“Falcao mete la cabeza en un avispero”
Íñigo López, central del Granada, se presenta en el Calderón como máximo goleador de su equipo con cuatro tantos
“Ánimo Iñigol”, se leía en la camiseta interior que lucía Iñigo López (Logroño, 1982) el día que el Alcorcón ascendió a Segunda División hace dos temporadas. El apodo serigrafiado en la prenda tenía que ver más con un delantero que con un defensa. Aunque en su caso, ese sobrenombre estaba más que justificado: “Las camisetas las hicieron mis compañeros del Alcorcón un año y medio antes, cuando me rompí la rodilla. Me pusieron lo de Iñigol porque la temporada anterior había hecho 11 goles, siete en Liga, tres en el play-off de ascenso y uno en la Copa. Me gusta utilizar las camisetas de interior de manga corta y en el Alcorcón, como club modesto que es, se aprovechaba todo. La cogí en ese partido porque era la que había, no porque pensase que iba a marcar los goles decisivos”.
Aquella tarde ante el Ontinyent, que comenzó nefasta para él, con un gol en propia puerta, cambió la carrera de un futbolista que hasta los 29 años no ha logrado debutar en Primera División. De esa pifia inicial se rehízo con los dos goles que auparon al equipo dirigido por Anquela hasta el segundo escalafón del fútbol español. “Si no hubiera marcado esos goles, probablemente ahora no estaría jugando en Primera”, asegura el que aún se considera el hermano “pequeño” de Jorge López, exjugador del Villarreal, Valencia, Zaragoza y ahora en el OFI Creta griego: “Mi hermano ha ganado una Liga y una UEFA con el Valencia, así que el rol no ha cambiado. Sigo siendo el hermano de y no al revés”.
Ese instinto en el área no se entrena, es innato. Los compañeros me dicen sorprendidos que no saben cómo lo hago
No es nada normal que a un central le cambien la vida sus méritos en el área contraria. Como tampoco es muy habitual que a estas alturas de curso el máximo goleador de un equipo sea un defensa. Iñigo López lidera la tabla de goleadores del Granada con cuatro tantos. El dato es, cuando menos, curioso y bueno para él, pero no habla bien de los delanteros de su equipo: “Lo de mis goles es anecdótico, lo normal es que cuando acabe la temporada no sea yo el máximo goleador”. Aunque reconoce que se fija en las estrategias de los equipos cuando ve partidos por televisión, asegura que no realiza “un entrenamiento especial” para desarrollarse como cazagoles: “Ese instinto en el área no se entrena, es innato. Los compañeros me dicen sorprendidos que no saben cómo lo hago, que me ponga donde me ponga cuando subo a rematar me caen todos los balones. Lo que si entreno son los conceptos defensivos y también trato de mejorar la salida del balón. Fui portero hasta cadetes, pero como eran campos de tierra, me hacía muchas heridas en los muslos, así que decidí probar como jugador de campo”.
Los atacantes del Granada se presentan en el Vicente Calderón con los peores registros goleadores de Primera y eso que el Granada es el séptimo equipo de la Liga que más remata (328). Ese desacierto convierte al conjunto de Abel en el tercero menos goleador del campeonato con 22 dianas. “Necesitamos goles de nuestros delanteros para salvarnos”, intuye López. Ighalo ha convertido en gol tres de sus 24 remates, Uche, tres de sus 26 disparos y, Geijo, uno de sus 22 intentos. Nada que ver con la artillería pesada con la que se medirá esta tarde: “Si hace falta, Falcao mete la cabeza en un avispero y Adrián es un futbolista extraordinario, con calidad y mucha movilidad. En la primera vuelta nos dio mucha guerra cuando salió en el segundo tiempo”. “Más allá de los clásicos, Cristiano, Messi, Benzema, Llorente o Soldado, otro de los delanteros que me ha creado muchos problemas ha sido Barral. En Primera, te dejan jugar más, pero un error es un gol casi seguro. En Segunda B los partidos eran auténticos campos de batalla. Yo pegaba mucho, tenía muchas peleas, los contrarios decían que era un cabrón, pero era más joven. Ahora soy menos temperamental”.
Los atacantes del Granada se presentan en el Calderón con los peores registros goleadores de Primera y eso que es el séptimo equipo de la Liga que más remata
Con la mayor parte de su carrera desarrollada en Segunda B, Iñigo López llegó a jugar en el Atlético B: “Estuve con Pepe Murcia. Me fui con pena, porque creo que podía haber llegado al primer equipo”. Por si no llegaba a la élite, estudió Administración y Dirección de Empresas y tiene una visión de esa burbuja del fútbol que acucia a muchos clubes: “La construcción también trajo mucho dinero a este deporte porque muchos presidentes procedían del ladrillo. Ahora hay que ajustarse, lo que no puede ser es que se prometan contratos que luego no se pueden pagar”.
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