Terol, atenazado por los nervios

La teoría no es la práctica. Al menos no es fácil convertir los consejos, los pensamientos, las intenciones, en hechos. Nico Terol necesita tan poco para convertirse en el nuevo campeón de 125cc que ni siquiera parece capaz de llegar al mínimo. En el fin de semana más importante de su vida, ése en el que debe culminar una maravillosa temporada con el título por el que tanto ha peleado, parece atenazado por los nervios, incómodo sobre su Aprilia, a la que llama Marisol, con la que acostumbra a hablar e incluso le hace carantoñas, y a la que mira estos días como si acabaran de conocerse.

Ha acumulado el de Alcoy, de 23 años, tanta tensión desde que empezara a llover cuando aguardaba dispuesto en la parrilla en el GP de Australia, el primero en el que tenía opciones matemáticas de hacerse con el campeonato, que es un palo sobre su moto, incapaz de descolgarse con la natural habitual. Además, puesto que volvió a fallar a la carrera siguiente, en Malasia, tendrá que jugárselo a todo o nada en la última carrera del año, mañana en Valencia, su tierra, donde la carga de presión es mayor, si cabe.

Necesita poco Terol, pero debe terminar la carrera, y si su gran rival, el francés Johann Zarco la ganara, necesita terminar, como mínimo en el 11º puesto. Poca cosa. Pero hay que cruzar y ver la bandera de cuadros. Cuatro pilotos en una situación muy similar a la suya no lo consiguieron, lista negra en la que figura el mismísimo Valentino Rossi, que se cayó en este mismo circuito el año 2008 y fue Nicky Hayden quien ganó el título.

Necesita poco y no parece ir bien encaminado. No se encuentra cómodo, lo confiesa, y, además, resulta evidente al comprobar los resultados de sus entrenamientos, por mucha agua que haya caído estos días por tierras valencianas, algo difícil de imaginar. Ha sido 10º, 12º y cuarto en las tres sesiones libres, noveno en las clasificación de este sábado, a más de tres segundos del mejor, Danny Webb. Cuando, además, Zarco ha estado siempre entre los tres mejor colocados y mañana saldrá desde la primera línea, en el tercer lugar. La suerte está echada.