"Sufrí mucho para volver"
Higuaín confiesa que necesitaba "un partido así" para reivindicar su valía
Antes de Cornellà, Higuaín solo había disputado 128 minutos, repartidos en cinco partidos, con el Madrid. El argentino había quedado desplazado por el francés Benzema y su juego asociativo. El Pipita no había sido titular desde que sufrió una lesión en la espalda, en diciembre de 2010. Ayer, ante el Espanyol, volvió a ocupar un lugar de inicio aprovechando el hueco que dejó Benzema por la lesión sufrida ante el Ajax. Fue como reencontrar a un viejo amigo. Higuaín había marcado al Espanyol en cuatro de los ocho encuentros en los que se habían cruzado. Ayer, en solo 17 minutos, ya había logrado su quinto tanto ante el equipo catalán.
No fue una noche cualquiera para el argentino. Le elevó un escalón por encima de uno de los goleadores más queridos por su hinchada: al lograr tres tantos, suma 74 en la Liga con el Madrid, lo que le sitúa, por delante de Morientes, como el 18º goleador más productivo en la centenaria historia de su equipo. Lo que El Moro tardó ocho temporadas en conseguir a El Pipita le ha llevado seis.
El tono de voz de los entrenadores muchas veces delata el mensaje que se esconde tras sus declaraciones. El de Mourinho fue más bien de onda corta, flojo y sin sobresaltos a pesar de un resultado del que bien podría haber presumido. No parecía estar especialmente emocionado: "Ha sido un partido importante. Nos ha servido para salir de una situación complicada. Tuvimos tres encuentros malos y esta semana los hemos cambiado por tres victorias que nos han servido para recuperar la confianza".
A pesar de reconocer las debilidades del gigante, no le tembló el pulso al exponer su valoración. "No he aprendido nada de esos pinchazos. El fútbol sigue siendo fútbol", replicó manteniendo el volumen de voz. Ni los tres goles de Higuain ni las dos asistencias de Cristiano o el tanto de Callejón parecían ser motivo suficiente para entonar un solo agudo que retumbase en las paredes. "Estoy contento por el trabajo realizado por los jugadores, sobre todo por los que no han participado en las últimas ocasiones. Me quedo sobre todo con eso", resumió.
Uno de esos jugadores es Higuaín que si algo tiene es fe en sí mismo y la cabezonería de quien sabe que puede entrar, aunque de vez en cuando se le esconda la puerta. Mourinho se la enseñó ayer y la cruzó en tres ocasiones. "Estoy contento por todo lo que sufrí, mucho, para volver y por todo lo que he peleado. Necesitaba un partido como este". Hasta su primer gol, los madridistas deambulaban cerca del área local sin localizar a un Özil anudado a la izquierda mientras Kaká trenzaba sin estirar la cuerda. Voluntarioso, rápido de pies, pero menos imaginativo que el alemán, los pases del brasileño chocaban contra la defensa estática del Espanyol. Unos metros atrás, el Madrid trazó una línea a partir de la cual se activaban los sistemas. La pasada victoria contra el Ajax destapó la faceta contragolpeadora de un Madrid que se sintió igual de cómodo en el papel. Utilizando a Cristiano como eje sobre el que atraer y distraer, encontró el gol en una aproximación vertiginosa. En un pase largo de Arbeloa, Higuaín reventó la red. El lateral ocupaba el lugar de un Ramos desplazado al eje de la defensa: "Hemos hecho un partido muy sobrio, aprovechando las oportunidades de gol. Sabemos que el equipo a la contra es fuerte y por eso debemos complementar el ataque con una buena defensa. Estoy muy contento por El Pipa".
Otro al que le salieron las cosas fue a Callejón. Frente al que fuera su anterior equipo, marcó su primer gol con el club blanco: "Me he notado un poco extraño porque he entrado en el banquillo del equipo visitante. Tenía muy claro que, si jugaba y marcaba, tenía que pedir perdón. Era un gesto obligado".
La otra cara de la moneda fue la de Pochettino: "Hemos hecho un buen partido. El marcador está ahí por la efectividad y la pegada del Madrid, algo que nos faltó a nosotros".
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