"El que gane puede vacilar, pero de manera sana"
Salió del filial deportivista y tuvo que pasarse tres temporadas de cesión en cesión para cumplir su sueño de jugar en el primer equipo. Hoy, Álex Bergantiños (A Coruña; 1985) es uno de los pilares que sostienen el entramado levantado por José Luis Oltra, el centrocampista más agonístico, tan dotado para la presión y la brega que incluso en algunos partidos el técnico le ha desatado de su radio de acción por delante de la zaga para que incomode la salida de balón del rival.
Pregunta. A veces se le ve en zonas donde no está acostumbrado a jugar.
Respuesta. Va en función del partido. Lo hice en Córdoba para tapar a Hervás, que salía con la pelota jugada. En mi época en Xerez, también iniciaba a veces la presión. Lo que pasa es que, si recuperas la pelota, participas más arriba, pero mi labor sigue siendo dar equilibrio, defender bien y tratar de dar continuidad al ataque.
P. ¿En el Fabril [Deportivo B] jugaba siempre en la cabeza del área propia?
R. Sí, pero he evolucionado un poco y cada vez me encuentro menos incómodo en esas ocasiones. Hasta juveniles era central, al pasar al Fabril alterné ahí y en el lateral derecho, pero pronto me asenté como mediocentro.
P. ¿Cuál es el primer derbi que recuerda?
R. Cuando los tres equipos gallegos, Deportivo, Celta y Compostela, estaban en Primera. Iba como espectador a la grada de Pabellón.
P. ¿Un chico de la cantera sueña con jugar estos partidos?
R. Ni se lo imagina. Fue como cuando debuté con el Xerez en Primera y me enfrenté al Madrid o al Barcelona. Pero es un orgullo jugar un derbi con la camiseta del equipo en el que siempre quise estar, aunque sea en Segunda. Pero debo separar lo emocional y centrarme en lo profesional. Es un partido ante un rival directo por el ascenso, pero uno más.
P. ¿Trabaja mejor el Celta la cantera?
R. Son momentos. Ellos bajaron y tuvieron donde escoger, el Depor no tanto. Pero años atrás, tuvo una generación espectacular con aquel equipo de Iago, Carril, Xisco, Piscu, Fabricio, Pita, yo mismo... Entonces en el Deportivo las plantillas eran amplias y era difícil asentarse. Hay que esperar que el trabajo de juveniles para abajo vaya dando frutos.
P. El Fabril jugó hace 15 días en casa contra el Betanzos con siete futbolistas foráneos y recién llegados. ¿No se desliza un mensaje de desánimo para juveniles y cadetes?
R. La cantera va también por rachas. Antes era más complicado que ahora llegar al filial con 17 años.
P. ¿Cómo siente la rivalidad?
R. Es sobre todo cachondeo. No debe pasar de ahí y estos últimos días se ha confundido un poco todo. Tantos años sin jugar genera ansiedad y eso es peligroso. Nuestro deber es calmar a la gente. Lo comparo con el derbi vasco: allí ves a las dos aficiones juntas. Al final, el que gana vacila al otro, pero de manera sana. Lo que no puede ser es que haya gente que tenga miedo a ir al estadio con sus niños. Esto es un espectáculo, un deporte.
P. ¿Es favorito el Celta?
R. No creo que haya un favorito, pero es bueno que el entorno crea que ellos lo son. Nosotros tenemos lagunas en algunos momentos de los partidos, pero no estamos tan mal como se da a entender. Vamos a estar siete u ocho equipos muy igualados hasta el final de Liga.
P.. Se esperaba un Depor dominador de la categoría.
R. El deseo va sobre la realidad. La historia no cuenta y nadie se pasea. Un empate en Murcia sabe a poco y no es así. Pero seguro que llegará nuestra buena racha.
P. Quizás las críticas se encaminan más a las sensaciones que ofrece el equipo, a su juego. A la producción del centro del campo, por ejemplo.
R. Es verdad que en algunos partidos estuvimos espesos en ataque y que fuera de casa nos cuesta el desborde en la última línea, pero conozco la categoría y le aseguro que es complicado hacer más de cuatro ocasiones claras por partido.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.