El CSD media en la crisis del fútbol

El Gobierno, a través del presidente del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal, se personará hoy en la Asamblea de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) para mediar en la guerra del fútbol. El conflicto se recrudeció desde que el pasado martes 13 clubes de Primera División se declararon en rebeldía y dispuestos a parar el comienzo de la Liga al solicitar una Junta de División que no fue convocada. En su lugar, la LFP decidió fijar la Asamblea de hoy, un acto que el G-13 considera una “cacicada” de la patronal porque en la Asamblea intervienen los clubes de Segunda División y las posibilidades de que sus propuestas sean aceptadas son nulas. El grupo de los 13 entiende que los puntos a tratar, como el pago inmediato de las deudas de los operadores de televisión, la retirada de las demandas interpuestas contra ellos en relación a los contratos de cesión de los derechos audiovisuales o una mayor transparencia en la fijación de los horarios, son competencia de la Junta. “Nosotros hacemos un ejercicio de democracia mediante el sufragio universal. Lo que no es democrático es que el G-13 quiera quitar competencias a la Asamblea”, dice un destacado miembro del G-30, en el que están agrupados la mayoría de los clubes de Segunda.

Esta guerra del fútbol tiene que acabar ya y ser la última. Los acuerdos tienen que llegar” Miguel Cardenal

Con este panorama y con los aficionados aún sin saber si la Liga comenzará el sábado y quién la televisará, Cardenal instó ayer a un acuerdo a todas las partes implicadas: “Esta guerra del fútbol tiene que acabar ya y ser la última. Los acuerdos tienen que llegar”. Cardenal también insistió en la necesidad de que los operadores de televisión se pongan de acuerdo: “Deben abandonar toda postura de intransigencia. El fútbol español no puede permitirse las pérdidas millonarias que derivarían de una deficiente explotación comercial de los derechos de retransmisión. El acuerdo debería estar ya formalizado”, advirtió el presidente del CSD ante una Asamblea en la que no está garantizada la presencia de todos los miembros del G-13.