchos defensas. Voro, Djukic, Ribera, Serna… Ribera es de los mejores centrales que me he encontrado en mi carrera, tenía la rodilla destrozada y el tío venga a jugar y entrenarse. Era un competidor nato.
P. ¿Tiene la sensación de haber hecho un medio milagro el año pasado con el Córdoba… con 4 millones de presupuesto?
Ser entrenador es una profesión ingrata, estás solo siempre, peleándote con todo el mundo”
R. Soy creyente, creo que si hay milagros hay mejores sitios donde Dios pueda invertir. En el fútbol no hacen falta. Ese proyecto y este son parecidos, eso sí: muchas dudas al principio, muy poco dinero, clubes en los que se pueden fichar a buenos jugadores pero no de renombre. Mi única virtud fue convencer al equipo que podíamos competir con cualquiera y esa va a ser mi idea este año. Hay que luchar contra la frase típica de: ‘tenéis 7 millones de presupuesto, por lo tanto estáis descendidos antes de empezar’.
P. ¿Qué tipo de jugadores le gustan?
R. Honrados, valientes, que cuando están en el campo siempre lo intentan aunque fallen y que lo vuelven a intentar si fallan de nuevo. Quiero a esos jugadores en mi equipo.
P. Parecía que el Rayo era de Sandoval y que sin Michu y Diego Costa iba a hundirse… ¿cómo se construye un equipo sin echar de menos su presencia?
R. Nos falta mucha gente, Diego Costa, Michu, Michell, Movilla, Arribas… Eso genera dudas, para disiparlas lo único que hacía falta era tener un buen arranque, para que la gente viera que tampoco era todo tan feo como lo estaban pintando. ¡Y ya! Tampoco hemos hecho más. Michu, Tamudo y Diego Costa hicieron 43 goles entre los tres el año pasado, este no están aquí. ¿Y qué hacemos? ¿Nos echamos a llorar todos, o empezamos a repartirnos los goles? Pues esa es la idea. Se llamen Chori, Lass, Piti, Leo…
P. Lass ha ido de más a menos en minutos jugados. ¿No le convence?
Di María es el jugador que más sensación de peligro me transmite. Sin balón, solito, aprieta las defensas. Corre y corre. Y arrastra a los demás”
R. Es de esos jugadores que dan ganas de cogerlo del cuello y estrangularlo porque tiene un potencial que hace mucho tiempo que yo no veía. Pero tiene que trabajar mucho porque tiene muy malas costumbres: desde pequeñito, como era un portento, se le ha permitido hacer lo que le daba la gana. En el fútbol profesional ya no eres tan portento, ya no te diferencias del resto por el simple hecho de correr y llevar el balón, ahora las diferencias son más pequeñas y tienes que ser más profesional, mucho mejor tácticamente, elegir mejor. En ese proceso de aprendizaje estamos: quitándole todas las malas costumbres que tiene que son muchas. Yo se lo he dicho muchas veces ‘eres muy cabezón pero yo lo soy más que tú’. Los minutos irán en función de su aprendizaje.
P. ¿Qué le ha sorprendido de Leo?
R. Ha mejorado en concepto tácticos. Estoy intentando buscar el sitio donde se sienta más cómodo, muy arriba, con los defensas cerca le cuesta más trabajo; viniendo desde atrás con esa zancada que tiene, parecida a la de Michu, crea más peligro.
P. Si para parar a Falcao hacían falta seis sentidos… ¿para parar a Cristiano qué hace falta?
R. A Cristiano, a Di María, a este al otro… es que el Madrid es mucho más que Cristiano. Después de ver la segunda parte del City posiblemente sea Di María el que me transmite más sensación de peligro. Hace tantas cosas, con y sin balón. Sin balón, él solo, apretaba a toda la defensa del City. Los compañeros lo veían y decían ‘pues claro los compañeros lo veían y decían si este corre nosotros que vamos a hacer? Correr también’. Muchas veces necesitas a ese tipo de jugador que arrastra el resto.
P. ¿En El Rayo quién es?
R. Aquí nos arrastramos los unos a los otros. Aquí saben que si no corren, no pelean, no van para delante, no tienen posibilidades de jugar. Necesito a gente comprometida.
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