El Depor tiene la última palabra
Borja logra un gol en el descuento y firma la victoria coruñesa tras la remontada del Celta
Después de tanto tiempo, tras tanta gloria y miseria en casi un cuarto de siglo como presidente, de ganar la Liga, de las Copas, el Centenariazo, las epopeyas en la Liga de Campeones o el penalti de Djukic, Augusto César Lendoiro atinó a decir tras un derbi en Segunda División que estaba convencido de haber asistido a un pedazo de la historia del Deportivo, victorioso en un partido que ennoblece al fútbol de plata, categoría en la que se ha producido un vuelco y cada vez más equipos respetan un deporte inigualable por lo que conlleva de emoción y de sentimiento. En Balaídos se jugó un duelo memorable con una coda final trágica para el Celta, cruel porque le ahogó cuando había llegado a la orilla y daba por bueno un trabajadísimo empate para el que tuvo que enjugar dos goles de su eterno rival. Sacó premio el Deportivo, que se manejó con la audacia acostumbrada y tuvo arrestos para jugarse, tras sufrir el golpe moral del empate, la última acción a balón parado del partido con los dos centrales y un mediocentro al remate. Entre ellos fabricaron el gol decisivo y quién sabe si el ascenso de los coruñeses, un tanto al que está por ver como reacciona el Celta, que cae a la tercera plaza de la clasificación, a expensas de finalizar el partido que tiene aplazado contra el Cartagena.
CELTA, 2 – DEPORTIVO, 3
Celta: Yoel; Hugo Mallo (Catalá, min.74), Oier Sanjurjo, Túñez, Roberto Lago; Oubiña, Alex López; De Lucas, Joan Tomás (Bermejo, min.51), Orellana; Iago Aspas (David Rodríguez, min.67). No utilizados: Sergio; Bustos, Insa y Toni.
Deportivo: Aranzubia; Laure, Colotto, Zé Castro, Morel; Alex Bergantiños, Juan Domínguez; Bruno Gama (Manuel Pablo, min.75), Valerón (Borja, min.63), Guardado; Riki (Lassad, min.38). No utilizados: Lux, Rochela, Salomão y Xisco.
Goles: 0-1, m. 2. Riki; 0-2, m. 62. Lassad; 1-2 , m. 67. De Lucas, min.67; 2-2, m. 82. Catalá,; 2-3 m. 90. Borja.
Árbitro: Miranda Torres. Amonestó a De Lucas, Bustos, Orellana, Riki, Morel, Colotto y Juan Domínguez.
Balaídos. Lleno. 30.000 espectadores.
Fue ese tipo de partidos que sirve para evaluar a los profesionales. Todos aprobaron. Hubo un rendimiento superlativo entre los futbolistas, entre los que emergió Colotto, un monumento de defensa, uno de esos tipos de los que se sospecha por su lentitud en campo abierto, pero que conoce el juego y tiene sabiduría para explotar sus condiciones. No solo fue impenetrable, sino que ejerció de líder y fue decisivo en la jugada del último gol cuando, como de costumbre, tocó la pelota en el segundo palo para habilitar a Borja. Colotto y el mediocentro Bergantiños sostuvieron al Depor en sus peores momentos. Fueron dos. El primero tras el gol inicial de Riki, cuando el Celta se puso a jugar sin mirar el reloj. Ese equipo del que todos vitorean su contragolpe también sabe mezclar e hizo sangre en zonas sensibles de su rival porque Orellana supo caer entre líneas y encontrar socios. Sin la pelota, el Deportivo pareció por momentos un pelele, angustiado Valerón, que la pedía sin absorberla. Pero los minutos pasaron sin mayor apuro para Aranzubia y al Celta le entró un punto de desesperación. Olvidó el toque y buscó rápidamente las bandas para enviar centros sencillos de defender. Ganó aliento el Deportivo, que sujetó las riendas entre algún desastre como la enésima lesión de Riki, episodio que generó una opereta con el árbitro, inflexible para tenerle cinco minutos sobre el campo tendido en el suelo sin permitir que fuese atendido.
Cuando Oltra sentó a Valerón, el Celta logró igualar la diferencia de dos goles
El marasmo que generó el litigio entre el colegiado y el goleador deportivista despistó al Celta, que acabó de perder el hilo tras la reanudación. Ahí emergió Valerón, que no esprinta, pero cuando recibe la pelota casi siempre está solo gracias a su dominio de los espacios. Bajo su batuta, el Deportivo jugó un cuarto de hora extraordinario en el que borró al Celta del campo y fabricó el segundo gol, un pase de Guardado a Lassad, con sentencia en el mano a mano ante el meta Yoel. Pero Oltra hizo entonces una maniobra para el debate al quitar a Valerón y el Celta encontró el gol en una acción que De Lucas resolvió con un disparo seco desde la frontal a la media vuelta. El empate llegó por mediación de Catalá y con 10 minutos por jugar.
Lo que ocurrió entonces fue sorprendente. El Celta dio un paso atrás, timorato, como si el empate fuera el mayor premio posible. Y se levantó el Deportivo, ya sin Valerón, y logró el triunfo cuando ya no quedaba tiempo para la enmienda, uno de esos resultados que no solo pueden marcar una temporada, sino el inmediato futuro que están por escribir los dos grandes del fútbol gallego.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.