Programado para el fútbol
Eden Hazard, hijo de jugadores profesionales, capitaliza el ataque del Chelsea
Durante la pretemporada, el técnico Roberto Di Matteo, consciente de que el futbolista debía ser el agitador del Chelsea con sus pases definitivos y goles ocasionales, lo cogió unas cuantas veces a pie de campo para hablarle, aconsejarle, descifrarle la Premier. Quizá le preocupaba que no cuajara de inicio, que surgieran críticas por su precio (40 millones y su hermano Thorgan, de 16 años, al filial). Pero tras el estreno del trescuartista, lo tuvo claro: “Solo hay que verle cómo se divierte y juega para saber que no tendrá problemas de adaptación”. Tres partidos más tarde, ya nadie duda de Eden Hazard (La Louvière, Bélgica; 1991), que ha participado en siete de los ocho goles del equipo, con seis asistencias y una diana. “Ha venido para ser la referencia junto a Juan [Mata] y ya lo ha logrado. Es un privilegio tenerlo detrás por sus pases”, expresa Torres. “Es muy fácil jugar con él”, agrega Mata.
“Hazard ha sido programado para el fútbol, es un ordenador”, le piropea Jean-Luc Buisine, ex director deportivo del Lille y ahora del Mónaco. Lo explica su madre, Carine, que jugaba en la Primera belga como delantera: “Disputé partidos embarazada hasta los tres meses, por lo que Eden marcó goles antes de nacer”. Y su padre, Therry, que se quedó en la Segunda belga, se esmeró en enseñarle a chutar, a jugar con sus hermanos; además de Thorgan, Kylian está en la escuela del Lille y Ethan, el menor, en el Tubize. Pero Hazard duró poco en Bélgica, lo que tardó Buisine en verle, con 14 años. Dos cursos más tarde, debutaba en la Ligue 1. “Jugué contra él en un partido sub-17”, recuerda Piqué, central del Barça; “y casi nos la lía solito. Ya era un crack”. “Lo mejor, sin embargo, es que es un tío muy tranquilo”, explican desde el Chelsea; “antes y después de un duelo, no está nervioso ni nada”.
Jugué contra él en un partido sub-17 y casi nos la lía solito. Ya era un crack” Gerard Piqué
Hazard no se detuvo, futbolista revelación de Francia por dos años seguidos y, en los dos últimos, mejor jugador de la Ligue 1. “El pequeño Messi”, le definió Claude Puel, entonces técnico del Lyon. “En la selección también le llamábamos Messi por su velocidad y regate”, añade el internacional Vanden Borre. Aunque con Bélgica, siempre comparado con el gran Enzo Scifo, tuvo sus problemas. Como en ese duelo frente a Turquía, cuando le sustituyeron y abandonó el campo sin avisar, por lo que fue sancionado con tres partidos. “No estoy aquí para hacer regalos y Bélgica necesita al mejor Eden”, expuso el técnico Leekens. Pero, necesario para una selección efervescente (Kompany, Defour, Fellaini, Vermaelen…), regresó. Y, desde entonces, se enfrentó con la exigencia de la afición, que le reclamó ser el mejor con 18 años. “En Bélgica se le sigue porque vemos la Ligue 1; quizá por eso se le exige”, cuenta Franky van der Elst, futbolista de los años 80 y 90, uno de los mejores medios belgas de la historia. “Puede que a alguien no le gustara que se fuera del país”, añade Marc Degryse, ariete belga en los años 90; “pero los jóvenes que despuntan no juegan aquí”. Ahora, Hazard brilla en el Chelsea.
“Se lleva con los de habla francesa y se ha adaptado muy bien al grupo”, explican desde el Chelsea; “ya le habrá caído alguna broma de David Luiz, que no para quieto”. Y añaden: “Como futbolista ya ha convencido. Es de esos a los que le pasas el balón y estás tranquilo”. Algo que aprueba Van der Elst: “Es el mayor talento de Bélgica”. Le corrige Degryse: “Ya es el mejor atacante en la historia de Bélgica”. Y Di Matteo añade: “Nos aporta creatividad y creo que su impacto será muy positivo”. Pero eso, a los del Atlético no les inquieta. “No estoy preocupado de Hazard, sino de todos”, señala Diego Costa. “Es un gran jugador, pero nos preparamos para frenarlos”, apunta Koke. “Que se preocupen los defensores de pararle que yo me ocuparé de meter goles”, remata Falcao. No será fácil, se miden con el campeón de Europa, dirigido por Hazard, un jugador que ya goleaba antes de nacer.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.