Un día de locos entre el Athletic y Bielsa
El club bilbaíno responde de forma rotunda a las furiosas críticas del entrenador al retraso de las obras en Lezama, y ambas partes se reúnen de urgencia para tratar la continuidad del argentino
Marcelo Bielsa y el Athletic protagonizaron este viernes el conflicto más surrealista que probablemente se haya producido en el fútbol español en mucho tiempo. El enfado del técnico argentino con la marcha de las obras en Lezama y las acusaciones de dejadez por parte del club provocaron una cadena de terremotos. El Athletic respondió de forma no menos volcánica, desmarcándose de las acusaciones del entrenador, el ambiente fue subiendo de temperatura y la jornada acabó con una reunión de urgencia entre la directiva y el entrenador que finalizó con las dos partes con los rostros serios y sin hacer declaraciones. La marcha o destitución del entrenador fue una sombra durante todo el día. El culebrón continúa.
Cuesta creer que un técnico pueda abandonar una entidad por unas obras mal hechas, en su opinión, o fuera de plazo (algo tan habitual en el argumentario español). Y sin embargo, también cuesta creer que las obras hayan sido una pantalla para esconder otras diferencias más profundas. Tratándose de Bielsa, no hay estrategias que valgan a la hora de exhibir sus opiniones. Lo cierto es que el técnico argentino sorprendió el jueves con una rueda de prensa inesperada, de casi una hora y media de duración, para dejar claras fundamentalmente tres cosas: su desacuerdo con las obras en Lezama, su autoinculpación ante el juez por el mal trato que le dio al jefe de obra (“que probablemente sea el peor jefe de obra, pero merece un respeto”, dijo) al que había sacado a empujones de su vestuario y la dejadez manifiesta del club para afrontar esas discrepancias. “Dejé cuatro días a ver qué pasaba y como no pasaba nada, me erigí en representante del club. Por eso actué así”, manifestó. Palabras duras que motivaron la inmediata reacción del club, que mediante un comunicado oficial arremetió contra Bielsa, negando todas sus acusaciones y defendiendo el desarrollo de las citadas obras (entre otras, la readecuación de las instalaciones como residencia para jugadores, su residencia particular, etcétera).
El sainete alcanzaba así su cénit, tan inesperado como inexplicable. Hasta entonces, se había elucubrado con las ausencias de Bielsa, al que se consideraba “desaparecido” de la vida pública de Lezama, y se sugerían posibles discrepancias. De hecho, cuando sorpresivamente el técnico argentino anunció su rueda de prensa y cuando, más aún, el entrenamiento de los futbolistas previsto una hora antes (a cargo de su ayudante, Lucho Bonini) no comenzaba, se saltaron todas las alarmas sobra una posible salida del entrenador. La presencia de Bielsa en la sala de prensa de Lezama, con el nuevo chándal oficial del club, despejó cualquier elucubración.
Después vino la retahíla de agravios de plazos, albañilería y ubicación. Las palabras de Bielsa causaron no solo sorpresa sino un malestar indudable. El Athletic, que bajo la presidencia de Josu Urrutia se ha distinguido por medir mucho sus palabras, es decir, hablar poco y calcular mucho las consecuencias de sus actos, reaccionó con un comunicado que desautorizaba al entrenador en el conflicto de las obras, que gestiona una empresa muy ligada al entorno nacionalista pero que accedió a las mismas mediante la ley de la oferta y la demanda. Muchos han querido ver en este hecho la reacción volcánica del club ante la no menos volcánica actuación de Bielsa.
Cuando los dos volcanes han entrado en erupción, la lava ya no solo alcanzaba a las instalaciones de Lezama sino al Athletic Club, convertido para ambos el asunto en una cuestión de orgullo y dignidad voluntariamente engrandecida, aunque todo parece tener más que ver con un cierto grado de infantilismo.
El encuentro entre el técnico argentino y el presidente del club acabó sin declaraciones, y con todo el futuro en el aire
La relación entre Bielsa y el presidente Urrutia ha sido siempre cordial, respetando ambos el papel de cada uno y sabiendo delegar en el trabajo de otros responsables del club (el director deportivo, José María Amorrortu, el médico, Josean Lekue, etc.). Curiosamente unas obras, bien o mal hechas, han roto el conjunto positivo que formaban ambas partes por donde menos se esperaba. El temor a una posible marcha de Bielsa fue más patente en el tiempo que pasó entre el final de la Copa del Rey y el anuncio (en un escueto comunicado oficial del club) de su renovación. El temor a una posible marcha de Llorente o de Javi Martínez y la posible descapitalización deportiva del club encendieron los mentideros, hasta que Bielsa dio el sí y comenzó a planificar la siguiente temporada en la que las obras de Lezama eran parte fundamental para el técnico argentino. En el club también han sentado mal las declaraciones de Bielsa diciendo que los fichajes de Aduriz e Ismael no había sido pedidos por él.
En Bilbao se había convertido en una costumbre debatir y criticar hasta la eternidad la actividad de Lezama, en cuanto que factoría de futbolistas para el primer equipo. La gran novedad es que Lezama, desde el punto de vista de la albañilería, rizando el rizo, también se convierta en un debate que pueda llevarse por delante al entrenador del primer equipo.
San Mamés pidió insistentemente la continuidad de Bielsa, a quien recibió con escepticismo, pero al que acabó rendido. Una gran temporada, con dos finales, no se merecía una ópera bufa que deja a Bielsa y al Athletic entre el orgullo y la chapuza.
Comunicado oficial del Athletic
A propósito de las declaraciones efectuadas el 5 de julio, por Marcelo Bielsa, relativas a las obras que se desarrollan en las instalaciones de Lezama, la Junta Directiva del Athletic Club manifiesta cuanto sigue:
1.- El Athletic Club no comparte, en absoluto, la opinión personal y subjetiva expresada por Marcelo Bielsa en la rueda de prensa de ayer, respecto al desarrollo de las obras, grado de cumplimiento del contrato de obra y profesionalidad de las personas involucradas en el proyecto de construcción.
2.- El Athletic Club quiere poner de manifiesto el correcto cumplimiento del contrato de obra realizado hasta la fecha, por lo que pide disculpas públicamente por los perjuicios que las declaraciones de un empleado del Athletic Club hayan podido causar a la empresa constructora y a sus trabajadores.
3.- La responsabilidad sobre el control y ejecución de las obras que estos días se realizan en Lezama corresponden en exclusiva al Athletic Club, organización que dispone de profesionales cualificados y con criterio técnico suficiente para valorar dichas tareas constructivas y cuya opinión se manifiesta y se manifestará siempre a través de los interlocutores y por los medios de comunicación que los criterios elementales de organización y el sentido común recomiendan.
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