Sol, viento y tormentas. Así transcurre el Campeonato de la PGA, el último grande de golf del año, y así se transmite a la pizarra de resultados, ocupada ahora en su punto más elevado por el norirlandés Rory McIlroy, el tercer mejor jugador del planeta.
El torneo en Kiawah Island (Carolina del Sur) es un disloque que el aparato eléctrico ha venido a rematarlo. El sueco Carl Pettersson fue el primero de los líderes. Después Tiger Woods despegó en medio de un vendaval, y McIlroy, el joven de 23 años que ganó en 2011 el US Open, se reencontró con su mejor versión para firmar 5 birdies y un bogey en 9 hoyos y asumir el mando.
Cuando mejor bordaba su golf, McIlroy oyó la sirena que paralizó el juego. Los rayos se acercaban al galope hacia el Ocean Course, el campo pegado a la costa atlántica, y lo que para el joven norirlandés fue una parálisis para Tiger Woods, entre otros, fue un alivio.
Woods, de 36 años y que parecía lanzado a por su decimoquinto título de Grand Slam tras cuatro años de ruptura en la secuencia, paró su nefasta puesta en acción tras 7 hoyos, 3 arriba y diez puestos de descenso. Los españoles Gonzalo Fernández-Castaño y Miguel Angel Jiménez no ofrecieron nada espectacular ni desastroso. La jornada del movimiento sabatino fue un fiasco general, por la suspensión, y ambos caminan con uno arriba en la jornada y lejos de la batalla, que este domingo tendrá dos capítulos.
McIlroy y el fiyiano Vijay Singh, de 49 años, conservan un liderato compartido con -6; mientras que el australiano Adam Scott, que perdió de manera inmisericorde el Open Britránico hace menos de un mes, es el tercero en la tabla provisional, a un golpe del dúo de cabeza.
La tercera ronda se completará a primeras horas del domingo, y luego comenzará la cuarta y última en una jornada que se espera maratoniana y a expensas de las condiciones meteorológicas.
