Denis Cheryshev, un ruso muy gijonés
El hijo del exdelantero del Sporting se convierte en el primer jugador de su país en disputar un partido con el primer equipo del Real Madrid
Por el vestuario del Real Madrid habían desfilado alemanes, brasileños, húngaros y hasta un guatemalteco, pero nunca un ruso. Hasta ayer: Denis Cheryshev (Nizhniy Novgorod, Rusia; 1990) debutó con el primer equipo en la victoria ante el Oviedo (1-5), y marcó el segundo gol del equipo blanco. Denis es extremo izquierdo y también es hijo de Dimitry Cheryshev, jugador del Sporting de Gijón durante cinco años. Así que como tiene un poco de sportinguista, el chaval tuvo ayer un día casi redondo. Primer ruso, primer gol con el Real Madrid, gol al Oviedo. “¡Hoy puede ser uno de los días más felices de mi carrera!”, dejó escrito en Twitter, por si alguien tenía dudas.
Cheryshev nació en Rusia, pero también se siente “en parte asturiano”, según cuenta él mismo. De hecho, nunca se había visto a un ruso celebrar sus goles como si escanciara un culín de sidra. Lleva 15 años en España y, de ellos, 10 en la cantera del Real Madrid. Antes había pasado por la del Sporting de Gijón y por la del Burgos, siguiendo el camino futbolístico de su padre. Hasta que el Real Madrid se cruzó en ese camino cuando tenía 10 años. Entonces, Dimitry concluyó que había llegado el momento de que su hijo dejara de seguir su estela, y que convenía más que él siguiera la de su hijo. “Yo tomé la decisión de dejar el fútbol profesional para estar cerca de la familia”, recuerda hoy el exdelantero. Así que allá que se fueron los dos, junto al resto de la familia: uno, al equipo infantil del Real Madrid; el otro, primero al Aranjuez y luego, al cuerpo técnico del equipo blanco.
Su padre entrenó equipos de las categorías inferiores del Real Madrid durante dos temporadas, pero su hijo aguantó. Ahora ya asoma en el último peldaño. “Hay que ir poco a poco”, dice su padre. Quiere que su hijo juegue y por eso cree que, de momento, lo mejor es que Denis se curta en el Castilla, que este año disputará la Segunda División. “Si subiera al primer equipo estaría en el banquillo y no va a mejorar. En el Castilla tendrá el tiempo para hacerlo”. De la misma opinión es Alejandro Menéndez, entrenador de Cheryshev durante el primer año de este en el filial madridista, la temporada 2010/2011. “Tiene mucho margen de progresión. En los últimos años le faltaban minutos y algo de tranquilidad en su juego y ahora los ha adquirido y tiene confianza. Puede convertirse en un jugador de élite”, anticipa. Pero paso a paso y de momento, en Segunda: “El Castilla va a tener que competir mucho y luchar por encima de su potencial. Los chicos tienen muchas cualidades y solo les falta rodaje, pero jugar les va a hacer más competitivos y el año puede ser de trampolín”.
Hasta aquí, la historia de Denis. Falta saber cómo juega. Responde Menéndez: “Ayer explotó sus virtudes: la verticalidad, la velocidad, la llegada. Tiene un gran regate en carrera y un guante en la izquierda, no solo para los pases y los centros, también para finalizar. Le pega muy seco y es muy efectivo”. Y completa la descripción la opinión de su padre, quizá quien mejor lo conoce porque antes que padre fue jugador: “Es rápido, valiente, técnico, zurdo, con buen golpeo y gran visión de juego. Puede dar último pase. Trabaja muchísimo. Y lo más importante: es un buen compañero”. No le ciega el hecho de que se trate de su hijo, más bien al contrario: “Soy bastante pesado con él. Sé que puede responder y le doy muchos consejos después de los partidos, pero nunca para corregir el trabajo del entrenador”. Le pide “movilidad, movilidad y movilidad”, porque “en el fútbol profesional te tienes que mover durante 90 minutos”, explica.
Dimitry encuentra diferencias entre él, “explosivo y con un buen desmarque”, y su hijo, “más técnico”. Menéndez apunta otra, en este caso de carácter: “El padre es muy extrovertido y bromista. Él es más introvertido, pero muy educado”. “Papá, sé que no es para ti, pero van a insultarme”, advirtió Denis a Dimitry antes del partido en el Nuevo Carlos Tartiere, porque también son similares en algo: como sportinguistas, poco podría alegrarles más que marcar un gol al Oviedo. Eso es lo que ocurrió ayer, cuando Denis estableció una nueva diferencia entre él y su padre y todos los demás rusos, y entró en la historia como el primero de su país que jugó y anotó un gol con la camiseta del Real Madrid.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.