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Ogbonna, de Segunda a la Azzurra

El defensa del Torino, de padres nigerianos, es una de las opciones de Prandelli para el centro de la zaga

Eleonora Giovio
Ogbonna, defensa de Italia
Ogbonna, defensa de Italiaweb oficial de la federación italiana

Le pusieron dos nombres. Uno italiano y el otro nigeriano para que no se olvidara de sus orígenes. Los padres de Angelo Obinze Ogbonna son nigerianos, pero él, defensa del Torino, nació en Italia. En Cassino, donde en 1944 las tropas de los aliados libraron durante cinco meses una durísima batalla contra los alemanes para poder avanzar y liberar Roma. La ciudad quedó hecha escombros. Obgonna empezó a jugar al fútbol en Cassino. Ahí le descubrió un ojeador del Torino. Se marchó al norte con 14 años. Se formó en las categorías inferiores del club piamontés hasta debutar en Primera. Tenía entonces 18 años. Hoy, con 24, y tras tres campeonatos en Segunda, es una de las opciones que maneja Cesare Prandelli para el centro de la defensa. Más después de la lesión de Barzagli.

 Han tenido que pasar 30 años para que un jugador de la serie B llegara a la Azzurra. El último fue Fulvio Collovati en el Mundial del 82. El defensa vestía la camiseta de aquel Milan descendido por el escándalo de las apuestas ilegales.

Se formó en las categorías inferiores del club piamontés hasta debutar en Primera

 “Le vimos jugando en el equipo de su ciudad. Le hicimos una prueba en Roma junto a otros chavales y le cogimos. Ese adolescente me recordaba a Aldair, con el que yo había jugado durante cinco años”, cuenta Antonio Comi al otro lado del teléfono. El ahora director general del Torino fue en su día responsable de la cantera ‘granata’; descubrió a Ogbonna y le vio crecer. Tres mil euros pagaron por ese niño de buena familia. Su padre, médico, y la madre se quedaron en Cassino con sus hermanas (también tienen un nombre italiano y uno nigeriano) y Ogbonna se marchó a Turín con 14 años. Vivió en la residencia del club con los otros chavales que venían de fuera.

 ¿Fue duro integrarse hace 10 años?, le preguntaron hace algunos meses en una entrevista en La Stampa. “¡No! No he sufrido episodios racistas. Claro que luego depende de cada uno, de cómo te muestras. El respeto genera respeto”, contestó el central, que también ha sido empleado en alguna ocasión en el lateral izquierdo. “Angelo me recordaba a Aldair por la rapidez con la que llegaba a cerrar los espacios y a interceptar el balón. Eso con 14 años… Acabó pegando tal estirón que ahora, con su metro y noventa, ya ni se parece a Aldair”, explica Comi.

Apasionado de la historia africana, ha regalado a varios de sus compañeros la biografía de Nelson Mandela.

 Dicen de Ogbonna que es un chico respetuoso. Culto y maduro. Dicen también que le sirvió pasar por la Tercera División. El Torino decidió cederle al Crotone en 2008 para devolverle a la realidad. Después de haber debutado en Primera con 18 años, Ogbonna consideraba que ya había llegado, que estaba todo hecho ya. “Ha madurado físicamente, técnicamente y tácticamente. Tiene una gran capacidad de aprendizaje”, dice Comi, que le ha renovado hasta 2016. Valencia, Nápoles y Benfica preguntaron por él la temporada pasada.

 Tímido y discreto, no tiene tatuajes, ni se le ve por la ciudad. Apasionado de la historia africana, ha regalado a varios de sus compañeros la biografía de Nelson Mandela. Cuando hace pocas semanas el Torino celebró su regreso a Primera, Ogbonna fue el primero en marcharse a casa. Quería llegar descansado a la concentración de Italia para la Eurocopa. “Espero jugar aunque sean solo cinco minutos”, dijo hace pocos días.

 Debutó en la Italia de Prandelli en noviembre de 2011 en un amistoso contra Polonia. Desde entonces ha sido un fijo en las convocatorias (ocho y tres partidos disputados). Han pasado tres años desde que debutara con la sub 21 y rechazara la llamada de Nigeria. “Mis padres son nigerianos, pero yo soy italiano, siempre me he sentido italiano”, dijo. Y ahí está, en Polonia. A disposición de Prandelli y de su nueva Italia multiétnica.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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