En manos del cerrajero
Tras la victoria de los Bryan en el dobles, España busca hoy la final con Ferrer como punta de lanza: el alicantino espera a Isner invicto como local (15-0) y en tierra
Cuando Àlex Corretja le tira una toalla contra el pecho a Marc López (“¡Vamos!”, grita), señala a un líder y resume que una cosa ha quedado clara: la dupla que forman El Boleta y Marcel Granollers puede competir de tú a tú contra los hermanos Bryan, los número uno mundiales, campeones de 12 grandes y de dos medallas olímpicas. Si los españoles ceden 6-3, 3-6, 7-5 y 7-5 el tercer punto de las semifinales de la Copa Davis (España, 2; EE UU, 1) es porque los Bryan son mucho Bryan; porque Granollers juega con la pierna izquierda vendada y rumiando la retirada; y porque a los locales, con López compitiendo con un calcetín compresor para paliar los dolores que le llevaron al abandono en las semifinales del Abierto de EEUU, les fallan esas piernas doloridas para cerrar algunos peloteos decisivos. Un dato lo fotografía todo: para lograr su vigésima victoria en la competición (20-2), los Bryan tienen que jugar el duelo más largo de su carrera en la Davis, según la Federación Internacional (3h 38m).
No me voy a encontrar perfecto David Ferrer
Pese al balón de oxígeno, Estados Unidos se enfrenta a dos datos que actúan como grilletes de la euforia. Desde 1998, ningún equipo remonta el 0-2 con el que se fue a dormir el viernes. Por España abre hoy los cruces David Ferrer (12.00, Teledeporte), que se enfrentará a John Isner: el alicantino no ha perdido nunca como local (15-0) y jamás ha cedido un duelo sobre arcilla con La Ensaladera de por medio. Su papel en el periodo de esplendor que vive la selección ha sido capital: si España sueña con conquistar su cuarta Davis en cinco años es porque tiene en Ferrer al mejor cerrajero. Ya en 2011 lideró sobre cemento y bajo techo el asalto de Austin, donde España tumbó a EEUU, una de las tres veces en su carrera en las que ha abierto la puerta de la victoria, evitando que se llegue al quinto punto.
“No me voy a encontrar perfecto”, avisó Ferrer el viernes, tras sufrir para derrotar en el primer duelo a Sam Querrey, que hoy jugaría contra Nicolás Almagro en el caso de que fuera necesario un quinto partido para decidir el finalista. “Jugar un tenis perfecto a estas alturas es imposible”, continuó el número cinco, que el sábado de la semana pasada estaba disputando la semifinal del Abierto de EEUU. “Nunca es fácil adaptarse a un cambio de rápida a tierra, he tenido solo tres días para ello”, dijo Ferrer. “No he estado perfecto pero sí regular”, añadió antes de valorar su récord perfecto cuando ha jugado en España, donde se le ha visto derrotar al serbio Novak Djokovic, al argentino Juan Martín del Potro y al estadounidense Andy Roddick, todos ellos campeones de grandes. “Sé que este récord no va a durar eternamente, pero estoy orgulloso de haberlo conseguido”, dijo.
Ferrer puede evitar el drama de un quinto punto agónico y citar a España en la final con el ganador del Argentina-República Checa (1-2). Tras un curso agotador, no se sabe cuánto mandará aún su cabeza sobre sus piernas. Por seguro se pueden dar otras cosas. Que Isner, con sus 2,06m y sus 111 kilos, no llegará fresco a la cita tras zamparse el viernes 4h16m de pulso en su derrota ante Almagro; y que si algo distingue a EE UU, juegue quien juegue, es su espíritu: los estadounidenses salen llorados a la pista.
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