A cuadrarse, juega Watson

Pablo Larrazábal, que con sus 28 años es respetuoso con los veteranos que han hecho historia en el golf, no lo dudó cuando vio pasar junto a él a una leyenda vida, Tom Watson, el estadounidense que a los 61 años todavía sigue jugando después de ganar ocho grandes (entre ellos cinco Open Británicos) entre 1975 y 1983. "¡A cuadrarse!", dijo el barcelonés, admirado por lo que sigue haciendo Watson.

El Open de 2009 siempre será recordado por el perdedor más que por el ganador. Pocos recuerdan aquella edición en Turnberry como la del triunfo de Stewart Cink, sino como el año en que Watson rozó la historia con mayúsculas. Con 59 años, estuvo a punto de convertirse en el ganador más viejo de un grande, destrozando el récord de Julius Boros, que venció con 48 el Campeonato de la PGA de 1968. Watson hubiera pulverizado por más de un decenio ese registro, pero cuando tenía la gloria en los dedos, encadenó una serie de fallos en el último hoyo del último día y desembarcó en un desempate con Cink en el que, perdido mentalmente, tenía todas las de perder.

Han pasado dos años y Watson sigue al pie del cañón con 61 años. Y nada de ser un veterano que se arrastra por el campo entre aplausos de consolación. La gente aplaude con motivo. Esta mañana, por un increíble hoyo en uno en el hoyo seis, un par tres de 162 metros. La pelota botó un poco antes y se coló de manera perfecta. Una lección para el amateur inglés Tom Lewis, de 20 años (¡41 más joven!), que a su lado miraba maravillado y que tuvo un día mucho peor (cuatro sobre el par).

Watson acabó la jornada en el par, y solo dos por encima del par del campo después de las dos primeras jornadas. Una renta suficiente, a priori, para pasar el corte. Watson no deja de sorprender.