España se cuelga la primera medalla

Andrea Fuentes conquistó la primera medalla española de los Mundiales de Natación de Shanghai. Lo consiguió en el solo técnico, la prueba que abre el torneo de natación sincronizada, condicionada por una gran presión ambiental y deportiva, acosada de cerca por la nadadora canadiense y obligada a seguir la estela de dos adversarias formidables, la china Xuechen Huang y la primera figura rusa, Natalia Ischenko.

Obligada a liderar un equipo huérfano de la generación de veteranas que lo situó entre las primeras potencias mundiales, Andrea Fuentes sintió sobre sus hombros todo el peso de la responsabilidad cuando saltó a la piscina. Natalia Ischenko acababa de encender al jurado con 98.300 puntos en una de sus acostumbradas exhibiciones de fuerza y precisión. La prueba obliga a cada participante a realizar siete elementos técnicos. El guión es poco flexible. Se premia la exactitud de cada gesto, la energía con que se realiza, la capacidad para empujar el cuerpo fuera del agua en línea recta, sin oscilar, con potencia y control. Natalia Ischenko respondió a la partitura sin ceder un centímetro, sincronizando cada movimiento con las notas que interpretaba. El premio fue el oro.

Andrea Fuentes, de 28 años, supo responder con elegancia y valor. Su ejecución fue notable, incluso en la última figura, la más difícil, eso que los técnicos conocen como 'pez volador' y que requiere una flexibilidad y una potencia que la española no siempre alcanza para merecer buenos puntos. Esta vez lo clavó alentada por 'Summertime' de Janis Joplin. Fue su primera medalla en solitario en unos Mundiales y tuvo el valor añadido de ser la que rompía el hielo. El éxito imprescindible para reforzar la confianza en un grupo de chicas con poca experiencia en el arte de flotar por su cuenta cuando el reclamo es máximo. Con el nuevo podio ya son cinco los Mundiales consecutivos en que el equipo español consigue medallas. Desde Barcelona 2003 las nadadoras de Ana Tarrés han demostrado una capacidad de regeneración a prueba de crisis. En Shanghái ya tienen un bronce.