Bajo el casco de Cech
Después de llevar con sus paradas al Chelsea a ganar la Liga de Campeones, el meta es el gran pilar de la República Checa
Dicen que Peter Cech es portero por casualidad: se rompió una pierna cuando de niño jugaba de centrocampista en el equipo de su ciudad, el Viktoria Pilsen, y cuando pudo volver a jugar le pusieron de portero para que no tuviera que correr tanto y se pudiera recuperar con más facilidad.
Al niño se le dio bien la portería y allí arrancó una carrera que este año ha tocado techo: convertido en el héroe del Chelsea, al que llevó al triunfo en la Liga de Campeones con sus paradas ante el Barcelona primero, en semifinales, y luego ante el Bayern Múnich en la final. Ahora, la República Checa confía en él para seguir adelante en un grupo en que se medirá a la anfitriona Polonia, la siempre impredecible Rusia y la correosa Grecia, y el único en el que no figura ninguna de las grandísimas selecciones europeas.
La estrella de la República Checa tiene una cuenta pendiente con la Eurocopa. Hace cuatro años, en Ginebra, dos fallos suyos le permitieron a Turquía darle la vuelta al marcador y ganar por 3-2 un partido que estaban perdiendo por dos goles a un cuarto de hora del final. El empate le hubiera bastado a los checos para pasar a octavos, pero Cech erró en el minuto 88 en el tercer gol turco después de haber fallado antes en el primero.
Aquel tropiezo reavivó el fantasma de que Cech ya no era el mismo desde que el 14 de octubre de 2006 Stephen Hunt, el agresivo ariete del Reading, le partiera la cabeza al luchar por un balón que el portero del Chelsea ya tenía en sus manos, cuerpo a tierra, en un partido de la Premier. Tras estar varios meses recuperándose de la fractura de cráneo, Cech volvió bajo los palos vistiendo siempre un caparazón de plástico que le protege el cráneo. Es probablemente una protección más mental que física.
Hasta entonces, su carrera había sido meteórica. A los 19 años estaba en el Spartak de Praga, donde en su primera temporada batió el record nacional de imbatibilidad al estar 855 minutos sin encajar un gol. Lo mismo hizo cuando llegó al Chelsea, cuando en su primera temporada acabó más de 20 partidos a cero y destronó al mítico Schmeichel al conseguir estar 1.025 minutos imbatido. Al Chelsea había llegado en 2003 de la mano de Claudio Ranieri, que quería un buen suplente porque tenía la impresión de que el titular, Carlo Cudicini, se estaba acomodando. Cuando Cech llegó a Londres ya no estaba Ranieri, sino José Mourinho, que le dio la titularidad aprovechando una lesión de Cudicini y allí le dejó para siempre.
Para Cech, las grandes paradas son una mala señal porque lo importante es mantener la posición
Tímido y modesto por naturaleza, Peter Cech sostiene que las grandes paradas son una mala señal. “Para mí, lo importante es la posición”, dijo una vez. La ventaja de estar bien colocado es que puedes solucionar un problema antes de que exista, aunque muchas veces la gente no lo valora. No se dan cuenta porque el portero ni siquiera ha tenido que hacer una parada. “Cuando tienes que hacer 10 paradas fantásticas en cada partido significa que tu posición no es lo bastante buena y eso te obliga a hacer paradas”.
De él dicen que entiende la táctica mejor que muchos jugadores de campo. Él cree que otra de las claves es la concentración. “Yo solo veo el balón y a mis defensas”, asegura. Hoy es el gran pilar en el que se basa la República Checa para reverdecer tiempos mejores y al menos superar la fase de grupos.
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