Los genios de Los Ángeles
Los Lakers vuelven a ser candidatos al título gracias a sus nuevas incorporaciones
A primera vista, no parece tan desnivelado. Los Lakers de Los Ángeles se desprendieron de Jason Kapono, Luke Walton, Derek Fisher y de uno de los seleccionados en el draft. A cambio, recibieron a Ramon Sessions, Christian Eyenga y Jordan Hill. De hecho, a un aficionado cualquiera al baloncesto le podría parecer que los Lakers salieron peor parados. Mucha gente ha oído hablar de Walton y Fisher, pero no tanta conoce a Sessions y Eyenga.
Pero uno ve jugar a los Lakers después del intercambio y se frota los ojos porque no puede creerse lo que está viendo. De repente, imprevisiblemente y quizás por arte de magia, son de nuevo candidatos al título.
¿Cómo es posible que esto suceda una y otra vez? En 1968, los Lakers intercambiaron a Jerry Chambers, Archie Clark, Steve Turgeon y Darrell Imhoff* por Wilt Chamberlain (*me he inventado uno de esos nombres porque no tiene importancia). En 1975, los Lakers recibieron a un tipo llamado Kareem Abdul-Jabbar a cambio de Junior Bridgeman, Dave Meyers, Elmore Smith y una botella de vodka Smirnoff. En 2008, los Lakers enviaron a los Grizzlies de Memphis a Kwame Brown, Javaris Crittenton, Aaron McKie, dos seleccionados en el draft y los derechos sobre Marc Gasol por el hermano de Marc, Pau.
Esto último no parece especialmente desnivelado: aunque el mayor de los Gasol sigue siendo el hombre grande más hábil del baloncesto, su hermano podría ser el segundo hombre grande más hábil del baloncesto.
Como antes con Chamberlain y Abdul-Jabbar, el equipo de Gasol sorprende con sus movimientos en los despachos
Pero esto solo es así ahora. Cuando sucedió, el intercambio de los Gasol dejó perplejos a todos los expertos de la NBA. Los Lakers habían orquestado un intercambio de lo más impresionante. No por que los hombres implicados fuesen cinco de los mejores jugadores de la historia, como Chamberlain y Abdul-Jabbar, sino porque los que recibieron eran perfectos para sus necesidades.
De hecho, uno podría sostener que la excelencia combinada de los intercambios Gasol/Sessions es mayor que la de los intercambios Chamberlain/Abdul-Jabbar. En la época de Wilt y Kareem, los intercambios de la NBA se producían en función de la fiabilidad de las conexiones telefónicas de larga distancia, los favores a los amigotes y la capacidad cognitiva de los ojeadores de talentos resacosos en hoteles sórdidos. Hoy en día, un chico de Cáceres puede encontrar más información sobre Ramon Sessions en 12 minutos que la que podía conseguir un director general de la NBA sobre Archie Clark en dos años (Steve Turgeon era el inventado).
Pero lo impresionante de estos intercambios no resuelve el misterio de cómo los Lakers fueron capaces de hacerlos. No se sabe por qué, de un modo u otro, Mitch Kupchak logró convertir a un equipo que se dirigía de lleno a una eliminación en la segunda ronda de los playoffs en un equipo con posibilidades legítimas en la final de la NBA. Porque ¿en quién tienen más fe: en los Lakers, con tres de los 20 mejores jugadores de la NBA más un base apañado, o en los Thunder, con dos de los 15 mejores jugadores de la NBA más un tercero en discordia posiblemente loco (la respuesta es en los Lakers)?
De un modo u otro, Kupchak ha convertido a un equipo que se dirigía a la eliminación en un aspirante legítimo
Tiene que haber algo en el agua (o en lo que queda de ella) de Los Ángeles. Algo que convierte a los directores generales en genios.
Ahora, a los aficionados de los Lakers solo les queda esperar que eso mismo conserve también la salud de Andrew Bynum, que mantenga a Pau Gasol contento, a Ron Artest cuerdo y a Kobe Bryant tranquilo. Si lo hace, el resto de la NBA debería tomar nota porque, gracias a otra vuelta magistral a la tortilla de los intercambios y sin que supiéramos que se habían ido, los Lakers han vuelto.
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