El vértigo frente a la pausa
El Madrid, con el mejor ataque de la competición, y el Barça, con la mejor defensa, se retan por el liderato de Liga con dos filosofías opuestas
Unos se esmeran en resguardar el aro propio. Los otros se lanzan a acribillar el ajeno. El Barcelona propone una partida de ajedrez, el Madrid un correcalles. Blancos y azulgrana se miden esta noche en el Palacio de los Deportes (20.45, Teledeporte) en busca del liderato de la Liga Endesa en un choque marcado por la ausencia por lesión de Juan Carlos Navarro, con una microrotura en la fascia plantar del pie izquierdo. El MVP del último Eurobasket se ha perdido nueve partidos de Liga Regular en las dos últimas temporadas y en ellos el Barcelona emborronó su expediente con un balance de cuatro triunfos y cinco derrotas. Un 44% de victorias, frente al 80% de triunfos global.
El clásico calibrará el potencial de dos de las mejores plantillas de Europa con dos caminos opuestos para llegar a las mismas metas. Marcelinho y Sada dirigen la metódica apuesta del Barça, la mejor defensa de la Liga con 65 puntos en contra de media por partido. "Intentamos defender bien, que no nos cojan rebotes en ataque; hacer un nuestro juego de triangulación; pasarnos mucho el balón... ese es nuestro estilo", cuenta Sada. Llull y Sergio Rodríguez impulsan el torbellino del Madrid, el mejor ataque con 82,1 puntos por encuentro. "Corremos muy bien y cuando corremos las cosas nos salen más fáciles, pero tendremos que defender y coger rebotes. Si hacemos esas dos cosas, todo vendrá rodado", apunta Sergio Rodríguez en busca de las claves del choque.
La pareja de bases madridistas representó las virtudes y los defectos del Madrid en el último precedente que les enfrentó al Barcelona. En la semifinal de la Supercopa, donde vencieron los azulgrana (74-70), Sergio Llull fue el tercer anotador del equipo con 12 puntos (tras los 14 de Pocius y Carroll), dio cuatro asistencias y cogió tres rebotes. Sin embargo, El Chacho, mejor asistente de la Euroliga (con seis entregas de media por partido), apenas sumó cuatro puntos y dejó en blanco el casillero de asistencias. Sin parangón al sprint, surgieron las dudas sobre la capacidad del dúo madridista para resolver partidos tácticos y cerrados.
Pero Pablo Laso no titubea con su ideario. "El baloncesto no consiste en defender, recuperar el balón y especular con él. Quiero un equipo constante en su juego. Constante en defensa y en ataque. Eso requiere de agilidad y dinamismo y creo que tengo los jugadores idóneos para ese estilo. Tengo jugadores rápidos, buenos en campo abierto, polivalentes, y hay que aprovechar sus virtudes. Intentamos ser poco previsibles". Con esa premisa, su primera decisión nada más llegar a Madrid fue confiar el timón a los Sergios (Rodríguez y Llull). El primero venía de completar un año discreto atenazado por el látigo de Messina en su regreso a la Liga tras su periplo estadounidense. El segundo se había consolidado como uno de los escoltas con más proyección del baloncesto español tras más de dos años alejado de las labores de dirección. Pero Laso no tuvo dudas y no reclamó ningún recambio tras la salida de Prigioni. "Salvo Michael Jordan, que jugaba de todo, los demás tienen su posición natural. Llull es un base que por circunstancias se vio obligado a jugar de dos y lo ha hecho extraordinariamente. Debe mejorar la lectura de juego, pero por edad y por condiciones está llamado a ser uno de los referentes en esa posición", explica Laso. Llull, que hoy cumplirá 175 partidos de Liga, refrenda la apuesta del técnico. "Me definiría como base. Empecé ahí y me siento cómodo. Es cuestión de cambiar el chip, de saber que hay que dirigir al equipo y hacer jugar a todo el mundo. Que nos entrene alguien que ha jugado en esa posición es una gran ventaja. Conoce el oficio y nos da buenos consejos".
Desde la pretemporada, el Madrid se lanzó a la carrera de la mano de Llull y Rodríguez. La pizarra de Laso propone un intercambio de golpes, transiciones rápidas, duelos a tumba abierta donde prima la intención de meter más puntos que el rival antes que la idea de encajar menos que el enemigo. Los blancos se han convertido en el mejor ataque en España y en Europa. En la Liga Endesa además lideran los apartados de valoración (97,3), rebotes defensivos (28), rebotes totales (40) y faltas recibidas (23,6). y su estilo ha enganchado con la afición. "Se juega como se vive y nosotros estamos alegres y con confianza y eso se transmite en el juego", apunta Rodríguez. "Todos aportamos, todos jugamos y eso en la dinámica del grupo se agradece. Lo pasamos bien. Somos prácticamente los mismos que el año pasado pero tenemos un estilo diferente. Nos meten más puntos que antes pero es un juego mucho más atractivo, a muchas más posesiones y eso gusta al aficionado", refrenda Carlos Suárez. Con esa inercia positiva el Madrid se ha blindado en su condición de local y suma 24 victorias consecutivas en Liga Regular. Sin embargo, casualidad o no, coincidiendo con la marcha de los nba (Rudy e Ibaka), el Madrid ha perdido 2 de los 3 últimos partidos de Liga y hoy llega el peor rival. Desde que Xavi Pascual llegó al banquillo del Barça, en junio de 2008, el balance es de 15-4 a favor de los azulgrana, que además han superado a los blancos en todas las eliminatorias y finales disputadas entre ambos equipos.
El último precedente mostró un pulso muy igualado. Aquel día en la Supercopa, 10 puntos consecutivos de Navarro en el último cuarto sentenciaron al Madrid, que ganaba por cinco puntos a menos de cuatro minutos para el final. Esta noche no estará La Bomba y el Madrid ve el cielo abierto.
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