“Todo está en mi ojo”
El español Jordi Roig dio el disparo de salida a la carrera del siglo
Las cuatro últimas palabras que Usain Bolt (y con él, los otros hombres más rápidos del mundo, y los espectadores que no estuvieran muy lejos de sus tacos de salida) oyó antes de correr las semifinales y la final de los 100 metros fueron “On your marks” y “set”, y las pronunció a través de un micrófono con su inevitable acento catalán-valenciano Jordi Roig, el ‘pistolero’ que armado con una Omega roja dio la salida a la carrera más esperada del siglo. “El que diera yo la salida fue una decisión de los delegados técnicos de los Juegos y del coordinador de salidas”, dice, elegantísimo en su uniforme olímpico Roig, uno de los seis jueces internacionales de salidas cualificados por la federación internacional (IAAF). “En cuanto me lo dijeron sentí una gran alegría y una gran responsabilidad”.
Las pocas nulas que ha habido han sido en pruebas combinadas, en el heptatlón"
Ya que el domingo no hubo competición matinal en el estadio, el día, hasta las 21.50 horas londinenses, el momento de la salida de los 100 metros, transcurrió lento y perezoso para Roig, nacido en Barcelona y residente en Alicante. “El nerviosismo va creciendo”, decía antes de la carrera, “pero llegado el momento me relajaré totalmente, abstraído de todo y concentrado”.
Pese a todo el debate abierto con las nuevas normas de la IAAF que produjeron la exclusión por nula más famosa de la historia en la piel de Usain Bolt, precisamente, en los Mundiales de Daegu, una salida que no ‘disparó’ Roig, en Londres apenas ha habido salidas nulas. “Los atletas han asumido perfectamente la norma y esperan siempre el tiro”, dice Roig, quien recuerda que, además, este año, ya no se considera motivo de nula el que un atleta mueva los pies sobre los tacos, sino solo si los separa totalmente de la superficie que los propulsa, “y las pocas nulas que ha habido han sido en pruebas combinadas, en el heptatlón”. Una velocidad de reacción al disparo inferior a 100 milésimas de segundo se considera antifisiológica y por tanto nula.
Una velocidad de reacción al disparo inferior a 100 milésimas se considera antifisiológica y por tanto nula
La tecnología tiene cada vez más peso en la toma de tiempos, pero la decisión siempre es humana. “El momento de la salida, del disparo, lo decido yo, no una máquina”, explica Roig. “Cuando por el micrófono digo ‘on your marks’, los atletas lo oyen por un pequeño altavoz situado en sus tacos y un juez vigila que todos tengan los pies apoyados en los tacos y las manos detrás de la raya; y cuando este juez me da el ‘ok’ yo grito el ‘set’. Ahí ya entra mi ojo en acción. Todo está en mi ojo. Cuando vea que todos los atletas están arriba doy el disparo. No hay tiempo fijo entre el ‘set’ y el disparo. Depende de lo que tarden los atletas en colocarse”. El disparo lo oyen todos los atletas simultáneamente por el mismo altavoz que las órdenes. Cuando da la salida Roig lleva también auriculares para oír si hay nula, una información que le llega mediante un pitido desde los técnicos de Omega. “Entonces doy otro disparo que los atletas oyen en otros grandes altavoces externos”, dice Roig, cuyo mayor problema es decidir cuándo están todos los atletas con el culo arriba y lidiar con las técnicas de algunos, que dudan y remolonean para poner nerviosos a los rivales. “Y ahí, si me equivoco, y disparo antes de que estén todos arriba, soy yo el culpable de la nula”.
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