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"Villa no se cansa nunca"

El asturiano vuelve a marcar y es elogiado por Guardiola

Piqué abandonó el coliseo Alfonso Pérez el sábado pasado con una petición, una súplica casi: "Confiad en nosotros". Habían perdido el primer partido de la temporada y calaba el discurso pesimista. Pero el llamamiento era unánime: "Queda mucha Liga, hay que levantar la cabeza". Lo ha hecho el Barça, en una noche fría, en un atípico martes. Se ha reencontrado con los goles y ha superado a un equipo pequeño que quiso sorprender en el Camp Nou y derrochó atrevimiento en la primera media hora de juego.

El planteamiento inicial de los de Sandoval obligó al entrenador del Barça a cambiar de planes; utilizó a Alves, que jugó hasta en tres posiciones diferentes, para romper los esquemas del rival, que saltó al campo con un marcaje al hombre —"Hasta que no acabara la jugada no podían dejar su marca", había explicado el técnico del Rayo—, y ganar la superioridad en el centro del campo. "Teníamos que buscar un juego más directo", se ha explicado Guardiola antes de felicitar "la valentía de Sandoval". "No teníamos continuidad en el juego, pero era muy difícil hacerlo en un partido así. Con un hombre más en el centro del campo hemos recuperado el control. Ha sido un partido extraño", ha admitido Pep. "Lo fácil hubiera sido meter cuatro o cinco defensas con alguien delante a quien lanzarle pelotazos, pero hubiéramos acabado encajando los mismos goles. Al menos hemos sido valientes", decía orgulloso Movilla.

Con el control de la pelota y los tiempos llegaron los goles. Quedaban poco más de 20 minutos para el final de encuentro y el culé, recuperado del susto del sábado, volvía a sonreír. Villa, autor del tercero, siguió presionando al rival y jugueteando con el fuera de juego. Así robó un balón en borde del área, pura hambre de gol, y dibujó una parábola que rozó el travesaño. El público coreó su nombre, un premio que el asturiano se ha tenido que ganar con el pico y la pala, desde una posición en el campo a menudo diferente a la que ha estado acostumbrado durante toda su carrera, y con un papel que ya no es el del goleador protagonista, como sí lo fue en el pasado. ¿Necesitaba Villa el gol? "Uno siempre lo necesita, pero cuando no llega también hago otras cosas", ha señalado él, con una media sonrisa, después de admitir que era importante para el equipo seguir sumando y más con un resultado tan holgado; además, por si había dudas sobre lo a gusto que se encuentra en el equipo, ha señalado que no le importa lo que se diga de él desde fuera.

El Guaje suma 10 goles esta temporada. Ocho los consiguió en los 10 primeros partidos. Los dos últimos, los que más se han hecho de rogar, los logró en los últimos 12. Las dudas sobre la ansiedad que esta sequía le producía han cargado el ambiente en cada partido del asturiano, que ha sumado este martes tres consecutivos como titular y, además, ha jugado los 90 minutos, algo raro, pues a menudo es uno de los primeros cambios de Guardiola. Un silencio sospechoso acompañó una de las primeras jugadas en las que participó: perdió un balón en ataque, pero siguió percutiendo por el centro y, sobretodo, por la izquierda, lanzando desmarques, filtrando balones por el área pequeña, hasta que llegaron los goles de su compañero Alexis. Y se relajó. Tuvo un premio doble: el gol y el reconocimiento del público, que no regala los elogios a nadie.

"A un jugador que va continuamente al espacio, que se mueve mucho en estas posiciones, lo tienes que encontrar. Si los compañeros no le pasan la pelota o no lo encuentran, no hará gol. Pero ya sabéis lo que es David para nosotros. No para de hacer movimientos al espacio, a veces la bola le llega y otras no. Pero no se cansa nunca de hacerlo. Sabe lo importante que es para el equipo", le defiende Guardiola. "Cuando el Guaje te encara es muy difícil de parar. Le reconozco en el jugador con el que jugué en el Zaragoza. Entonces tenía que buscarse más la vida que ahora; ahora tiene jugadores de más calidad a su alrededor. Trabaja mucho", le aplaude Movilla, excompañero del asturiano.

Los jugadores del Barça saltaron al campo con una camiseta azul y una leyenda discreta: "Tito, de esta también nos recuperaremos", en alusión a la enfermedad que sufre el segundo entrenador del equipo, operado recientemente de la glándula parótida y a quien no habían podido homenajear hasta ahora, pues el primer día que no pudo sentarse en el banquillo, contra el Milan en San Siro, la UEFA no permitió mensaje alguno de los jugadores azulgrana.

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