“Siempre fui un loco del fútbol”
Uno de los ojeadores de la selección alemana se le acerca por detrás y le susurra al oído: “No le cuentes nuestros secretos”. La media hora de conversación con Mesut Özil (Gelsenkirchen, 1988) se produce en el lujoso hotel donde se hospeda la selección germana, sobre un bosque frondoso a las afueras de Gdansk. Un remanso de paz: los dueños del hotel convirtieron un prado en un campo de fútbol para satisfacer a Alemania. Por ahí entra la torre Hummels con su novia mientras se marcha Mario Gómez con la suya a dar un paseo. El seleccionador, Joachim Löw, pasa veloz y mira con curiosidad al interlocutor de su número 10. Götze bromea con Özil, que charla sereno y feliz, combinando el alemán con frases sueltas en español.
Pregunta. ¿Tiene alguna expresión favorita en español?
Respuesta. En el vestuario lo hablo mucho, aunque al principio lo hacía en inglés. El profesor de español me dijo que “puta madre” significa dos cosas opuestas: o algo muy bueno o algo muy malo. He olvidado muchas palabras [en estas semanas de concentración con la selección].
P. ¿Le pareció cansada España frente a Croacia?
R. En la Eurocopa, los rivales de España y Alemania se dejan la piel, juegan al 200%, porque quieren estar a su altura. Pero los expertos saben que somos las favoritas.
P. Son las dos únicas selecciones que salen siempre a ganar. ¿En qué se diferencian?
R. España tiene jugadores de clase mundial y ha demostrado que es casi invencible porque forma una unidad. Es un equipo muy sólido que sabe cerrar los espacios y llevar el partido a través de la posesión. Alemania ha crecido mucho en los dos últimos años: estamos convencidos de que podemos ganar a cualquiera. Nueve puntos en el grupo de la muerte lo demuestran. La fortaleza mental es nuestra principal virtud. Llevo muchos años en las selecciones inferiores y nunca habíamos tenido un banquillo tan bueno: los suplentes pueden jugar igual que los titulares. En el pasado, Alemania era una máquina; equivalía a correr y a resistir. Ahora, no. Técnicamente, podemos dar espectáculo. Pero sin nada de arrogancia. Paso a paso. Grecia luchará hasta el final.
P. En España choca que ustedes vayan acompañados de un psicólogo, un maestro de yoga...
En el campo me abstraigo. Al recibir el balón, ya tengo varias opciones en mi mente
R. Y se lo recomendaría a mis amigos españoles porque el yoga te permite ver las cosas desde un ángulo diferente: abre la mente. Pero no es obligatorio, es una actividad más dentro de las muchas para dejar el fútbol de lado: leer los periódicos, jugar a dardos, al billar, a la Play Station…
P. Por su manera de sentir el juego, ¿se identifica con Xavi e Iniesta?
R. Sí, son muy inteligentes y su posesión de balón es increíble. A mí me hace más feliz un pase de gol que un gol.
P. El seleccionador, Joachim Löw, le pide más profundidad en sus pases.
R. Hay que improvisar mucho y tomar decisiones en fracciones de segundo, buscar espacios. Nos falta todavía ofrecer el juego bonito, el espectáculo. Ojalá tengamos partidos por delante para conseguirlo.
P. Su fútbol es muy relajado, ¿qué le pone nervioso?
R. Nada. En el campo, me abstraigo de todo: de la grada, del ambiente, del ruido… y tengo toda la libertad que quiero para jugar. Antes de recibir el balón, ya tengo varias opciones en mi mente.
P. ¿Puede disfrutar en un torneo con tanta presión?
R. Para mí la presión no existe. Yo disfruto mucho jugando.
P. ¿Su parte creativa le viene de sus ancestros turcos?
R. He cogido lo mejor de los dos pueblos: la disciplina de los alemanes y la imaginación de los turcos, que, al ser mediterráneos, como los españoles, son más relajados.
P. ¿Ha sufrido para adaptarse a la disciplina táctica de Mourinho en el Madrid?
R. Nada. Mou me dio confianza y le estoy muy agradecido. Me siento muy a gusto y por eso he podido jugar tan bien estos últimos años. Los atacantes también debemos trabajar. He llegado a ser más constante y con Mou mejoraré todavía mucho más.
P. ¿Cómo vio la parada de Casillas a Rakitic?
R. Asombroso: lleva cinco años seguidos elegido mejor portero del mundo. Es una leyenda del Madrid y además un buen amigo que te ayuda en todo lo que puede.
P. ¿Cómo es su vida en Madrid?
R. Soy muy joven y vivir en Madrid está siendo toda una experiencia. La gente es muy acogedora y te ofrece muchísimas cosas. Es de puta madre. Aunque ese enorme cariño pueda suponer alguna dificultad porque no puedo salir a andar por la calle. Es una locura. Y allá donde vaya el equipo, nos está esperando muchísima gente. Me gusta mucho el tiempo: siete meses de sol es espectacular. Y la paella a la marinera. A veces pido que me la manden a casa.
P. ¿Cómo fue su relación con el balón cuando era pequeño en su barrio de Gelsenkirchen?
R. Vi un día jugar a mi hermano mayor [cuatro años más] y me dije que yo también quería jugar. Nos encontrábamos los chavales del vecindario y jugábamos en un mini campo al que llamábamos La Jaula: cinco contra cinco, dos porterías y una verja y un balón que no podía salir. Siempre fui un loco del fútbol. Antes de entrar al colegio, durante y después. Siempre contra chicos mayores: si yo tenía ocho, jugaba contra los de 13. Eso me hizo más fuerte. Admiraba mucho a Zidane por todos los trucos que le veía. Y ya había gente que me decía: ‘Algún día serás algo grande’.
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