“Un punto y aparte como piloto y un punto seguido en mi vida”
Joan Lascorz, expiloto de Superbikes que quedó tetrapléjico tras un terrible accidente en Imola el pasado abril, habla por primera vez y piensa en el futuro
Se estampó contra un muro de cemento a 200 km/h. Uno de esos muros enemigos de los pilotos que disfrutan buscando los límites en los circuitos. Pero puede contarlo. Joan Lascorz (Cunit, Tarragona; 27 años) se enfrenta al mundo subido a una silla de ruedas. Y casi cinco meses después de aquel accidente terrible que le dejó tetrapléjico durante unos entrenamientos, abre la boca para dar las gracias y gritarle al mundo que quiere mirar al futuro a la cara. Su equipo, el Provec Racing, ha enviado el último comunicado de uno de los mejores pilotos de la parrilla del Mundial de Superbikes.
A mediados de septiembre quiere dejar el Instituto Guttmann, donde ingresó poco después de su caída, el pasado 2 de abril, y donde está aprendiendo sobre su nueva vida. Debido al impacto contra un muro en el circuito de Imola, Lascorz sufrió una luxación de la vértebra C6, lo que le produjo una cesión total de la médula espinal, una lesión irreversible. Presenta un cuadro tetrapléjico; no tiene movilidad en piernas, zona abdominal ni dedos de la mano; sin embargo, tiene sensibilidad en las manos y movilidad en la cara, el cuello, los brazos, los hombros, los codos y las muñecas. Tiene el 100% de las facultades mentales y esta buscando un nuevo enfoque a su vida. Con la ayuda de otros que sufrieron percances similares -Lascorz ha recibido la visita de Albert Llovera, Óscar Lanza o Isidre Esteve, pilotos con problemas de discapacidad y que siguen compitiendo o vinculados a las carreras; o Filipo Presiosi, ingeniero padre de la Desmosedici, también discapacitado-, busca nuevos proyectos, en lo personal y en lo deportivo.
“Lo que me ha pasado es una putada. No sé si es mala suerte o que las reglas de juego en Imola no estaban para llevar una moto de 240cv. En cualquier caso es, sin ninguna duda, un punto y aparte en mi carrera de piloto de motos y un punto y seguido en mi vida. Es una situación muy difícil. Deberé hacer de tripas corazón para salir adelante”, reflexiona el corredor en el citado comunicado, en el que explica que cuando deje la Guttmann replanteará su vida en profundidad y buscará nuevos objetivos para “seguir disfrutando de la vida”, aunque, señala, no con la misma intensidad. “A veces siento una tristeza enorme por lo rápido que me cambió todo por culpa de ese muro, y doy mil vueltas a lo ocurrido; pero otras veces, me lleno de optimismo y pienso lo que me deparará el futuro y todo lo nuevo que me queda por aprender de nuevo”, concede.
Lo que me ha pasado es una putada. No sé si es mala suerte o que las reglas de juego en Imola no estaban para llevar una moto de 240cv
Lascorz recuerda que no le fue fácil llegar donde estaba. “Era fruto de mucho esfuerzo por parte de todos los que habían hecho posible que dejara de repartir pizzas a los 18 años con una 50cc y empezara una carrera profesional como piloto”. Y otros advierten a menudo que su lealtad era tal que renunció al mundial de motociclismo -tenía un par de ofertas para correr en Moto2- porque había dado su palabra a Kawasaki. “Es una injusticia muy triste pero habrá que afrontarla de la mejor manera posible. Es un tipo de lesión que no solo te aparta de las carreras, sino que te marca para toda la vida y eso es algo con lo que voy a vivir siempre”, sentencia. Pero la gratitud puede más que el resentimiento. Los pilotos de todos los campeonatos y categorías le recuerdan cada día de carreras, el mundo del motor y sus aficionados, también. Sus amigos hicieron más de 10.000 pegatinas con su número, el 17. “Me ha dado muchísima fuerza que la gente se solidarizara con mi accidente y quiero agradecerlo de todo corazón. Es todo un orgullo para mí”.
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