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El ‘no’

La estrategia ha funcionado, el Barça, gracias a esa ligereza que el entrenador le ha insuflado, va recortando distancia

Jordi Soler
Guardiola, en el partido ante el Getafe.
Guardiola, en el partido ante el Getafe.MANU FERNANDEZ (AP)

“Sigo pensando que no ganaremos la Liga”, dijo Guardiola hace unas semanas, cuando el Real Madrid estaba a 10 puntos de distancia. Y como si esta declaración no hubiera sido de una contundencia atroz, remató: “Olvidaos, esta Liga no la ganaremos”.

Las interpretaciones brotaron inmediatamente. En general se ha dicho que se trata de una maniobra para quitar presión a sus jugadores, y Carles Vilarrubí, vicepresidente del Barça, vino a redondear la declaración con esta idea: “[Guardiola] realizó una ironía inteligente”.

Curiosamente, aunque a estas alturas de la Liga no puede ya contarse ni con las curiosidades ni con las casualidades, Johan Cruyff dijo, en sus tiempos de entrenador del dream team, en un momento similar al que atraviesa hoy el Barça, exactamente lo mismo, que no ganarían la Liga.

Efectivamente, decir “no ganaremos la Liga” tiene mucho de estrategia, y funciona, como es palpable, para quitarles presión a los futbolistas, y también para que el mismo Guardiola, una vez liquidada verbalmente la Liga, pueda concentrarse en su trabajo sin la monserga de estar respondiendo preguntas incómodas sobre la ventaja del Real Madrid. Decir que no es acabar con la incertidumbre.

Decir “no ganaremos” tiene también que ver con el poder de las palabras, con la magia que desamarra una palabra, en este caso no, al ser pronunciada.

En cualquier caso, la estrategia ha funcionado, el Barça, gracias a esa ligereza que el entrenador le ha insuflado, va recortando la distancia que lo separa del primer lugar.

Pero decir que se trata exclusivamente de una estrategia para quitar presión significa dejar fuera un elemento fundamental, esencial en un hombre que raya en el misticismo, como es Pep Guardiola. Decir “no ganaremos” tiene también que ver con el poder de las palabras, con la magia que desamarra una palabra, en este caso no, al ser pronunciada.

Según a qué tradición se acoja uno, se dicen las cosas para que no sucedan, como si la palabra ocupara el lugar del acontecimiento y este no pudiera ya ocurrir. En realidad lo que ha hecho Guardiola al decir “no” es aplicar el principio de los viejos alquimistas, la dinámica de los contrarios, el remedio de los antivenenos, ese que para salvarnos de una pócima mortal sugiere que se nos inocule un poco de ese mismo veneno o, para ponerlo en términos occidentales, aquello que pasa con las vacunas, que curan, o previenen la enfermedad, a partir de la inoculación de una porción de esa misma enfermedad.

Los ejemplos sobran y, si enfocamos desde este ángulo las declaraciones de Guardiola, tendremos que al decir “sigo pensando que no ganaremos esta Liga” o “esta Liga no la ganaremos” lo que ha hecho es anular la posibilidad de que eso, que ya ha ocurrido en las palabras, vuelva a ocurrir en la realidad.

De manera que si, como es perfectamente factible, el Barça gana la Liga, se lo deberemos al peso que Guardiola ha logrado quitar de encima a sus jugadores pero, sobre todo, a esa magia, a ese conjuro, a esa brujería verbal que contiene la palabra no.

twitter @jsolerescritor

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