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Álvaro, rey de Cornellà

El delantero del Espanyol firma tres goles y derrota en el último suspiro al Córdoba (4-2)

En el momento de mayor desesperación, ese que entrona a los grandes jugadores y minimiza a los aspirantes, Álvaro decidió decantarse por el primer grupo y solucionar una situación infartante ante un Córdoba que vendió cara una eliminatoria que pudo ser histórica. Su tercer gol valió el pase para los cuartos de final en una semana irrepetible tras el empate contra el Barça.

Tenía la necesidad el Espanyol de aprovechar la inercia del derbi para solucionar una papeleta incómoda. Y lo consiguió en nueve minutos gracias a una dejada de Sergio García que Álvaro convirtió en un remate furibundo. Marcada la trayectoria a partir del primer dardo, el camino no presentaba a primera vista mayores complicaciones para el conjunto de Mauricio Pochettino. Ni siquiera parecía hacerle falta ejecutar un pase limpio o buscar un remate pícaro, de esos que se cuelan entre las rendijas para asomar por el área rival. Con la clarividencia de Verdú bastaba para que las ocasiones llegasen solas. Liberado y sin ningún jugador del Córdoba que ejerciera de correa, el medio blanquiazul disponía de tiempo para decidir el destinatario de turno. A veces Sergio García, a veces Weiss y casi siempre Álvaro. Su gol ante el Barça le valió la titularidad ayer y le sirvió para destapar un tarro, el de los goles, que se le resistía más de la cuenta.

ESPANYOL, 4 - CÓRDOBA, 2

Espanyol: Edgar Badía; Raúl Rodríguez, Amat, Moreno (Javi López, m. 54), Dídac; Sergio García, Forlín, Romaric (Rui Fonte, m. 76), Weiss (Thievy, m. 54); Verdú y Álvaro. No utilizados: Dinu; Baena, Galán y Cristian Gómez.

Córdoba: Arias; Cerra (Borja, m. 46), Tena, Prieto, Fuentes; López Silva, Alberto, Hervás, Quero (Vico, m. 37); Patiño y Pepe Díaz (Garai, m. 85). No utilizados: García; Caballero, Ismael y Bernardo.

Goles: 1-0. M. 9. Álvaro. 2-0. M. 20. Álvaro. 3-0. M. 35. Dídac. 3-1. M. 39. Alberto. 3-2. M. 49. Pepe Díaz. 4-2. M. 88. Álvaro.

Árbitro: Clos Gómez. Amonestó a Prieto, Vico y Verdú.

22.109 espectadores en el estadio de Cornellà-El Prat.

El Córdoba asistía a una estampida, con el terreno del estadio de Cornellà-El Prat reconvertido en la sábana africana, no por la temperatura, sino por la placidez de sus llanuras. La fiera seguía mordiendo mientras la presa se desangraba. Falto de concentración y con los nervios a flor de piel, el conjunto andaluz perdía el rastro con facilidad y provocaba la descoordinación entre sus filas. Fruto del cual llegaría de nuevo otra sacudida. El balón desviado por Cerra impactaba en la espada de Aguilar y el rebote lo convertía Weiss en una asistencia para Álvaro.

En 20 minutos el Espanyol tenía el estómago aparentemente lleno a pesar de que no dejaba de mirar al bufé. Tanto que la voracidad de Dídac le hizo aparecer en medio de un pase que le buscaba para plantarse delante de Arias y definir con parsimonia.

En algo más de media hora se había saciado el Espanyol, pero el Córdoba aún no había perdido el coraje. Esas fuerzas de flaqueza que levantan murallas. Y creyendo de nuevo en su juego volteó el marcador. Primero, con un remate de cabeza de Aguilar que sorprendió a Badia, titular tras la sonada ausencia de Kameni. Un gol que sublevó al cuadro de Paco Jémez, que se aprovecharía al comienzo de la segunda mitad de una mala salida del portero debutante para que Vico, de nuevo de cabeza, inclinase la eliminatoria del lado visitante. Al Espanyol le clareó la estampa y se le aceleraron las pulsaciones. Obsesionado por marcar de nuevo, perdía la mirada colectiva y trataba de conseguirlo a partir de las individualidades. Thievy tuvo la asistencia más clara del partido delante y la cambió por un remate rocambolesco. Sin embargo, el tesón o la varita recién adquirida por Álvaro apareció a dos minutos del final con una vaselina que destrozaba de nuevo el alma del Córdoba. Es la voracidad del Espanyol, que, hoy por hoy, no entiende de tamaños.

El delantero del Espanyol Álvaro Vázquez pelea un balón con Patiño, del Córdoba.
El delantero del Espanyol Álvaro Vázquez pelea un balón con Patiño, del Córdoba.ANDREU DALMAU (EFE)

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