Márquez: "Yo aún espero un milagro"

Cada día, cuando se levanta, lo primero que hace Marc Márquez es comprobar si su visión vuelve a ser perfecta. Mueve sus ojos hacia la derecha: todo correcto; mira hacia el frente: la claridad no es absoluta; comprueba qué tiene a la izquierda: y los problemas de doble visión siguen ahí. ¡Vaya! No ha habido suerte. Sus mecánicos miran el móvil esperando un mensaje que les dé algo de vidilla este fin de semana. El taller está preparado, la moto espera inquieta, casi tanto como el piloto, al que le encantaría salir a pista. "Pero no se puede jugar con estas cosas. Tengo que tener paciencia, ya me lo han dicho los médicos". También le han dicho que podría recuperar la visión de un día para otro, porque esa inflamación, que va mejorando cada día -desde que hace dos viernes se cayera en el circuito de Sepang al tropezar con un charco en la pista- y es la que oprime un nervio óptico del de Cervera (Lleida), podría dejar de provocarle esos problemas de diplopía en cualquier momento.

"Están todos esperando el ¡cling!", dice la mamá, Roser, en referencia al momento en que los problemas de su hijo se hayan desvanecido por completo. La recuperación de estos casos puede alargarse dos días o dos semanas, así que nadie descarta nada. Y menos, el corredor, 18 añitos, y todo ganas. ¿Sigue esperando el milagro?, le preguntan esta mañana lluviosa de viernes, en su taller, mientras se celebran los primeros entrenamientos de Moto2 con una de las estrellas de la categoría convaleciente y encerrada en el garaje. "Yo sí, dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Un médico me dijo que existía una pequeña posibilidad, así que aunque lo veo muy difícil, nada es imposible. Además, he mejorado bastante en los últimos días".

Dice que siente impotencia porque él es el primero al que le gustaría estar en la pista luchando por el campeonato delante de su público, el mismo que ya le vio el año pasado coronarse como campeón del mundo de 125cc en la última carrera del año. Esta vez, todo se complica. Si ese milagro no se produce entre hoy y mañana y Márquez no puede salir a la clasificación del sábado, Stefan Bradl, líder de Moto2 con 23 puntos de ventaja, será el virtual campeón del título, pues en ausencia del catalán no necesitaría siquiera correr el domingo.

El alemán, que fue el mejor en los primeros libres de este viernes, sin embargo, anda casi tan inquieto como el español. Su equipo cree que el anuncio de que Márquez no correrá, "salvo mejoría de última hora", no es más que una estrategia para ponerle nervioso. Lo cierto es que aunque se recuperara necesitaría de otro milagro en carrera: para arrebatarle el título debe ganar la carrera y que Bradl no termine entre los 13 primeros. Una quimera. No hay de qué lamentarse, opina Márquez. "Bradl ha sido el mejor. Y uno solo se siente campeón cuando gana. Ha habido otro piloto mejor que yo, aunque la remontada de 82 puntos que hicimos, todas las victorias y podios quedan ahí, para orgullo mío y el de mi equipo. Hemos hecho un gran trabajo", concluye.