Iribar, una sombra de medio siglo
El Chopo será homenajeado mañana en San Mamés cincuenta años después de su debut, el mismo día, contra el mismo equipo, el Málaga, aunque en distinto escenario
Tiene los mismos años (69) que Joan Manuel Serrat y unos meses más. Uno menos que Felipe González. La generación del 40. Pero si Serrat se tuvo que hacer su canción (Mediterráneo) y Felipe González nunca tuvo la suya, a José Ángel Iribar el público le escribió la suya: “¡El Chopo, el Chopo, el Chopo es cojonudo, como el Chopo no hay ninguno!" cantaba la grada después de que "el Zaragoza, al que todo el mundo pensaba que íbamos a vapulear, nos diera un meneo de cuidado", recuerda Koldo Aguirre “y la gente decidió celebrar las paradas de Iribar, que fueron muchas y magníficas para curar la herida de la derrota". “Hasta me pusieron la txapela y me sacaron a hombros”, rememora Iribar.
El domingo, Iribar, la otra araña negra, el portero que rivalizó en méritos con el ilustre Yashin o el mítico Gordon Banks, siempre sobrio en los andares y en los movimientos, sin un asomo de pose en la portería, recibirá en San Mamés el homenaje por los cincuenta años de su debut con el Athletic, precisamente el mismo día, 23 de septiembre, y ante el mismo equipo, el Málaga, aunque en distinto escenario. Entonces Iribar suplió a Carmelo en el minuto 61 “porque es verdad que salvé un gol pero a cambio me pegué un trastazo contra el poste que me dejó aturdido. Tuve que ser sustituído y la verdad es que fuí bien sustituido”, recordaba Carmelo, en un reportaje de EITB.
Fue un debut accidental y accidentado. De hecho, El Chopo tuvo que esperar hasta hasta octubre del siguiente año para hacerse con la titularidad en la portería del club con el que siempre había soñado y con el que disputó 617 partidos en 18 temporadas. “Es verdad que perdimos, lo cual siempre es una mala noticia. Pero para mí supuso mucho porque era conseguir algo que parecía imposible de niño, un sueño. Y que ahora te lo reconozcan pues siempre te rejuvenece”.
Perdimos, pero para mí supuso mucho porque era conseguir algo que parecía imposible de niño, un sueño. Y que ahora te lo reconozcan pues siempre te rejuvenece"
Nacía entonces una generación de futbolistas que luego se convirtieron en una alineación que el público se sabía de carrerilla. Ese mismo día, debutó con el Athletic un centrocampista de 17 años, físicamente poderoso, con un talante imperturbable y una técnica depurada. Era Fidel Uriarte, un muchacho de Sestao que curiosamente acabó sus días futbolísticos en el club andaluz, entonces jugando de líbero.
Siempre el Málaga de por medio. “De hecho muchos años después me he encontrado en Málaga muchos aficionados que se sabían nuestra alineación de memoria”. Quien habla es Iñaki Sáez, exjugador del Athletic, que fuera entrendor del club rojiblanco y seleccionador español, que debutó una semana antes con el Athletic frente al Barcelona. También con derrota. Entonces era extremo “y hay que ver lo que significaba para mí debutar con el Athletic. Yo vivía muy cerca del estadio y me crié futbolísticamente en el triangulillo de San Mamés [el lugar al que iban los niños y jugadores de las categorías inferiores]. Fíjate, nuestra máxima ilusión en los partidos era tocarle el pantalón a Artetxe cuando sacaba los córners. Y de pronto me encuentro jugando con él. Debuté porque estaba lesionado, pero cuando volvió le pusieron en la izquierda y yo seguí jugando en la derecha, durante cinco años, hasta que me convertí en lateral”. “No estaba yo para darle consejos a Iribar. Lo que sí saqué es que por debutar una semana antes que él yo fui el capitán, porque si no imagínate. Pero de consejos nada. Yo cuando llegué al vestuario cogí la última palomilla, la que estaba más cerca de la puerta. Por si acaso”. Aún recuerda Iñaki Saéz cuando los directivos del Athletic fueron a su casa a hablar con su padre para que fichara por el Athletic. “Increíble, es la palabra”, recuerda.
No estaba yo para darle consejos a Iribar. Lo que sí saqué es que por debutar una semana antes que él yo fui el capitán" Iñaki Sáez
Más suerte que los dos tuvo entonces Txutxi Aranguren, que debutó dos meses después convictoria en Córdoba (1-2) “y precisamente ahí comenzamos la remontada de un clasificación nefasta que llevábamos entonces”. Koldo Aguirre recuerda que Aranguren “mi ahijado, para mi era mi ahijado, junto a Fidel Uriarte”, sufrió los rigores de la importancia de Iribar. “En un partido contra el Madrid le hizo una cesión y El Chopo por el afán de sacar cuanto antes se colo la pelota entre las piernas. El público y la opinión le culpó a Aranguren, porque El Chopo no podía fallar. Y es que era tan grande que una vez con la selección española en Escocia, hizo una parada por la escuadra, en la que voló, sujetó el balón y cayó con él atenazado. Y todo el campo se hizo silencio, como no dando crédito a lo ocurrido. ¡Como iba a fallar el Chopo!”.
Existe la impresión generalizada en San Mamés de que Iribar, que ganó dos Copas y una Eurocopa, tuvo como mayor mérito sostener al Athletic en Primera División en años difíciles, a veces imposibles. Su capacidad para parar lo imparable le hizo sobrenatural y un martirio para los delanteros. El barcelonista Marcial llegó a aplaudirle tras evitarle siete remates a bocarjarro. Mañana le apludirá San Mamés. Con afecto y con toda la nostalgia del mundo.
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