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Cristiano lanzó su misil

Los datos estadísticos revelan que el Madrid no se impuso al Manchester City corriendo más que contra el Sevilla, sino rematando desde fuera del área

Diego Torres
Cristiano chuta pese a la oposición de Kompany.
Cristiano chuta pese a la oposición de Kompany. LUIS SEVILLANO

La crisis no se apagó corriendo más sino disparando misiles de largo alcance. A falta de infantería, el Madrid doblegó al Manchester City con artillería pesada. Con dos tiros desde fuera del área, de Marcelo y de Benzema, y otro, el último, el de Cristiano, desde el vértice del área. Lo que el equipo no pudo hacer mediante un juego más elaborado lo completó con ese recurso que tantos puntos le brindó en el último campeonato de Liga.

Al frente de los rematadores se situó Cristiano, que a la media hora de partido ya había amenazado cinco veces a Hart, casi siempre desde más allá de la línea frontal del área. La victoria sirvió para aplazar momentáneamente las tensiones internas en el club. A Cristiano, en particular, el gol del triunfo (3-2) le restauró su imagen emborronada ante un público que observó con suspicacia la confesión que hizo hace dos semanas declarándose “triste”.

Ante el City, el Madrid disparó 34 veces: 19 desde fuera del área y 15 desde dentro de ella

La trayectoria melancólica de Cristiano se inició con la eliminación de Portugal de la Eurocopa. El regreso de las vacaciones le descubrió deprimido. No le gustó el relieve que habían adquirido sus compañeros españoles tras la conquista del campeonato europeo de selecciones. También le decepcionaron ciertas actitudes de su mánager, José Mourinho, a quien de pronto notó más distante. Al parecer, el hombre reclamaba atención. Un reconocimiento general que no sintió por ninguna parte y que añadió sal en la herida abierta ante lo que él cree evidente: que no ganará el ‘Balón de Oro’. Según fuentes del Madrid, Cristiano achaca la pérdida del trofeo individual a una mezcla de mala suerte combinada con maniobras turbias dentro del vestuario, los medios de comunicación, la UEFA y la FIFA. “Creíamos que lo suyo con el ‘Balón de Oro’ era una obsesión”, confesó un compañero, “¡pero parece una enfermedad!”.

Las tribulaciones de Cristiano alcanzaron su punto álgido cuando declaró su malestar en público, no alegó más motivos que los “profesionales”, y pidió audiencia con el presidente, Florentino Pérez. El máximo mandatario madridista escuchó sus quejas. Según fuentes del club lamentó no sentirse suficientemente apoyado por sus compañeros, ni por la institución, ni por la afición. Recordó que la hinchada de Old Trafford le idolatraba con más fervor. Dijo que, de seguir así las cosas, prefería marcharse. A Florentino Pérez el asunto le resultó fastidioso e incomprensible. Hubo compañeros que, enterados de todo, interpretaron que había incurrido en la deslealtad. La semana pasada, Iker Casillas y Sergio Ramos, los capitanes, acudieron a Cristiano para ofrecerle su apoyo para lo que necesitase. Fue una aproximación breve y formal. Cristiano lo agradeció sin alargar el protocolo.

Corrimos lo mismo y jugamos igual que en Sevilla: nos costó controlar el partido"

Ante el City, el goleador portugués recuperó parte su entusiasmo. Las dificultades del Madrid para alcanzar con claridad posiciones de disparo, acentuadas con la presencia de Khedira en la media punta, se solventaron a fuerza del viejo recurso del tiro de media y larga distancia. Esto es lo que viene pidiendo Mourinho a sus hombres desde hace años. El City, replegado hasta el fondo de la caja por encargo de Roberto Mancini, puso las mejores condiciones para que lo acribillaran desde los 20 metros. Cuanto más se retrasaba su defensa, más se aproximaban los tiradores madridistas a su objetivo. El Madrid tiró 19 veces desde fuera del área y 11 desde dentro.

 Esforzándose por justificar la defenestración de Ramos, el martes, tras el partido, Mourinho fabricó un discurso explicando que la mejoría ante el City se debió al mayor esfuerzo físico que hizo su equipo en defensa. “En Sevilla”, dijo el mánager, “hubo jugadores que en 90 minutos no recuperaron un balón”.

Ayer, desde el anonimato, un jugador manifestó su desacuerdo con el técnico: “Corrimos lo mismo y jugamos igual que en Sevilla: nos costó controlar el partido. Nos pasa siempre que no marcamos el primer gol”. La estadística lo respalda. Contra el City el Madrid robó 70 balones. Contra el Sevilla, 77.

La diferencia no estuvo en la cantidad de sudor segregado. Estuvo en la cantidad de misiles disparados sin pasar a través de las líneas enemigas. En el 3-2, Cristiano remató ante la oposición de Javi García, Company, y el portero Hart. La bomba se filtró entre la muchedumbre y acabó en la red.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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