Soldado calma Mestalla
Un gol al final del delantero del Valencia iguala un gran tanto previo de Muniain
Hubo dos jugadores magníficos en Mestalla y los dos merecieron un buen premio. Uno fue Muniain, autor de un gol que lanzará su carrera. Rodeado de defensas, los fue salvando hasta ajustar el punto de mira y colocar la pelota en la escuadra de Guaita. Justo cuando el Athletic parecía sin recursos ofensivos, privado de Llorente y dominado por un Valencia creciente, Muniain tomó Mestalla. Y el público, que había perdonado a su equipo por su indudable esfuerzo, se quedó frío, sin respuesta. Al menos hasta que Ever Banega, el otro protagonista de la tarde, envió el enésimo pase a Soldado, ya en el descuento, cuando el delantero valenciano regateó a Iraizoz antes de marcar. Un empate que supone una tregua entre la hinchada y el conjunto de Emery, muy castigado por los nervios de algunos jugadores, sobre todo Pablo, que había fallado el pase del que sacó provecho Muniain.
VALENCIA, 1 - ATHLETIC
Valencia: Guaita; Miguel, Ricardo Costa, Víctor Ruiz, Mathieu; Feghouli (Pablo, m. 74), Topal, Banega, Canales (Piatti, m. 35); Jonas (Aduriz, m. 80) y Soldado. No utilizados: Diego Alves; Bruno, Jordi Alba y Tino Costa.
Athletic: Iraizoz; Iraola (Gurpegui, m. 46; Ander Herrera, m. 60), Ekiza, Amorebieta, Aurtenetxe; Javi Martínez; Susaeta, Iturraspe, De Marcos, Muniain; y Llorente (Toquero, m. 46). No utilizados: Raúl; San José, David López y Gabilondo.
Goles: 0-1. M. 75. Muniain. 1-1. M. 90. Soldado.
Árbitro: Clos Gómez. Amonestó a Soldado, V. Ruiz, J. Martínez, Iraola, A. Herrera e Iturraspe.
Unos 30.000 espectadores en Mestalla.
Mientras Canales abandonaba en camilla el campo (afectación del menisco externo de la rodilla derecha), Llorente cabeceó poderoso al poste izquierdo. El rechace golpeó en la espalda de Guaita y se paseó silencioso por la línea de gol antes de salirse. La acción marcó el punto álgido de la pujanza rojiblanca, imponiendo la presión y el físico ante un rival intimidado por su propio público. Sometido a sus nervios a la hora de sacar el balón jugado desde atrás, sin la paciencia de un público que no le perdona el fiasco del miércoles en Leverkusen. Y con un Athletic impetuoso y ambicioso que poco a poco iba empujando al Valencia hacia su propia área.
El cambio, curiosamente, le dio aire al cuadro de Emery, pues la presencia de Piatti cambió la fisonomía de su juego, mucho más imprevisible por los desmarques de ruptura del pequeño y veloz extremo. Al igual que al principio del choque, eEl Valencia recuperó la autoestima y se puso a los pies de Ever Banega, el único que, con sus quiebros y culazos, escapaba a la fuerza rojiblanca. Nadie pudo tumbarlo. Hizo sufrir al Athletic. Y el caño que le tiró a De Marcos, a de 10 a 10, simbolizó el cambio en la hegemonía del partido. Y la chulería, claro, del mediocentro argentino.En esa dinámica, los apuros de Iraizoz en un despeje los transformó Jonas en un toque cruzado, desde el carril del ocho, camino del gol, con el suspense de un putt de golf, hasta rebotar en el poste y en el portero, golpeado a su vez contra el hierro..
Sorprendentemente, Bielsa dejó en la ducha a Iraola y Llorente en el descanso. Gurpegui ocupó el lateral derecho y Toquero quedó como único referente en ataque. El Valencia comenzó la segunda parte con otro remate pifiado de Jonas; Emery respondió mandando calentar a Aduriz.El Valencia creyó haber encontrado un filón en su ataquepor la izquierda hasta que otra lesión con muy mala pinta, la de Gurpegui, reestructuró esta vez al Athletic. Bielsa dio paso a Ander Herrera y retrasó a De Marcos al lateral derecho. Banega siguió siendo el hombre del partido, con regates que resultan hasta humillantes para el contrario. El argentino metió a sus compañeros en el choque y también al público. Sobre todo cuando el árbitro obvió un agarrón de Amorebieta a Soldado dentro del área.
Mestalla estaba ya tan identificada con su equipo que ovacionó a Feghouli cuando el joven francés se marchó a toda prisa al banquillo para serfue sustituido. Por Pablo, que tuvo la negra. Erró en un pase cuando el Valencia trataba de salir jugando y el balón cayó en pies de Muniain, autor de estupendo. Fue esquivando rivales y buscando el hueco desde la frontal. Lo encontró con el permiso de Ricardo Costa, marcador a distancia, y desde allí colocó el balón de rosca a la escuadra. La gente se iba de Mestalla cuando Banega encontró la recompensa con ese pase del que por fin sacó provecho Soldado.
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