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desde mi sillón
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La Vuelta de Valverde

Valverde festeja su triunfo en Andorra.
Valverde festeja su triunfo en Andorra.FELIX ORDONEZ (REUTERS)

Valverde ha vuelto. No es que haya vuelto a ganar, ya lo hizo en Arrate en esta misma Vuelta y anteriormente en esta temporada, la última sin ir más lejos en el pasado Tour. Tampoco es que haya vuelto de su sanción por dopaje, ya lo hizo a principio de año. Lo que ha vuelto es el mismo Valverde con esa capacidad ganadora y ese cambio de ritmo final matador por el que desde sus tiempos de amateur se ganó el sobrenombre de El imbatido.

El déjà vú de la etapa de la Pandera de la Vuelta a España 2003 no deja lugar a dudas. Allí Valverde era la joven promesa del equipo Kelme que asombraba a propios y extraños con su forma de desenvolverse en los kilómetros finales. Hasta sus propios compañeros estaban asombrados del rendimiento del juvenil, como uno de ellos le llamaba con el mayor de los cariños. Allí ganó con las mismas armas que utilizó ayer, nueve años después —cuántas cosas han ocurrido en su vida desde entonces—, viniendo desde atrás en las últimas centenas de metros, con una velocidad y un cambio de ritmo único que confirmaba el acierto de quién le puso ese sobrenombre.

El murciano se deja llevar por el instinto. Su objetivo es llegar hasta donde el cuerpo le aguante

Esta Collada de la Gallina, inédita en la Vuelta, tenía cierto paralelismo con la ascensión jienense. A las durísimas rampas con las que se encontraron en los últimos cuatro kilómetros les sucedían ligeros descansos en los que la pendiente suavizaba, como en ese último kilómetro final de La Pandera, en el que incluso nos encontrábamos con una corta pero inclinada bajada. Valverde, un corredor con una capacidad única en este tipo de esfuerzos, dijo que, tras comprobar después de un primer ataque seleccionador que las fuerzas de todos iban muy justas, decidió seguir la rueda de Purito que era quien mejor conocía esta subida.

Por todos era sabido que Purito, el líder de la general, corría en casa, pues durante parte del año reside aquí en Andorra. No en vano declaró que ésta es la subida donde realiza sus entrenamientos de calidad, así que no había mejor referencia a la hora de regular que seguir su rueda. Eso sí, pudiendo, que esto no está al alcance de cualquiera.

Valverde fue quien comenzó las hostilidades cuando la cosa se puso seria, tras una etapa corrida a ritmo fulgurante desde la salida; y de esa primera selección sobrevivieron los cinco que tuvieron opciones de jugarse la victoria de la etapa, aunque al final fue Froome el que resultó descartado por el ataque de Contador —cedió 15 segundos en la meta—, y también Dani Moreno, el apoyo de Purito en el Katusha cuando la carretera se empina, que se encuentra en un momento de forma excepcional.

Llevamos una semana y, aunque no lo parezca, quedan otras dos. Esto acaba de empezar

En una zona de curvas enlazadas con pendiente durísima, fue Froome quien lanzó su anunciado ataque. En la respuesta, Contador no se conformó con alcanzarle sino que decidió continuar con la aceleración dejando clavado al británico lanzándose en solitario en busca de la victoria. Parecía que todo estaba decidido y que la etapa estaba en manos del pinteño, pero de todos es sabido que Contador, donde de verdad hace daño es en el cambio de ritmo. Una vez que pierde la inercia de esa aceleración, bastante tiene con mantener la velocidad de ascensión previa y aprovechar las ventajas que le da el hecho de poder desembarazarse de esta manera de sus rivales. Eso lo saben bien Purito y Valverde, pero para poder aprovecharse de esto hacen falta piernas en esos momentos.

Purito reguló con inteligencia sabiendo bien dónde estaba su límite en esta subida; y Valverde, igualmente inteligente, decidió confiar en él, soldándose a su rueda. Así llegaron a los metros finales, y Valverde, entonces, se dejó llevar por su instinto, el mismo de La Pandera en 2003 y el mismo de tantas otras ocasiones que tantas alegrías le ha dado. Ahora Froome y Contador se encuentran igualados en su particular guerra —empate, uno a uno— a 33 y 40 segundos de Purito respectivamente, mientras que Valverde da la impresión de vivir al día sin más objetivo que llegar hasta donde el cuerpo le aguante.

Veremos, que estamos el final de la primera semana, y aún quedan otras dos. Y aunque no lo parezca, esto no ha hecho más que empezar.

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