Ferrer, ante su frontera
Asesorado por Corretja, extécnico de su rival, el alicantino busca a los 30 años y frente a Murray su primera semifinal parisiense
Detalles infinitesimales inclinan la balanza en el delicado ecosistema del tenis. Tras ganar por 6-3, 6-2 y 6-0 a Marcel Granollers, David Ferrer encara al británico Andy Murray. Ha llegado a su frontera. Tras intentarlo en dos ocasiones (2005 y 2008), aún no conoce las semifinales parisienses. Con 30 años, podría decirse que hay trenes que ya no vuelven. Pero esta vez hay tres diferencias. Primera: Àlex Corretja, el seleccionador español, ya ha programado una reunión con el alicantino y él fue técnico de Murray y quien trabajó su derecha para hacerla más eficaz en la arcilla. Segunda: el británico se duele de la espalda y ha cedido dos sets; “la reina del drama”, le llaman los tabloides. Tercera: el número seis mundial solo ha cedido 25 juegos, no ha perdido contra el escocés en tierra (3-0) y, como Rafael Nadal y Nicolás Almagro, no se ha dejado ningún set. ¿Qué está pasando?
Cuando está fresco, alegre, contento, físicamente bien, David es capaz de estirar la línea de lo posible al máximo" Javier Piles, entrenador de Ferru
Como buen maratoniano, Javier Piles, el entrenador que decidirá la estrategia de Ferru, es capaz de reducir el sufrimiento a una metáfora: “Cuando está fresco, alegre, contento, físicamente bien, David es capaz de estirar la línea de lo posible al máximo. Ahí se encuentra en su salsa”. La línea de lo posible es muy larga, agónicamente infinita, cuando él la dibuja. Compite desde las piernas, en permanente movimiento, igual que un peso pluma que danza alrededor de la pelota para lanzar sus poderosas derechas. Así ahogó a Granollers. Así se presenta por tercera vez en los cuartos, nunca superados. ¿Quema ese dato en su conciencia? ¿Ha pesado antes y eso explica que un especialista de la arcilla haya jugado las semifinales de Nueva York y Melbourne, sobre cemento, pero no las de París?
“No hay que poner una al lado de la otra”, dice Piles de las oportunidades perdidas; “las comparaciones igual son factores de presión y no vienen bien porque David está en un momento fantástico, estable, equilibrado a nivel físico, mental y técnico”.
“La presión es para todos”, apostilla el propio Ferrer; “he podido jugar más calmado. La experiencia me hace pensar y no caer. El tenis me ha dado muchas oportunidades. Nunca pensé en jugar otra final de la Copa Davis, tras la de 2008, y pude ganar mi punto en las de 2009 y 2011. Nunca pensé en hacer una Copa de Maestros como la de 2007 e hice dos más”.
El repaso de las oportunidades que volvieron lo dice todo. A los 30 años, Ferrer sueña con las semifinales. Antes, Murray, la estrategia de Piles y los consejos de Corretja.
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