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El largo adiós de Guardiola

La intensa cuenta atrás pasa por Sevilla, en la despedida a la Liga

Guardiola, ayer durante la rueda de prensa.
Guardiola, ayer durante la rueda de prensa.ALBERT OLIVÉ (EFE)

El Barcelona visita el Benito Villamarín (Canal+ Liga, Gol T, 22.00), en partido adelantado de la última jornada liguera, sencillamente por la intrascendencia del resultado: el Betis terminará en tierra de nadie gane o pierda ante el Barcelona, que será segundo. Al tiempo, sirve también para alargar el intenso y agónico adiós de Guardiola, que desde que comunicó su decisión de abandonar el Barcelona sigue dándole vueltas al tema en cada rueda de prensa. La cuenta atrás hasta la final de Copa se hace larga, así que da pie a interpretar especulaciones y convertir en problema la cohabitación con Vilanova, su sucesor.

En el vestuario del Barcelona sigue mandando Guardiola hasta que recoja el último cuadro de su despacho y así lo entienden Zubizarreta y Vilanova, que no se sentarán a diseñar la próxima temporada hasta que pase la final de Copa del Rey: el mismo plan que siguieron el curso pasado, cuando Zubi y Pep aguardaron a la disputa de la final de la Copa de Europa para pensar en el mañana.

Hay faena, es cierto, pero también hay tiempo. Se deben encarar las decisiones que afectan a la configuración del plantel, pero además Vilanova tiene que escoger ayudante y están por resolverse dos ecuaciones más: Lorenzo Buenaventura, preparador físico, y Juan Carlos Unzué, entrenador de porteros, deshojan su personal margarita sobre su futuro. En ese tránsito, la rumorología resulta tóxica y basta con que Guardiola no se abrace a Vilanova durante la despedida en el Camp Nou para que se adivine una relación rota entre dos amigos. Y a Guardiola se le retuerce el gesto: “Tito sigue porque se siente fuerte. Es una muestra de valentía y coraje”, dijo antes de añadir, con cierto hastío: “A estas alturas no tengo que aclarar mi relación con Tito. Dejemos que mi relación con él sea la que nosotros queramos, y no la que quieran que sea”, reclamó indignado. Por algo se plantea Guardiola marcharse, en principio a Estados Unidos, seguramente para escapar de tanta toxicidad.

A todo eso, la noticia en el Barcelona es que no hay noticia más allá de que Pinto no jugará en el Benito Villamarín, la que fue su primera casa. Un esguince en el tobillo le impide viajar hoy a Sevilla, pero sí estará en la final de la Copa del Rey. Dice Guardiola que a estas alturas el partido solo sirve para preparar el que se jugará el 25 de mayo. “El objetivo es llegar con buen tono a la final”, dice. En Sevilla se cierra hoy la historia que comenzó el 31 de agosto del año 2008 en Soria. El adiós se está haciendo largo.

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