Bradl ya es el campeón de Moto2
Márquez anuncia su retirada al comprobar que sus problemas de visión no han desaparecido
No se produjo el milagro que tanto esperaba Marc Márquez y en el que tan poco confiaba su entorno -solo un médico de los que le atendió obligó a mantener la esperanza-. Pero al español no se le ha aclarado la vista -tiene una inflamación interior en la zona que le oprime el nervio óptico después de la caída que se produjo en el circuito de Sepang, hace dos semanas- y Stefan Bradl ya es el nuevo campeón del mundo de Moto2. El Mundial lo reconoce como tal tras la confirmación oficial de la retirada de Márquez, anunciada la mañana de este sábado al comprobar que los problemas de visión no habían remitido.
"El piloto ha esperado hasta el último momento para intentar recuperarse, pero no disputará los entrenamientos ni la carrera mañana, por lo que el título de Moto2 es definitivamente para Bradl, con el que ha mantenido una intensa lucha en la segunda mitad de la temporada 2011", señalaba el comunicado oficial de Repsol, patrocinador del de Cervera (Lleida). Un día antes, el chico se rendía ante lo evidente: "Ha habido un piloto mejor que yo. Y el mejor ha sido Bradl. Solo ha hecho un cero, a nosotros en cambio nos han pesado mucho los tres ceros del principio del año. A pesar de todo, nuestro peor resultado en pista ha sido un tercero, de lo que me siento muy orgulloso", concedía.
Así, respira definitivamente Bradl, que ha vuelto a ser el más rápido en los entrenamientos después de haber padecido como pocos en los últimos meses, sobre todo porque cuando comenzó el curso, con cuatro victorias en seis carreras, parecía que nadie le iba a toser. Sí lo hizo Márquez, irreverente a los 18 años, que enmendó su mal inicio en su estreno en la categoría intermedia -cero puntos en las tres primeras carreras- con una réplica sensacional, con siete victorias que pusieron en entre dicho la autoridad del alemán. Tanto, que solo los últimos tropiezos de Márquez le privaron de disputar el laurel definitivo, tras una remontada histórica de 82 puntos de diferencia con el líder.
Aún así, el piloto español se alza con el subcampeonato en su año de debut en Moto2, después de cosechar unos números brillantes: siete victorias, 11 podios y siete poles. Bradl, se lleva un galardón mayor, el que premia su constancia y su regularidad, a pesar de que no se ha vuelto a alzar con la victoria desde que ganara el GP de Gran Bretaña, la sexta carrera del año. Desde entonces y hasta su abandono por lesión en Malasia Márquez sumó seis victorias, dos segundos puestos y un tercero tras una escalada imposible desde la cola de la parrilla, en Australia. Su disputa ha sido bellísima. Y, para gloria de los aficionados, se prolongará el año próximo, pues ambos, aunque fueron tentados con subir de categoría, permanecerán en Moto2.
La última sesión de calificación del año fue extrañísima. El ya designado como el nuevo campeón del mundo de la categoría salía a correr, daba siete vueltas con su Kalex, hacía el cuarto mejor tiempo, y con las primeras gotas de lluvia volvía a su garaje. Y solo entonces empezó a celebrar el título, en su box, sin haber terminado siquiera la sesión en la que se debatía quién tendría la pole, sin necesidad de correr el domingo. Empezó a recibir abrazos, palmaditas en la espalda, a atender a todas las televisiones que emitían la sesión en directo, y a seguir recibiendo abrazos, una felicitación detrás de otra. La suya fue una celebración diferente, casi única, relajada, tanto como su carácter, la de un piloto de motos que de pequeño se dedicaba a jugar a fútbol, que no compitió con su primera minimoto, sino que se la encontró en la calle, la arregló y la usó para jugar, como un crío cualquiera. Ese niño cualquiera ha recibido hoy el premio a su regularidad, sin épica, sin sufrimiento, solo dejó caer la fruta, que ya estaba madura.
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