Llorente, el dios de la lluvia
El delantero del Athletic abate al Atlético tras silencia San Mamés con un amago de lesión
Jueves por la noche y San Mamés bien poblado solo podía tener una explicación. Más allá de la fe que se profesa en la catedral y un buen estado de ánimo general, la aposentaduría que decía Vicente Cantatore (aquel entrenador chileno del Valladolid), sabía que la emoción fuerte, el ritmo, los riesgos, las polémicas y la épica estaban garantizadas. Athletic y Atlético acostumbran a este tipo de partidos intensos, más profundos que estéticos, más aún cuando ambos andan necesitados de puntos, de mirar hacia arriba para dejar de tener ojos en la espalda. Dicho y hecho. De principio a fin. El ímpetu del Athletic y la necesidad del Atlético (y de su banquillo) necesariamente tenían que abrir espacios, romper líneas y proponer esos partidos esplendorosos, que no espléndidos, por cuyos pasillos transitan con igual intensidad los futbolistas y el público. Y Llorente, el león herido, apelando a la épica y a la ética del futbolista cuando no quiso irse tras una torsión y cambió dolores por goles, los famosos goles del cojo, que en realidad no está cojo sino herido.
ATHLETIC CLUB, 3 - ATLÉTICO DE MADRID, 0
ATHLETIC CLUB: Iraizoz; Iraola, Ekeiza, Amorebieta (San José, min.17), Aurtentxe; Iturraspe, Javi Martínez (Herrera, min.46), De Marcos, Susaeta, Muniaín (Toquero, min.64) y Llorente.
ATLÉTICO DE MADRID: Courtois, Sílvio, Miranda, Godín, Filipe; Assunçao, Gabi, Arda Turan (Pizzi, min.72); Diego (Koke, min.80), Reyes (Salvio, min.57) y Falcao.
-GOLES: 1 - 0, min.68, Llorente. 2 - 0, min.71, Llorente. 3 - 0, min.75, Toquero.
-ÁRBITRO: Teixeira Vitienes (Col.Cántabro). Amonestó con cartulina amarilla a Javi Martínez (min.19), Aurtenetxe (min.37) y Ekeiza (min.80) en los locales; y a Godín (min.33), Miranda (min.52), Silvio (min.67), Assunçao (min.81) y Silvio (min,.85) en el Atlético de Madrid.
-ESTADIO: San Mamés.
Por ahí anduvo al principio el turco Turan, como Pedro por su casa, engañando una y otra vez a la defensa del Athletic: que si a la espalda de Javi Martínez, que si a la de Aurtenetxe, que si a la de Iraola, la típica mosca molesta en una tarde de verano. Turan era el líder que confundía al Athletic, habida cuenta de que Gaby andaba taciturno, no se sabe si ninguneado o autoexcluido del partido. Fueron los momentos de gloria del Atlético, cuando pudo marcar Falcao y respondió Iraizoz ratificando la confianza pública de Bielsa, y cuando pudo golear Filipe Luis, que cruzo en exceso. Tenía el Athletic los pasillos de la catedral, en jornada de puertas abiertas.
Le costó al Athletic un buen rato juntarse y un rato más mirarle a los ojos a Courtois. Pero el Atlético murió en ese rato. Godin, disperso, grande de cuerpo pero pequeño en el juego, derribó con la mano a Susaeta, pero el árbitro entendió que fue una caricia amistosa. En cualquier caso, la jugada asustó al Atlético que se convirtió en una sombra errante en cuanto se cerraron los pasillos.
El Athletic, cuando se agrupó, sometió al rival al habitual asedio: el que se produce con el espíritu de San Mamés anudado al estilo de Bielsa. Iturraspe tomó el mando, visto que Javi Martínez (que fue sustituido en el descanso) andaba escaso de ideas y de fortuna. El Athletic se olvidó de la lesión temprana de Amorebieta, que dio entrada al poco utilizado San José, y luego le recorrió un escalofrío cuando Llorente tuvo una torsión que forzó su rodilla ya herida y San Mamés calló. Luego bramó, cuando el delantero internacional regresó al terreno de juego. Fue alivio y esperanza. El "grande" siempre es el "grande", sobre todo si el pequeño genio, Muniain, no tiene su día, perdido en la isla de la media punta, sin sus arrebatos naturales que rompen líneas y defensas. El "grande" se había sacado un disparo magnífico que exigió al mejor Courtois. Se había peleado con todos y había puesto accidentalmente, solo, en juego su dolorida rodilla.
Y quiso la lluvia, que caía insistente en Bilbao, que fuera Llorente el que abriera el marcador en una jugada que delataba a todos los participantes: a Susaeta por listo para recibir un saque de banda, al Atlético porque ya jugaba con el pijama y a Llorente porque es capaz de meter un gol con los tacos de la bota, mediante roce en la defensa rojiblanca, para que el balón entrase llorando, emotivo, como puntos suspensivos hacia el área.
Y quiso Toquero con un centro medido hacer más grande al supuesto cojo que rescató su mejor remate de cabeza, su mejor estilo para superar a un hundido (climatológica y deportivamente) Courtois.
Como anda Bielsa metido en plegarias para resarcir los daños, el cielo lluvioso le hizo caso y Toquero cabeceó el tercero tras un centro enroscado de Ander Herrera. Era su premio. El Atlético había dimitido hacía muchos minutos. Sin paraguas, se había ido del campo. Manzano ni salía del banquillo. De momento.
Manzano: "Desaparecimos tras el primer gol"
Gregorio Manzano, el entrenador del Atlético, se lamentó de que, después de "haber estado bastante bien" en la primera parte, su equipo se viniera abajo: "Desaparecimos del campo tras encajar el primer gol". "El Athletic se vino arriba y a nosotros nos faltó personalidad para hacerle frente", reconoció antes de matizar que no se teme "lo peor", es decir la destitución, por este nuevo traspié, en el que además sus jugadores volvieron a quedarse sin marcar. "Ahora se trata de preparar la cita contra el Zaragoza, ante el que habrá que salir al 200%", planteó antes de insistir en que tuvieron oportunidades para adelantarse en el marcador y en que, si lo hubieran conseguido, quizá el desarrollo del encuentro habría sido diferente.
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